Filósofo y teólogo francés. Talento privilegiado, fue alumno y bien pronto adversario de Guillermo de Champeaux y de Anselmo de Laon. No siendo clérigo, reunía a numerosos discípulos (en Melun, Corbeil, París). Se enamoró y tuvo un hijo de Eloísa, cuyo tío, el canónigo Fulberto, contrató sicarios para que castrasen a Abelardo. Éste y Eloísa se retiraron a sendos monasterios, pero sus discípulos pidieron a Abelardo que volviera a su magisterio público (Historia de desventuras, 1136, y Cartas de Abelardo y Eloísa son testimonios de esos patéticos sucesos). Su Introducción a la teología fue condenada a las llamas en el Concilio de Soissons (1121) y san Bernardo consiguió una nueva condena de frases de sus libros en el Concilio de Sens (1140). Lógico eximio, intentó conciliar realismo y nominalismo; a la vez, reunió argumentos contrapuestos en su Sic et non (1121) y reclamó que la fe fuese limitada por «principios racionales», que expuso en su Dialéctica (1121), por lo que algunos lo consideran padre de la escolástica. Por su espíritu crítico racional y por el papel que su Ética otorga al factor subjetivo, Abelardo rebasa ampliamente la filosofía de su tiempo
(Buenos Aires, 1901- id., 1960) Poeta y periodista argentina. Entre sus obras destacan Nieve (1919), Sonetos (1931) y El árbol derribado (1959)