Escritor guatemalteco. Su obra literaria abarca la poesía modernista (Las dádivas simples: poemas, 1921), la novela (El solar de los Gonzagas, 1924), el cuento (La tierra de los Nahuyacas (1938) y el ensayo (El autócrata: ensayo político-social (1929). Fue profesor de literatura en la Universidad de San Carlos, y director de los periódicos El Independiente de México (1913-1914), el Diario de los Altos (1915), El Pueblo (1920-1921) y el Diario de Centro-América (1947)
(Tupiza, 1844 - Bruselas, 1913) Escritor y médico argentino. De padre inglés y madre argentina (de Tucumán), vio la luz en Bolivia con motivo de la expatriación de sus padres durante la dictadura de Rosas; su padre había llegado a coronel en el ejército argentino. Obtuvo el título de médico en 1870 y su tesis llevaba por título El hipo. Fue esencialmente médico y político; desempeñó altos cargos, entre ellos el de ministro de Instrucción Pública con Roca en su primera etapa y del Interior con Juárez Celman; y en la segunda etapa de Roca representó a su país en diversos países europeos.
Dotado de un fino humorismo y de un sentido literario innato, cultivó la narración por expansión espiritual, con los naturales descuidos en el estilo; su realismo, intensamente dramático, contiene ya una serie de matizaciones que anuncian el modernismo. Quizá sin pretenderlo, es una de las figuras literarias argentinas más vigorosas de su época.
El más importante de sus trabajos es autobiográfico y se titula Aguas abajo. El resto de su obra, produccido sin plan preconcebido y disperso en diversas publicaciones, se agrupa principalmente en los volúmenes titulados Prometeo y Cía. y Tiempo perdido, y en los libros de viajes Por mares y por tierras y Viajes y observaciones. En Prometeo y Cía. está incluido el más conocido de sus cuentos, Tini.
Su sentido del humor nos recuerda a Dickens, y su pesimismo trascendente a Larra. Pero el humorista con sangre anglosajona en sus venas resultaba extravagante para sus compatriotas; y aunque sabía jugarse la vida en la lucha contra la fiebre amarilla, su heroísmo se ocultaba en una elegante impavidez que no permitía estimarlo de pronto en lo que significaba