Humanista español. Participó en la conquista de Gomera. Editó una compilación de documentos medievales, reunidos en El conde Lucanor (1575), cuyo epílogo, Discurso sobre la poesía castellana, contiene textos medievales muy valiosos. Escribió también un tratado de heráldica: Nobleza de Andalucía (1588)
(La Paz, 1879 - Chulumani, 1946) Poeta, novelista y ensayista boliviano que destacó en la literatura de su país por ser el precursor de la narrativa combatiente y polémica. En sus inicios formó parte del grupo de poetas modernistas con una obra no muy significativa, pero pronto irrumpió con éxito en la escena literaria a través de su prosa, convirtiéndose en una figura fundamental para la comprensión del indigenismo boliviano.
Alcides Arguedas
Historiador y diplomático, fue considerado uno de las más destacados pensadores sociales bolivianos que analizó de forma exhaustiva, a través de sus investigaciones y trabajos literarios, las características nacionales de su país. El reconocimiento previo a su obra más emblemática, Raza de bronce (1919), lo obtuvo con la publicación de títulos como Pisagua (1903), Wata-Wara (1904), Vida criolla (1905) y el ensayo Pueblo enfermo (1909), donde ya se preveían los caminos de su obra posterior y que le valió un reconocimiento internacional que tuvo eco a través de Miguel de Unamuno desde España.
De hecho, Pueblo enfermo se publicó en Barcelona con un prólogo del escritor Ramiro de Maeztu que destacaba la relación existente entre la obra de Alcides Argüedas y la de su propio grupo generacional. Pueblo enfermo significó el primer análisis descarnado de su país con el objetivo de buscar las posibles soluciones a los innumerables males existentes. En primer lugar, en la obra el autor expuso las características del medio físico y sus posibilidades o dificultades geográficas, problemas a los que añadió la "educación defectuosa e incompleta".
Después la obra deriva en un inventario de desdichas donde se apunta el llamado "problema étnico", en un acercamiento al carácter y a la psicología nacional, donde no parecen tener cabida la estabilidad y la armonía social necesarias para hablar de progreso, en un escenario dominado por el caudillismo, la inmoralidad y la violencia. Al final del libro, Arguedas expuso una suerte de remedios basados en la educación, la creación de una conciencia solidaria, una "seleccionada inmigración" y determinadas medidas económicas, entre otras posibilidades que le llevaron, para terminar, a la exposición del programa regeneracionista del español Joaquín Costa.
La obra Raza de bronce fue considerada la novela fundacional de la corriente indigenista de la literatura hispanoamericana y consagró a su autor entre las figuras imprescindibles dentro del conjunto de las letras bolivianas. Sin duda fue su obra maestra, y en ella relató de un modo extraordinariamente brillante el levantamiento de la comunidad indígena de Kohakuyo, al tiempo que desarrollaba los elementos que caracterizaron la citada corriente, como la explotación y opresión de los indios por parte de los latifundistas blancos, la corrupción de las clases dirigentes y la lucha y el odio entre razas y clases.
Todo ello supuso la toma de conciencia de una población e inauguró una nueva y distinta literatura, en la que el narrador, merced a su fuerza imaginativa, enriqueció considerablemente la dureza de la realidad que retrataba con un estilo modernista y ornamentado que se sirvió de la propia exageración de lo descrito para aumentar todavía más el peso de su mensaje.
En la primera parte de la obra, "El Valle", mediante la presentación de la heroína Wata-Wara y de su amado Agiali, introduce al lector en el paisaje del lugar, a través de una descripción donde lentamente lo bucólico deja paso a las dificultades geográficas del medio. El segundo libro, "El Yermo", acelera la acción y proporciona una base real a la fábula novelesca. Para concluir, Arguedas introduce un final épico cuyo sentido de venganza purifica los hallazgos de toda la obra
Su singular producción significó por tanto el comienzo del fin de la polémica entre modernistas y antimodernistas y dejó una profunda huella que marcó a sus sucesores en las letras bolivianas, sobre todo en la relación de la escritura con el compromiso y el combate político. Sus títulos posteriores, ensayos históricos y sociales, no llegaron a ser comparables a su obra maestra, pero fueron igualmente significativos: Historia de Bolivia (1922), Los caudillos letrados (1924) y algunos volúmenes de memorias como La danza de las sombras (1934), así como un vasto Epistolario