Poeta rumano. Antes de ocupar importantes cargos administrativos, simpatizó con la revolución de 1848. De inspiración romántica, su poesía más original se halla en sus Epístolas y fábulas (1847)
(Grigori Vasilyevich Moromenko; Ekaterinburg, 1903 - Moscú, 1983) Director de cine ruso. Desarrolló una intensa actividad teatral en su juventud como decorador, electricista y actor. Durante la Guerra Civil formó parte de una compañía que representaba en el frente. Desde mediados de los años veinte colaboró con Serguei M. Eisenstein como ayudante de dirección (en La huelga -en la que interpretó al oficial Giliarovski- y El acorazado Potemkin) y como codirector en otras dos películas (Octubre, 1927; La línea general, 1929)
En estos años, la actividad creativa soviética se encontraba en uno de sus mejores momentos. La revolución que produjo la llegada del sonido provocó que Alexandrov fuera uno de los firmantes (los otros dos fueron Eisenstein y Vsevolod I. Pudovkin) del famoso "manifiesto del sonido" publicado en 1928 bajo el título Contrapunto orquestal. En los principales puntos señalaba que “los únicos factores importantes para el desarrollo futuro del cine son aquellos que se calculen con el fin de reforzar y desarrollar sus invenciones de montaje”. No dejaban de apuntar sus temores, dado que “el film sonoro es un arma de dos filos, y es muy probable que sea utilizado de acuerdo con la ley del mínimo esfuerzo, es decir, limitándose a satisfacer la curiosidad del público”. Insistían en que “el método de contrapunto aplicado a la construcción del film sonoro y hablado, no solamente no alterará el carácter internacional del cine, sino que realzará su significación y su fuerza cultural hasta un punto desconocido por el momento”.
La importancia de este texto es reseñable teniendo en cuenta el retraso con el que llegó el sonido a la industria cinematográfica soviética. Precisamente por esta circunstancia y la compenetración que existió con Eisenstein y el director de fotografía Eduard Tissé, Alexandrov pudo viajar por Europa y Estados Unidos con el fin de aprender todo lo relativo al sonido, instalaciones en estudios y rodajes. En su estancia estadounidense no logró obtener resultados creativos, pero sí en México, país al que se trasladó el equipo para rodar ¡Que viva México! (1931), película que codirigió y que no se finalizó por problemas políticos y económicos
Ya de regreso a su país, continuó con su trabajo y en 1935 recibió la Orden de la Estrella Roja, mientras comprobaba cómo su amigo Eisenstein era relegado de ciertos honores por las máximas instancias políticas. En 1944 formó parte del Consejo Artístico que controlaba la producción soviética, al tiempo que era nombrado supervisor artístico de los estudios Mosfilm. De finales de estos años cuarenta es Vstrea na Elbe (Encuentro en el Elba, 1949), con la que se acercaba a los problemas existentes entre soviéticos y estadounidenses por causa de la guerra fría. Entre sus últimos trabajos se encuentra, con el material facilitado desde Estados Unidos, el remontaje de ¡Qué viva México! (con el título ¡Que viva México! Da zdravstvuyet Meksika!, 1979)