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Biografía de Otto Bartning

Karlsruhe, 1883 - Darmstadt, 1959

Arquitecto alemán. Inició su formación como arquitecto en las escuelas técnicas de arquitectura de su ciudad natal y amplió sus estudios en la escuela técnica de arquitectura de Berlín. Durante su estancia en la Artbeitsrat, fue el responsable de la elaboración de su plan de estudios, que tuvo gran influencia en el que posteriormente elaborarían Walter Gropius y Johanes Itten para la Bauhaus. Posteriormente fue nombrado director de la Staalichen Bauhochschule. Permaneció em dicho cargo hasta 1930, año en el que fue destituido por motivos políticos por el ministro del interior e instrucción de Turingia, W. Frick , quien nombró a Schultze-Naumburg como su sucesor

Sus primeros trabajos ya dieron muestra de su originalidad dentro del panorama de la arquitectura europea. Se sumó a la corriente expresionista alemana, aunque siempre mantuvo una visión personal de ésta. Frente a las formas orgánicas y las superficies modeladas propuestas por sus contemporáneos como Mendelsonn, Hoetger y Luckhardt, Bartning propone una arquitectura con una inquietud expresionista, pero que deja sentir la influencia de la corriente medievalista alemana de principios de siglo

Bartning demostró su originalidad en la planificación de edificios religiosos. Sus célebres iglesias caracterizadas por el uso de estructuras metálicas y altas fachadas de influencia medievalizante muestran en su planta la influencia del racionalismo germano, que se manifiesta en el empleo del altar central. Como ejemplos destacados, cabe citar la iglesia de la Resurrección de Essen, realizada entre 1929-30 y que se caracteriza por el empleo de la planta circular, y, un año antes, en 1928, la iglesia que construyó con motivo de la exposición Pressa celebrada en Colonia. También fue significativa, dentro de su producción de edificios para el culto protestante, la famosa Strahlenkirche. La llamada “iglesia radiante” no llegó a construirse, pero se conserva la maqueta que realizó como modelo en 1922. Es éste uno de sus edificios más próximos al estilo del Jugendstil, con claras referencias a la arquitectura organicista de Gaudí

A principios de la década de los 20 Bartning desempeñó un papel fundamental en el movimiento expresionista berlinés. Construyó diversas casas que reflejan su particular sentido integrador de la corriente expresionista en el panorama racionalista que se abría paso en la arquitectura germana posterior a 1919. La conocida como Casa para un director, (Zweipau, 1923-1925) es una obra representativa de este periodo. Conjuga, como en el resto de su producción, el desarrollo en planta desde una perspectiva racionalista, articulada por medio de una rígida simetría, con su alzado en el que manifiesta la influencia de la arquitectura germana vernácula. Es precisamente en su fachada y paramentos exteriores donde más se manifiesta su personal visión arquitectónica. En estas construcciones emplea elementos aparentemente arcaizantes, como contrafuertes a ambos lados de la fachada

Otra obra de Otto Bartning, la casa Schuster (Wylerberg), situada en las proximidades de Kleve y realizada entre 1921 y 1924, presenta en planta y en el desarrollo de su gran fachada una organización similar a la anterior. En ella muestra Bartning una evolución hacia el expresionismo más pleno, aún a pesar de su geometría excesivamente nítida. También cerca de Kleve realizó la que se considera la más acertada de sus producciones de este período, la casa Wylerberg, en la que diseñó la que se conoce como sala de música. Su forma irregular con entrantes y salientes en ángulo queda estabilizada por su precisa simetría axial articulada en torno al torreón central. Comparadas con sus contemporáneos, las superficies modeladas de los diseños de Otto Bartning aparecen como modelos sencillos y ceremoniosos, que reflejan una concepción arquitectónica serena y estática frente a manifestaciones más profundamente expresionistas como las obras de sus contemporáneos Wassili Luckhardt, Herman Finsterlin o Hoetger

Bartning fue de los pocos arquitectos expresionistas alemanes de su época que no se exilió tras la subida al poder de Adolf Hitler. De los arquitectos germanos relacionados con la Vanguardia arquitectónica que trabajaron durante los años veinte hasta la ascensión al poder del nacionalsocialismo, sólo Bartning, Scharoun y los hermanos Luckhardt pudieron mantener su producción

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Bartning desempeñó un papel fundamental en la planificación y desarrollo urbanístico de Alemania. Su participación se materializó en diversas obras realizadas durante los años cuarenta y cincuenta. Bartning ya tenía experiencia en este sentido, como muestra su trabajo realizado en colaboración con Hugo Häring entre 1929-31 en la construcción de los edificios residenciales del barrio de Siemensstadt, de Berlín

En 1954 el arquitecto alemán Jobst modificó el proyecto de ordenación urbanística del Hansaviertel, barrio del siglo XIX, situado entre Spree y el Tiergarte, y que fue totalmente destruido durante el conflicto bélico. Propuesta su reconstrucción por el Senado, Bartning constituyó un consejo directivo y se encargó de seleccionar las propuestas realizadas por cuarenta y siete proyectistas invitados a participar en el proyecto. En la realización de este proyecto la unidad compositiva inicial se sacrificó en beneficio de una mayor dispersión de los edificios. Es característica de este proyecto la variedad tipológica de sus construcciones -compuesto por casas de distintas alturas-, así como su libre disposición, tanto aisladas como alineadas, que sirvieron de ejemplo para gran número de proyectos arquitectónicos y urbanísticos desarrollados en la Alemania de postguerra

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(Nagyszenmiklós, hoy Sinnicolua Mare, actual Rumania, 1881-Nueva York, 1945) Compositor húngaro. Junto a su compatriota Zoltán Kodály, Bela Bartok es el compositor más importante que ha dado la música húngara a lo largo de su historia y una de las figuras imprescindibles en las que se fundamenta la música contemporánea.

Hijo de un maestro de la Escuela de Agricultura de Nagyszenmiklós, los siete primeros años de vida del futuro músico transcurrieron en esta pequeña localidad, hoy perteneciente a Rumania. Fallecido su padre en 1888, su infancia se desarrolló en las diversas poblaciones húngaras a las que su madre, institutriz, era destinada.

Aunque los primeros pasos de Bartok en el mundo de la música se decantaron hacia la interpretación pianística (en 1905 llegó a presentarse al prestigioso Concurso Rubinstein de piano, en el que fue superado por un joven Wilhelm Backhaus), pronto sus intereses se inclinaron decididamente por la composición musical. De trascendental importancia fue el descubrimiento del folclor húngaro que Bartok, junto al mencionado Kodály, estudió de manera apasionada de pueblo en pueblo y de aldea en aldea, con ayuda de un rudimentario fonógrafo y papel pautado.

Su influencia en su propia labor creadora sería determinante, hasta convertirse en la principal característica de su estilo y permitirle desvincularse de la profunda deuda con la tradición romántica anterior –en especial de la representada por autores como Liszt, Brahms y Richard Strauss– que se apreciaba en sus primeras composiciones, entre las que figura el poema sinfónico Kossuth.

No sólo el folclor húngaro atrajo sus miras: también lo hicieron el eslovaco, el rumano, el turco o el árabe. Con todo, no hay que pensar por ello que en sus obras se limitara a citarlo o a recrearlo, antes al contrario: el folclor era sólo el punto de partida para una música absolutamente original, ajena a los grandes movimientos que dominaban la creación musical de la primera mitad del siglo XX, el neoclasicismo de Stravinski y el dodecafonismo de Schönberg, por más que en ocasiones utilizara algunos de sus recursos.

Si bien en algunas composiciones se conserva total o parcialmente la melodía original (Cuarenta y cuatro dúos para dos violines), en otras, sobre todo en las más maduras, se asiste a la total absorción de los ritmos y las formas populares, de manera tal que, pese a no existir referencias directas, se advierte en todo momento su presencia. Páginas como las de la única ópera escrita por el músico, El castillo de Barba Azul; los ballets El príncipe de madera y El mandarín maravilloso; el Concierto para piano n.º 1 y el Allegro bárbaro para piano contribuyeron a hacer de Bartok un autor conocido dentro y fuera de las fronteras de su patria, a pesar del escándalo que suscitaron algunas de ellas por lo atrevido de su lenguaje armónico, rítmico y tímbrico.

Profesor de piano en la Academia de Música de Budapest desde 1907 y director adjunto de esta misma institución desde 1919, en 1934 abandonó los cargos docentes para proseguir su investigación en el campo de la musicología popular, al mismo tiempo que, como pianista, ofrecía recitales de sus obras en toda Europa y continuaba su tarea creativa, con partituras tan importantes como Música para cuerdas, percusión y celesta y la Sonata para dos pianos y percusión.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial le obligó, como a tantos otros de sus colegas, a buscar refugio en Estados Unidos. Allí, a pesar de algunos encargos puntuales como la Sonata para violín solo o el Concierto para orquesta, Bartok pasó por serias dificultades económicas, agravadas por su precario estado de salud. A su muerte, a causa de una leucemia, dejó inacabadas algunas composiciones, como el Concierto para piano n.º 3 y el Concierto para viola, ambas culminadas por su discípulo Tibor Serly

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