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Biografía de Alfred North Whitehead

Ramsgate, 1861 - Cambridge, Massachusetts, 1947

Filósofo y matemático inglés. Fue profesor en la University College de Londres, en el Imperial College of Science and Technology de Kensington y en el Trinity College de Cambridge. Desempeñó, también, importantes cargos administrativos y pedagógicos, cuya experiencia recogió en la obra Los fines de la educación y otros ensayos (1924). En 1924 enseñó en Harvard, donde influyó sobre G. H. Mead, Dewey, Quine y, en general, sobre el neorrealismo americano.

La primera obra de Whitehead fue Tratado de álgebra universal (1893), que constituye una vuelta en clave moderna al ideal leibniziano de la fundamentación de todas las ciencias en el cálculo lógico. De aquí el proyecto elaborado con Russell, Principia Mathematica (tres vols., 1910-13), obra fundamental en la que la matemática se remite enteramente a la lógica.

En la segunda fase de su pensamiento, Whitehead aborda la revisión crítica del concepto clásico de mundo material, fundado aún sobre principios newtonianos: La organización del pensamiento (1917), Investigaciones sobre el principio del conocimiento natural (1919), El concepto de la naturaleza (1920), El principio de la relatividad (1922, donde desarrolla en sentido científico el principio de la relatividad de Einstein).

En estas obras, critica la separación tradicional entre cualidad primaria y secundaria, así como el error del "positivismo mal entendido" consistente en considerar reales las abstracciones físico-matemáticas y los conceptos teórico-operativos de la ciencia, cuando en realidad lo real son los objetos concretamente percibidos. Con La ciencia y el mundo moderno (1925), inicia Whitehead la tercera y última fase de su pensamiento, la "metafísica", que halla su más completa expresión en Proceso y realidad (1929). Otras obras suyas son El devenir de la religión (1926), Simbolismo (1927), La función de la razón (1929), Aventura de las ideas (1933), Modos del pensamiento (1938), Ciencia y filosofía (1947)

Para Whitehead, la función general de la razón y, por lo tanto, de la filosofía, es un "gradual acercamiento de las ideas de claridad y de generalidad". El punto de partida no son las premisas evidentes, sino la compleja y multiforme experiencia de la vida y, a partir de ella, intentar una generalización teórica, consciente de que cada teoría es una "casualidad" y una simplificación abstracta e inadecuada, que necesita continuas correcciones. Este camino del conocimiento refleja, por otra parte, la evolución de la naturaleza. La realidad se describe como un proceso, constituido por eventos en recíproca conexión.

En la constitución de los procesos intervienen, además de los eventos, formas y estructuras recurrentes que Whitehead llama "objetos eternos". Estos son, en sí mismos, abstractos mientras no entran en la concreta "ocasión actual" de un evento. En su más alto grado los objetos eternos constituyen, en definitiva, los "valores", esto es, los sentimientos de bueno, bello y verdadero que tienen lugar ocasionalmente en el proceso. Cada evento -incluido el mal que hay en la existencia- halla en Dios su justificación e interpretación última

El concepto fundaniental de su filosofía, o sea el de proceso, vinculado a la teoría de los "objetos eternos", así como a la de la relación universal y la emergencia creadora de la naturaleza, es aplicado por Whitehead incluso a la religión y a la pedagogía, como cabe advertir en sus dos libros El devenir de la religión (1926) y Los fines de la educación (1928). Precisamente en el campo educativo resultó decisiva la influencia de Harvard, sobre todo en América, donde, como complemento a la orientación preferentemente científica e instrumental de Dewey, la tendencia pedagógica de Whitehead presenta una inclinación humanística. "La educacion consiste en la visión habitual de la grandeza", escribió el autor, cuyos discípulos dicen que esta expresión hallaba una plena realidad en su enseñanza.

Whitehead fue siempre ciudadano inglés, pero se encontró muy bien en Norteamérica, y admiró el espíritu de universalidad y civilización de sus instituciones. Aun habida cuenta de su brevedad, las Autobiographical Notes integran tal vez las páginas literariamente más vivas escritas por un filósofo contemporáneo; la evocación de la infancia y de la familia armoniza en ellas con la visión histórica y estética de la vida propia de Whitehead, en tanto en el fondo de la obra aparece históricamente vigorosa la grandeza de la tradición inglesa

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(Bolton-le-Moors, 1823 - Shrivenham, 1905) Ingeniero británico, inventor de los modernos torpedos utilizados por la marina de guerra. Tras estudiar en el prestigioso Mechanics´ Institute de Manchester, Whitehead ejerció la ingeniería en Manchester, aunque todo su trabajo lo realizó en el continente, concretamente en Marsella, Milán y Trieste. En 1856 recaló en la ciudad italiana de Fiume (actual Rijeka, en Croacia), donde ingresó en la empresa de ingeniería Stabilimento Tecnico Fiumano, en el seno de la cual se dedicó a diseñar y construir varios barcos de guerra por encargo expreso de la armada austríaca.

Esta circunstancia le propició la ocasión de desarrollar, en 1860, el primer prototipo de torpedo autónomo, equipado con accionamiento independiente y cargado con material explosivo. Durante los siguientes años perfeccionó su invento, contando con la colaboración de otro ingeniero y oficial de la marina austríaca, Johann Luppis von Raumer. En 1866, ambos dieron a conocer el artefacto, al que llamaron "torpedo Whitehead"; se trataba de un proyectil cilíndrico que contaba con dispositivos tales como un servomotor, giroscopio, timones transversales para su dirección exacta y aire comprimido en el interior de la cápsula cilíndrica. A raíz del invento, también surgió un nuevo tipo de embarcación, el torpedero, cuya eficacia se demostró con creces por primera vez durante el ataque japonés a la escuadra rusa en Port Arthur, en el año 1904

En el año 1872, Whitehead compró la empresa para dedicarse a fabricar en exclusiva la nueva arma mortífera y sus diferentes accesorios, perfeccionando el invento cada vez más con la inestimable ayuda de su hijo mayor John, quien heredó el negocio hasta su muerte (1902). Tres años más tarde murió Robert Whitehead en su país, reconocido por todo el mundo gracias a su invento que revolucionó radicalmente la concepción de la guerra

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