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Biografía de Adolphe Charles Adam

París, 1803-id., 1856

Compositor francés. Aunque dedicó prácticamente todos sus esfuerzos creativos al género operístico, su obra más recordada es un ballet, Giselle (1841), paradigma del género en la Francia del siglo XIX. Hijo del pianista y compositor Jean Louis Adam, fue éste quien le dio sus primeras lecciones musicales, ampliadas después en el Conservatorio de París con François-Adrien Boïeldieu. La influencia de este músico sería decisiva en su formación, sobre todo en lo que respecta a la composición para el teatro, terreno en el que obtendría sus mayores triunfos. Le postillon de Longjumeau (1836) fue uno de ellos, aún hoy vigente en el repertorio francés por la frescura de su inspiración melódica y su característico tono ligero, que más tarde retomará y desarrollará Jacques Offenbach en sus operetas. Si j’etais roi (1852) es otro de sus títulos más apreciados

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(Pursruck, 1876 - Tubinga, 1966) Teólogo alemán. Escritor de gran calado en la renovación teológica y espiritual del catolicismo anterior al Concilio Vaticano II, destacó por saber presentar en lenguaje sencillo y asequible al gran público la profundidad y la actualidad del cristianismo.

Después de seguir los estudios clásicos frecuentó inmediatamente los teológicos, recibiendo las órdenes sagradas en 1900 y el doctorado en Teología en 1904, en la Universidad de Munich. En 1919 fue llamado a la cátedra de teología dogmática, en la Facultad de Teología católica de la Universidad de Tubinga; aquí enseñó hasta el límite de la edad (1946).

Este autor es justamente considerado como uno de los más importantes teólogos católicos, por la amplitud de su información histórica y por la profundidad de su pensamiento. La obra que le hizo universalmente conocido fue La esencia del catolicismo (Das Wesen des Katholizismus, 1924), obra que hay que considerar ciertamente como una de las mejores aparecidas en el campo católico en el siglo XX; en ella expone una profunda visión teológica de la Iglesia, enfatizando en la doctrina del Cuerpo Místico.

Otras obras de Karl Adam, muy apreciadas y difundidas también, son Cristo nuestro hermano (Christus unser Bruder, 1926), eficaz exposición del modo católico de vivir la relación con Cristo; y Jesucristo (Jesus Christus, 1933), tratado apologético de las pruebas de la divinidad de Jesucristo. En la postguerra publicó Una Sancta in katolischer Sicht (1947), dedicado al problema de la unión de los cristianos, y El Cristo de la fe (Der Christus des Glaubens, 1954), exposición moderna de la doctrina cristológica de la Iglesia católica. Otras obras posteriores dignas de mención son Der Sohn von Gottes (El hijo de Dios), de 1934, y Das dogmatische Christenbild (Imagen dogmática del cristiano), publicada en el año 1954.

Su sentido de la historia y su profunda piedad añadieron a sus escritos una dimensión de acercamiento que no siempre se encuentra en obras de divulgación teológica. Su teología causó alguna preocupación en el Vaticano, pero él supo arreglárselas de modo que ninguna de ellas llegara a ser puesta en entredicho; de hecho, su obra influyó notablemente en la formación del clima ecumenista que condujo al Concilio Vaticano II

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