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Biografía de Luis de Santángel

Valencia, ?-Alcalá de Henares, 1498

Administrador español. Gozó de la confianza de Fernando el Católico, que le nombró escribano de nación (1481). Apoyó la empresa de Colón en las negociaciones de Santa Fe, aportando también una importante cantidad de dinero. En 1497, el rey lo recompensó con los bienes confiscados a los herejes en el reino de Valencia

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(Jorge Ruiz de Santayana y Borrais; Madrid, 1863 - Roma, 1952) Filósofo y ensayista español en lengua inglesa, influyente en las primeras décadas del siglo XX, en la estética y la crítica literaria, a través de sus ideas naturalistas y platónicas.

Pertenecía a una antigua familia española. A los nueve años fue llevado a Boston, donde su madre, junto con los tres hijos de un matrimonio anterior, se había ya establecido. Se formó en esta ciudad: aprendió el inglés y frecuentó la escuela; sin embargo jamás habría de asimilar este nuevo mundo. Durante gran parte de su existencia mantuvo relaciones familiares y sociales con algunos miembros de la alta sociedad local, cuyos gustos difíciles llegó a compartir hasta cierto punto; no obstante, ya por espíritu o temperamento vivió, en realidad, tan ajeno a Boston corno a todo lo norteamericano.

La medida de su alejamiento del superviviente mundo puritano que entonces le envolvía y de su irónica penetración en la composición moral de aquella sociedad aparece manifestada implícitamente en toda su obra, y de una manera explícita en tres voúmenes de análisis moral y cultural: Carácter y opiniones en los Estados Unidos (Character and Opinion in the United States, 1920), La tradición elegante en un brete (The Genteel Tradition at Bay, 1931) y El último puritano (1937).

A pesar de la redacción de sus textos en la lengua adoptiva, de su perfecto dominio de la prosa inglesa y de la aversión a la residencia en su país natal, Santayana conservó hasta su muerte la ciudadanía española, y, ya desde joven, se consideró "una especie de huésped permanente" del mundo de idioma inglés, "familiar y susceptible de aprecio, pero, no obstante, siempre extranjero". Los mismos norteamericanos, con frecuencia perturbados e incluso molestados por el blando catolicismo y la mediterránea urbanidad del autor, han compartido tal criterio.

Una vez graduado en el Harvard College, prosiguió durante dos años los estudios de Filosofía en Berlín. Sin embargo, su entusiasmo juvenil por la ideología alemana, singularmente por la de Schopenhauer, se enfrió pronto, y, andando el tiempo, llegó a transformarse en la activa y exaltada hostilidad que, en 1916, le dictaría El egotismo en la filosofía alemana, la única obra de Santayana en la que el autor abandona su habitual y olímpica ecuanimidad. En adelante, los astros que orientaron su pensamiento fueron Lucrecio y Spinoza.

Vuelto a América, se graduó y llegó, en 1889, a profesor de Filosofía de Harvard; allí permaneció hasta 1912. Situado entre colegas de un temperamento esencialmente distinto, como William James, el aislamiento personal e irónico se convirtieron para él en norma permanente de vida. Sin embargo, empezó a componer sus primeros textos no como filósofo académico, sino en calidad de poeta y enamorado de ciertas formas tradicionales de belleza y ciencia, y siempre de acuerdo con un criterio muy personal.

A su obra inicial, Sonetos y otros versos (Sonnets and Other Verses, 1894) siguió un volumen de estética en prosa, El sentido de la belleza (1896). Antes del término de su carrera académica había escrito, además de otros libros de poesía y prosa, Interpretaciones de poesía y religión (1900), una "summa" de su primera ideología filosófica integrada por cinco tomos y titulada La vida de la razón (1905-06), y los estudios de Tres poetas filósofos (1910).

Durante estos años pasó la mayor parte de su tiempo libre fuera de los Estados Unidos; los afectos de Santayana permanecieron, esencialmente, europeos. Cuando, en 1912, el legado de un tío le proporcionó la independencia económica, presentó su dimisión en Harvard y, con un sentimiento de liberación, abandonó América para siempre. Jamás le había gustado mucho la enseñanza, y todavía menos el ambiente académico norteamericano.

El clima de protestantismo local resultaba tan opuesto a su espíritu como lo fueran las producciones por aquél engendradas a una inteligencia cuya fidelidad básica estaba vinculada a la sabiduría moral de Grecia y de la Europa católica. En realidad, consideró siempre las distintas religiones como meras formas de mitología (representaciones figuradas de los diversos tipos de verdad moral derivados de la experiencia humana acumulada a través de la historia del mundo), susceptibles de un juicio inspirado en la misma comprensión indulgente y paciente que el hombre sabio aplica a cualesquiera otras actividades e instituciones humanas, incluso a las más monstruosas. "Me gusta considerar la sociedad -escribió- como una parte de la naturaleza, y contemplarla como un incidente opuesto a su base no humana".

Para Santayana "Europa" fue, durante la primera Guerra Mundial, Inglaterra. El filósofo permaneció varios años en Oxford, de nuevo como un huésped extranjero, aun cuando esta vez en un mundo cuyas madurez y densidad culturales le resultaron afines. Tal estancia dio lugar en 1922 a las meditaciones en prosa tituladas Soliloquios en Inglaterra.... Terminada la contienda, Santayana inició en el continente la existencia que habría de vivir hasta su muerte: de sabio cosmopolita, de evasivo y semilegendario erudito errante, "con disposiciones sacerdotales". Cómodamente en todas partes, pero asimismo por doquier extranjero, residió en París, en Londres y en Roma.

De la pluma del solitario vagabundo fluyó una serie de obras cuyo rigor intelectual apareció alternativamente oscuro y luminoso a causa de las oscilaciones barrocas y del hipnótico y deslumbrante ritmo de su prosa. La más importante de estas producciones es el extraordinario ciclo en cuatro tomos en el que figuran las últimas evoluciones de su pensamiento, Los reinos del ser (Realms of Being, 1927-40); la más sorprendente, la novela El último puritano, que publicó a los setenta y seis años y constituyó durante algún tiempo un gran éxito editorial.

Los años finales de su existencia, que pasó en un convento de Roma, donde falleció víctima del cáncer, estuvieron dedicados a un estudio de la religión, La idea de Cristo en los Evangelios (The Idea of Christ in the Gospels, 1946), a un trabajo sobre las instituciones políticas, Potencias y dominios (Powers and Dominations, 1951) y a una autobiografía, Personas y lugares (Persons and Places).

Aparte del público de su novela, los lectores de la obra de Santayana no han sido jamás numerosos, y suelen ser, con frecuencia, más bien hombres de mentalidad literaria (acostumbrados, como el autor, a dar a los textos filosóficos la consíderación de "poemas" conceptuales con una visión única del universo) que filósofos sistemáticos, quienes la encuentran demasiado evasiva, poética, olímpica y ajena tanto a los problemas contemporáneos como a las tradiciones locales del pensamiento

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