Oftalmólogo español. Estudió medicina en la Facultad de Barcelona y se formó como oftalmólogo en París, junto a figuras como Xavier Galezowski y Louis de Wecker. En la capital francesa adquirió una sólida preparación histopatológica, al lado de Charles Robin y Louis Antoine Ranvier. De regreso en Barcelona, organizó el servicio de oftalmología en el Hospital de la Santa Cruz, que dirigió desde 1880 hasta 1910. En esta última fecha, pasó al Hospital Clínico y, dos años más tarde, fue el primer titular de la cátedra de la especialidad en la Facultad de Medicina de Barcelona, que ocupó hasta su jubilación.
Fundador de una famosa dinastía de oftalmólogos, Barraquer destacó, en primer término, como cirujano. Ideó nuevas técnicas, entre ellas una para el tratamiento de la catarata por extracción, y se ocupó tempranamente de la aplicación de la cocaína como anestésico. Por otra parte, fue un experto micrógrafo que realizó numerosos trabajos histopatológicos, en su mayor parte sobre lesiones oculares.
Se ocupó también de cuestiones de morfología normal, destacando su contribución al estudio de la anatomía topográfica. Barraquer fundó, en 1903, la Sociedad Oftalmológica de Barcelona. Dirigió dos revistas especializadas que tuvieron corta duración: el Boletín de la Clínica Oftalmológica del Hospital de la Santa Cruz (1885-1886) y Oftalmología (1908-1912)
(Barcelona, 1855 - San Climent de Llobregat, 1928) Neurólogo español. Estudió medicina en la Universidad de Barcelona. Desde los primeros cursos fue un alumno brillante que mostró gran interés por la neurología. A los 27 años entró en el Hospital de la Santa Cruz, donde creó el primer servicio de neurología que existió en España. Durante 48 años desarrolló su labor en el citado hospital, del que fue nombrado médico de número en 1906.
Fue un asiduo y disciplinado lector de literatura médica extranjera, lo que le proporcionó una sólida formación como especialista en neurología. Realizó también algunos viajes a Francia que le permitieron conectar con sus colegas del país vecino e importar varias técnicas de exploración. A pesar de que dedicó algunos trabajos a la investigación experimental de la degeneración, desmielinización y regeneración de los nervios, los estudios que publicó Barraquer fueron fundamentalmente de tipo clínico. Basándose en la observación diaria de enfermos, describió algunos signos que han resultado muy útiles en la exploración neurológica, como el reflejo de hiperflexión plantar o la distinción entre la contracción mediatizada por el sistema nervioso y la ideomuscular.
Contribución importante a la semiología clínica fue su descripción de la máscara anestésica en la polineuropatía leprosa. No menos relevantes fueron sus contribuciones al campo de la nosografía, en donde destacó por la descripción de dos nuevos síndromes: la atrofia generalizada hemilateral, consistente en una atrofia global de todos los tejidos de la mitad del organismo, subsiguiente a traumatismos articulares de cierta duración; y la lipodistrofia progresiva, caracterizada por la ausencia de tejido graso en la cara, brazos y tronco, en contraste con el tejido graso normal o acumulación patológica del mismo en la mitad inferior del cuerpo, especialmente en las nalgas.
A pesar de que Barraquer Roviralta no desempeñó nunca un cargo docente, supo crear, desde el servicio que dirigía, un buen grupo de trabajo que constituyó, con el tiempo, una de las bases más firmes de la actual escuela catalana de neurología