Director, actor y guionista cinematográfico estadounidense. Aunque llegó a ingresar en la universidad, no tardaría en abandonarla. Desde muy joven se dedicó a vender chistes a famosos columnistas y cómicos profesionales (Ed Sullivan, Sid Caesar, Jack Paar o Pat Boone). Más tarde escribió sketchs para clubes nocturnos, revistas de Broadway y programas de televisión, desarrollando una comicidad cercana a la de los clásicos Chaplin, Keaton, Lloyd, Hermanos Marx y Jerry Lewis.
Woody Allen
Su primera aparición personal en televisión, en el Tonight Show, le permitió ser descubierto por el productor Charles Feldman, quien le encargó el guión de ¿Qué tal, Pussycat?, una comedia de Clive Donner rodada en 1965 en la que también actuó. Colaboraba, mientras tanto, en revistas como Playboy, The New Yorker y Evergreen. A esa época se remonta su afición al jazz; empezó tocando el saxo y luego se pasó al clarinete.
En 1969 se le presentó la oportunidad de rodar Toma el dinero y corre, su primer filme como director, estructurado aún como una sucesión de gags. A ésta le siguieron películas como Bananas (1971), Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar (1972), El dormilón (1973), o La última noche de Boris Grushenko (1975), trabajos que pusieron de manifiesto sus especiales dotes para la sátira. Uno de los méritos de Allen es haber conseguido actualizar la comedia estadounidense, caída en desuso. Su personal estilo y su soltura en la narración propiciarían pronto los grandes éxitos.
En 1972 coprotagonizó, junto a la actriz Diane Keaton, el largometraje Sueños de un seductor, de Herbert Ross. La interpretación de Woody Allen en esta comedia es uno de los hitos de su carrera. A continuación, Allen y Keaton iniciaron una relación sentimental que se vio reflejada en su participación en diversos filmes, entre ellos el más galardonado de los dirigidos por Allen, Annie Hall, que obtuvo el Oscar al mejor director, al mejor guión original (Marshall Brickman y el propio Allen), a la mejor actriz (Diane Keaton) y a la mejor película.
Después de rodar en 1978 el film bergmaniano Interiores, en 1979 volvió a la comedia con su obra Manhattan, una de las más destacadas de su carrera. Crónica romántica y divertida del ambiente seudointelectual neoyorquino, Allen protagonizaba la película junto con Diane Keaton, Michael Murphy y Mariel Hemingway. Según el propio autor, la fotografía (en blanco y negro) no hace suficiente justicia a la belleza de Hemingway: "Eres la respuesta de Dios a Job", dice Woody a Mariel en una de las escenas
Historia de enredo y crónica sentimental entre dos parejas que intercambian amores, Woody Allen da vida en Manhattan al guionista de televisión Isaac Davis, enamorado de la adolescente Tracy. Esta relación con una menor escandalizó al público estadounidense y la película fue calificada R, sólo tolerada para mayores. El objetivo de Allen no era crear escándalo, sino rendir homenaje a su ciudad y a su músico, George Gershwin. Manhattan logró el favor de la crítica y obtuvo dos nominaciones al Óscar, mejor guión y mejor actriz secundaria (Mariel Hemingway)
Manhattan (1979)
El personaje de Woody Allen, arquetipo del ciudadano medio estadounidense, es un hombre judío de marcado aire tímido y neurótico, obsesionado por el sexo y el psicoanálisis, y con dificultad para relacionarse con las mujeres: un nuevo tipo cómico que ya había adquirido entidad en Annie Hall. Si Chaplin o Marx utilizan disfraces específicos que permiten diferenciar el personaje y la persona, en el caso de Allen ambos forman, aparentemente, un solo individuo. Woody lleva, fuera y dentro del escenario, los mismos pantalones de pana holgados y el mismo suéter gastado, las mismas gafas de montura negra y los mismos zapatos cómodos. Su personaje, un inadaptado obstinadamente juicioso que persevera a pesar de miedos y neurosis, es una divertida creación a partir de una base personal exagerada
Poco a poco, los trabajos de Allen fueron imbuyéndose de su fuerte personalidad, con motivos recurrentes como el judaísmo, el psicoanálisis y la comunicación en la pareja. En esta línea surgieron, tras Manhattan, películas La rosa púrpura de El Cairo (1985) o Hannah y sus hermanas (1986), las dos últimas protagonizadas por Mia Farrow, su nueva pareja tras su ruptura con Diane Keaton a principios de los años ochenta, aunque su relación con esta actriz también llegaría a su fin, en este caso de forma abrupta, hacia 1993.
Durante la década de los noventa, sin perder el humor cáustico que lo caracteriza, las películas de Woody Allen adquirieron un tono más reflexivo y trascendental. Delitos y faltas (1990), Misterioso asesinato en Manhattan (1993), Balas sobre Broadway (1994) y Desmontando a Harry (1998) son otras de sus películas más aclamadas. Los más recientes títulos de su filmografía son La maldición del escorpión de jade (2001), Hollywood ending (2002), Anything else (2003), Melinda y Melinda (2004), Match Point (2005), Scoop (2006) y El sueño de Cassandra (2007).
En 2002 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 2007 fue investido doctor honoris causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Allen es además autor de varios libros en los que despliega arrolladoramente su cáustico y archiculto humor, como Getting Even (Cómo acabar de una vez por todas con la cultura) y Without Feathers (Sin plumas), y de diversas obras de teatro
(Edmund Henry Hynman Allenby, primer vizconde Allenby de Megido y de Felixstore; Brackenhurst, 1861 - Londres, 1936) Militar británico. Mariscal de campo perteneciente al arma de caballería, Allenby participó de manera decisiva en las últimas grandes guerras que sostuvo el Imperio Británico en África, a finales del siglo XIX, además de dirigir con sus tropas la victoriosa campaña de Palestina en la Primera Guerra Mundial
Educado en el Haileybury College y en la prestigiosa y elitista Real Academia Militar de Sandhurst, en el año 1884 ingresó en el cuerpo de los Dragones, acantonados en Inniskilling (Botswana actual), en el que destacó en las dos expediciones que su cuerpo realizó en Bechnanalandia (1884-85) y en Zululandia (1888). Entre los años 1899 a 1902 estalló la guerra de los Bóers, en la que Allenby también tomo parte decisiva. Dicha guerra fue provocada por Gran Bretaña para extender sus dominios desde la colonia de El Cabo y el Natal hasta las repúblicas independentistas de los afrikáner del Trasvaal y del Estado Libre de Orange.
Después de una serie de derrotas iniciales, los ejércitos británicos reaccionaron con destreza e infligieron una humillante derrota a los independentistas en la batalla de Paardeburg, el 27 de febrero del año 1900. En reconocimiento a sus grandes méritos de guerra contraídos en las campañas africanas, Allenby fue nombrado inspector general de la caballería británica en el año 1910, cargo que desempeñó hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, en julio del año 1914, tras lo cual se le asignó el mando de toda la caballería británica en territorio francés.
Al comenzar el año 1915, Allenby pasó a comandar el V Cuerpo de Caballería Británica, que también abandonó, en octubre del mismo año, tras ser ascendido al grado de comandante y obtener la jefatura del III Ejército Británico, en el que volvió a demostrar su gran valía como soldado y estratega en las batalla de Arras (abril 1917) e Yprés (junio 1917), por lo que fue ascendido al rango de general y nombrado caballero de la orden de Bath
Pero donde Allenby realmente destacó como militar fue en las campañas británicas llevadas a cabo en el Oriente Próximo. Tras la resonante victoria conseguida por Allenby en la tercera batalla de Yprés, fue nombrado comandante en jefe de la fuerza expedicionaria egipcia, compuesta por una tropa muy desmoralizada por las continuas bajas sufridas en el frente y por los constantes fracasos a la hora de conquistar zonas importantes.
El gran vigor y entereza de la personalidad de Allenby fue capaz de insuflar en sus hombres una mentalidad de hierro y las ansias de desquite ante las tropas turcas. Finalizado un período breve en el que Allenby preparó y reorganizó a sus tropas, las fuerzas británicas obtuvieron una decisiva victoria sobre los turcos en la región de Gaza, en noviembre del año 1917, que posibilitó la posterior toma de Jerusalén, el 9 de diciembre, y diversos enclaves de gran importancia estratégica en la zona. Antes de ser llamado por el Alto Mando para reforzar las posiciones británicas en Francia, Allenby obtuvo la decisiva victoria en la batalla de Megido, el 19 de septiembre del año 1918, seguida de la entrada triunfal de los británicos y las tribus árabes aliadas en Damasco y Alepo, el 1 de octubre del mismo año.
La campaña británica supuso el fin del Imperio Otomano en Siria. Allenby fue distinguido con el título de vizconde de Megido y Felixstore, a la par que ascendió al cargo de mariscal de campo. En cierto modo, los grandes éxitos de las campañas norteafricanas de Allenby se debieron a su gran habilidad e innovación a la hora de disponer sus tropas y la caballería británica en el campo de batalla, revelándose como un estratega militar de primera línea, que supo llevar a la práctica de manera perfecta lo dispuesto horas antes en el mapa de estudio
Entre los años 1919 a 1925, Allenby fue nombrado Alto Comisario para Egipto. Trató de gobernar la zona británica con firmeza e imparcialidad, incluso en el período de graves disturbios protagonizados por las cada vez más poderosas fuerzas nacionalista de Egipto. Finalmente, Allenby se mostró partidario de conceder la independencia tanto para Egipto como para Etiopía, países que se convirtieron en estados soberanos en los años 1925 y 1922, respectivamente