Filólogo español. Cursó estudios superiores de Filosofía y Letras y, tras doctorarse, pasó a ejercer la docencia como profesor de lengua griega en la Universidad de Granada (1899), institución que pronto abandonó para ocupar una cátedra de griego en la de Madrid. Especializado en trabajos de investigación sobre las lenguas indoeuropeas, ganó un merecido prestigio intelectual que acabó conduciéndole hasta las Reales Academias de la Lengua y de la Historia (1908). Entre sus obras más destacadas, conviene recordar algunas de sus traducciones del sánscrito al castellano, como la colección de cuentos, fábulas y apólogos titulada Hitopadesa o Provechosa enseñanza (1895). Además, publicó versiones españolas del Panchatantra (1908) y del Calila y Dimna (1915). Destacó además por sus labores de lexicografía: preparó el Diccionario ´La Fuente´ de la Lengua Española (1972) y el Nuevo Diccionario de la Lengua Española (1972)
(París, 1717-id., 1783) Físico, matemático y filósofo francés. Hijo natural de Madame de Tencin y el caballero Destouches, un general de artillería, fue abandonado en las escalinatas de la capilla de Saint Jean-Le-Rond, contigua a Notre-Dame de París, circunstancia a la que debe su nombre. Confiado a los cuidados de la esposa de un vidriero, a la que consideró siempre como su verdadera madre, recibió una pequeña renta de su padre que le permitió sufragar sus estudios de derecho y teología, pronto abandonados en favor de las matemáticas. Sus precoces publicaciones sobre cálculo integral le valieron el ingreso en la Academia de las Ciencias de París cuando tan sólo contaba veintiquatro años.
Entre 1743 y 1754 publicó sus obras científicas más importantes, la primera de las cuales fue el famoso Tratado de dinámica (1743), en el que expuso la mecánica de los cuerpos rígidos basándose en el principio que lleva su nombre y que establece la existencia de equilibrio entre las acciones y las reacciones internas de un sistema rígido. La aplicación de dicho principio a los fluidos dio pie a su Tratado del equilibrio y movimiento de los fluidos (1744), y desarrolló aquellos aspectos de la cuestión que hacían referencia al movimiento del aire en la Théorie générale des vents (1745); en este último trabajo se enfrentó con la demostración del llamado teorema fundamental del álgebra, para el cual halló una demostración parcial.
En 1747 aplicó el cálculo diferencial al análisis del problema físico de la cuerda vibrante, lo cual le condujo a la resolución de una ecuación diferencial en derivadas parciales para la que encontró una solución. En las Investigaciones sobre la precesión de los equinoccios (1749) estableció las ecuaciones del movimiento de la Tierra en torno a su centro de gravedad y abordó el problema de los tres cuerpos (relaciones entre las fuerzas y los movimientos correspondientes del Sol, la Tierra y la Luna).
En 1754 fue elegido miembro de la Académie Française, de la que se convirtió en secretario perpetuo en 1772. Junto con Denis Diderot, D´Alembert asumió la dirección de la Enciclopedia, contribuyendo a ella con el famoso Discurso preliminar; en él expuso su visión de la historia de la cultura como desarrollo del conocimiento humano, de modo que, en el estudio de dicha historia, el hombre había de conocerse a sí mismo y hallar una guía para su acción futura. Redactó también casi por completo los artículos de matemáticas, así como buena parte de los filosóficos, amén de numerosos artículos dedicados a la física y a otras materias; su artículo Genève, inspirado por Voltaire, provocó las protestas de Rousseau.
El pensamiento de D´Alembert combina muchos de los elementos del empirismo y el racionalismo de los ilustrados. Consideró la filosofía como la unificadora de los diversos saberes, sistema racional de las relaciones entre principios y fenómenos, viendo en estos últimos el fundamento del conocimiento. Su racionalismo lo llevó a luchar contra toda creencia en una realidad trascendente, mítica o religiosa, que consideraba oscurantista; y su empirismo lo llevó a oponerse a cualquier principio metafísico que eludiera el contraste mediante la experiencia. Adversario, en este sentido, de la religión, la consideró como un instrumento para regular las costumbres del pueblo y propugnó un catecismo laico cuyo fin supremo fuera la utilidad social