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Biografía de Antonio de Gregorio Rocasolano

Zaragoza, 1873-1941

Químico español. Realizó los estudios de bachillerato en su ciudad natal, así como la licenciatura en la sección de ciencias fisicoquímicas, título que consiguió en 1892. Cursó el doctorado en la Universidad de Madrid, y obtuvo su título en 1897. Con anterioridad, en 1893, se desplazó al Instituto Agronómico de París, donde siguió el curso de microbiología de Emile Duclaux y realizó prácticas en el laboratorio de fermentación. En el curso 1896-1897 fue nombrado profesor auxiliar en la Facultad de Ciencias de Zaragoza, y en 1902 consiguió por oposición la cátedra de química general de la Universidad de Barcelona.

Fue, sin embargo, hombre que sintió gran apego por su Aragón natal y el mismo año obtuvo la permuta de su cátedra de Barcelona por la de Zaragoza, ocupada por Simón Vila Vendrell. Asentado de nuevo en Zaragoza, resistió las tentaciones de ocupar puestos de mayor relieve en Madrid o Barcelona. Según manifestó en sus escritos, para él la mayor satisfacción se encontraba en ocupar la cátedra de su maestro, Bruno Solano Torres, por quien siempre sintió una gran veneración. Por otra parte, era Rocasolano consciente del gran esfuerzo que se había desarrollado por dotar a Zaragoza de aquella facultad universitaria y del gran impulso por formar escuela que habían ejercido el citado Solano y Enrique Villuendas, por lo que su mayor empeño era tomar el relevo y continuar la tarea de aquéllos

La química de los coloides ocupa un lugar preferente en la atención del autor y es también la parcela donde sus aportaciones originales brillaron a mayor altura. Sus trabajos en este campo le abrieron las puestas de las revistas y universidades extranjeras. En especial los estudios químico-físicos sobre cinética de los coloides, el poder catalítico de los catalizadores coloidales y el movimiento browniano acaparan la mayor parte de sus trabajos en esta área

En la confluencia de ella con la bioquímica agrícola cabe ubicar los trabajos de Rocasolano en relación con el problema del nitrógeno en los suelos. Había concebido la idea de que el balance nitrogenado del suelo podría alterarse, incrementando la actividad bacteriana con auxilio de catalizadores coloidales, concretamente lignito coloidal activado, de forma que se viera favorecida la fijación del nitrógeno del aire. El cultivo de la bioquímica agrícola era una tradición instaurada ya en Zaragoza por Bruno Solano, a la que se acogió Rocasolano en un intento de favorecer la economía regional. De hecho, sus primeros trabajos se encaminaron a la mejora de las industrias de vinificación, vía de la que desistió ante el escaso eco práctico despertado. En la última etapa de sus investigaciones, desde 1932, volvió de nuevo a ocuparse preferentemente de temas agrícolas

Profundamente interesado en la materia viva, dedicó una serie de estudios a la bioquímica médica, algunos de ellos al tema de la alimentación y otros más el mecanismo del envejecimiento humano. Mención aparte merecen las obras de síntesis y de texto de Rocasolano, algunas de ellas vertidas al francés. Son obras que tratan de la química-física coloidal, de bioquímica o de química para médicos. Escribió también algunos artículos de carácter histórico, con el intento de reivindicar la participación aragonesa en el desarrollo de la química española. La labor de Rocasolano se vio respaldada oficialmente en 1918 con la creación del laboratorio de Investigaciones Bioquímicas, con lo que pudo disponer de una mayor holgura en cuanto a instalaciones y medios

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(Buenos Aires, 1838-1921) Político argentino. Estudió la carrera de Derecho hasta graduarse en su ciudad natal con una tesis sobre Ley Federativa. Ocupó diversos cargos públicos, entre ellos el de oficial primero en la Biblioteca pública bonaerense y en la del Ministerio del Interior. Más tarde, haría una incursión en el periodismo hasta que se unió a las filas antirrosistas bajo las órdenes de Bartolomé Mitre, con quien participó en las batallas de Cepeda (1859) y Pavón (1861).

Tras su exigua carrera militar comenzó su carrera política, primero como presidente de la comisión que se encargó de redactar la nueva constitución en la Gran Convención Constituyente de Buenos Aires. Al poco fue elegido diputado tras los comicios celebrados en el distrito electoral bonaerense en 1872, y dos años más tarde senador por la misma provincia. No obstante, su carrera iría aumentando en importancia hasta alcanzar la presidencia del Senado, desde donde abogó por la designación de Buenos Aires como capital de la República a través de un proyecto de ley.

Asumió el puesto de gobernador provincial el 1 de mayo de 1881. Su labor en esta institución vino a continuar el espíritu de reforma que desde el gobierno republicano se había instaurado en todos los ámbitos de gobierno; así, introdujo reformas en el sector industrial, elaboró una nueva ley de tierras y otra que regulaba la navegación del río Bermejo, y contribuyó de manera decisiva en la fundación de la ciudad de la Plata, tras el dictamen de la ley de 1882.

La necesidad de atribuir a otra población el rango de capital de la provincia de Buenos Aires tras la federalización de ésta hizo que se fundara una nueva ciudad portuaria que asumiera ese título, lo que fue defendido desde un primer momento por Rocha. Por último, debe destacarse su empeño en la creación del Observatorio Astronómico de la Plata, para el cual solicitó los materiales necesarios para su construcción, que fueron enviados desde París.

Regresó al Senado en 1884, donde desempeñó varios cargos diplomáticos y en el cuerpo administrativo de la República. En concreto, como diplomático fomentó el restablecimiento de las buenas relaciones que habían existido entre Argentina, Bolivia y Paraguay, relaciones que se habían visto mermadas. Abandonó la diplomacia para presentarse como candidato a la presidencia de la república en 1886; no obstante, retiraría dicha candidatura para no interferir en la complicada situación política argentina

También debe destacarse su labor docente. En 1896 fundó la Universidad de la Plata, donde ejerció como profesor y rector y donde posteriormente fue nombrado canciller vitalicio. Su obra incluye diversos artículos políticos, literarios y jurídicos publicados en distintos periódicos, además de las Biografías de Argentinos Ilustres y la Exposición de motivos de la fundación de la Plata

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