Monje benedictino. Fue abad de Santa María de Bec, en Normandía, y arzobispo de Canterbury (1093). Desterrado por querer sustraer de la influencia regia las elecciones episcopales, pudo regresar a Inglaterra. Fue uno de los prelados más cultos de su tiempo. La especulación filosófica, según él, era una consecuencia exigida por la fe. Sostenía la necesidad de creer para comprender a fin de intentar luego comprender lo que se creía. No anteponer la fe, según Anselmo, era presunción; sin embargo, no apelar a continuación a la razón era negligencia. En la cuestión de los universales, se inclinó hacia la solución platónica. De este realismo proviene el valor de la llamada prueba ontológica de la existencia de Dios propuesta en el Proslogium: tenemos la idea de un ser perfecto; sin embargo, la perfección absoluta implica necesariamente la perfección de la existencia; luego el Ser Perfecto existe. Entre sus obras, cabe destacar Cur Deus homo, donde expone una hermosa doctrina de la redención. Se le considera fundador de la teología escolástica y su influjo se extiende hasta la reciente teología de Karl Barth. Es doctor de la Iglesia
(Vevey, 1883 - Ginebra, 1969) Director de orquesta suizo. De familia aficionada a la música, pasó por diversos instrumentos, comenzando por el violín y el clarinete y concluyendo por interesarse por los rudimentos de todos los instrumentos que componen una banda. Ello le encaminó a la dirección y a la composición, a la que Ansermet se ha dedicó de forma esporádica y poco interesada, casi siempre para formación bandística
Al tiempo que estudiaba música, siguió estudios universitarios de matemáticas y obtuvo la licenciatura en Lausana en 1903. Tras ejercer la docencia hata 1906, amplió estudios en la Sorbona parisina y se matriculó en el Conservatorio de París. De regreso a Suiza, y tras impartir clases de mátemáticas durante un curso, logra por oposición la plaza de director de la Orquesta de la Kursaal de Montreux, de la que pasará en poco tiempo a la de Conciertos de Ginebra.
Son los años de su amistad con Stravinsky, Ramuz y, sobre todo, el coreógrafo ruso Diaghilev, que lo invita a dirigir la orquesta de sus ballets rusos. El debut se producirá en 1915 y la feliz colaboración con tan prestigioso grupo lo lleva a una amplia gira por los Estados Unidos, huyendo de la Europa en guerra. Serán los Estados Unidos y la neutral Suiza los países que cimenten la fama internacional de Ansermet como director. Estrenó La historia del soldado (1918), El Canto del ruiseñor y Pulcinella (1920), Renard (1922) y Las Bodas (1923) de su amigo Stravinsky, así como numerosas obras de otros de los grandes compositores del momento (Parade de Eric Satie, Chout de Sergei Prokofiev o El Sombrero de Tres Picos de Manuel de Falla, entre otros)
Establecido en Suiza, compagina su trabajo en el sector francés de su país con la creación y dirección de la Orquesta Nacional Argentina, que dirigirá durante diez años, pasando los inviernos en Suiza y los veranos en Argentina. Al mismo tiempo emprende una carrera como director invitado que lo lleva por todo el mundo. Fue el promotor, fundador y mantenedor de la Orquesta de la Suisse Romand, con la que colaborará en conciertos y grabaciones durante toda su vida.
En esta labor de promoción de la música en Suiza y de la música suiza, Ansermet será importante valedor de compositores de su país como Arthur Honegger o Frank Martin, de los que estrenó numerosas obras (Horacio victorioso, Rugby y El Canto de Alegría de Honegger o In Terra Pax, El Misterio de la Natividad, La Tempestad o El Señor de Porceaugnac del segundo). Su compromiso con la música contemporánea se amplió a partituras de autores como Britten, del que dirigió las primeras interpretaciones de La violación de Lucrecia y la Cantata Misericordium