Sabio clérigo de origen inglés, inspirador del llamado «renacimiento carolingio» . Profesor de la escuela abacial de York desde el 766, fue presentado a Carlomagno en el 781 en Pavía, como resultado de una misión encargada por el papa. Desde entonces se convirtió en consejero del que sería emperador y trasladó sus enseñanzas a la corte; la consiguiente influencia que alcanzó sobre Carlomagno y su entorno, le convirtieron en el guía cultural de la monarquía franca: inspiró las reformas de la educación y la ortografía, cultivó la gramática, la retórica, la dialéctica y la aritmética, promovió la lucha contra la herejía adopcionista…, si bien no puede decirse que fuera un pensador original o que legara innovaciones teológicas o literarias relevantes. En el año 796 se retiró a la abadía de San Martín de Tours, en donde reunió una importante biblioteca
(San Miguel el Grande, actual México, h. 1769-Chihuahua, id., 1811) Patriota mexicano. Miembro de una hacendada familia criolla, siguió la carrera militar en el ejército español y llegó a ser capitán de caballería del Regimiento de la Reina. Sin embargo, la injusticia del sistema mercantilista español, que impedía el comercio de México con cualquier otro país que no fuera España, y la marginación de los criollos de los altos cargos de la administración colonial y del mando del ejército, en manos exclusivamente de españoles llegados de la península Ibérica, convencieron a Juan Aldama de la necesidad de rebelarse contra la metrópoli, ideal compartido por la mayor parte de los miembros de la aristocracia criolla mexicana.
Como su hermano Ignacio, tomó parte en la conspiración de Valladolid (1809) y en las juntas secretas de Querétaro y de San Miguel (1810). Partidario del levantamiento dirigido por el cura Miguel Hidalgo, quien, el 16 de septiembre de 1810, proclamó la independencia de México, Juan Aldama asumió la dirección militar de los sublevados, con el grado de teniente general. Participó en la batalla de Monte de las Cruces y en el asalto de Guanajuato.
A pesar de las victorias iniciales, la primera revuelta secesionista mexicana pronto comenzó a debilitarse a causa de la superioridad militar de las tropas españolas. En efecto, los insurrectos, mal armados y poco disciplinados, fueron derrotados por el ejército realista de Calleja en Aculco (7 de noviembre de 1810) y en Puente de Calderón (16 de enero de 1811).
Ante la imposibilidad de continuar el avance sobre Ciudad de México, Juan Aldama decidió retirarse hacia el norte, pero fue hecho prisionero por los españoles en Acatita de Baján, junto con otros líderes revolucionarios, como Ignacio María de Allende. Acusados de traición, todos ellos fueron fusilados en Chihuahua, el 26 de junio de 1811