Novelista, poeta y ensayista francés, autor de una obra extensa y provocativa. Estudió en l´École des Chartes (1918 a 1922) y luego ingresó en la Escuela Superior de Estudios Hispánicos, en Madrid (1923 a 1924). Fue bibliotecario y medievalista en la Biblioteca Nacional de París (1924 a 1942), bibliotecario en Carpentras (1949 a 1951) y director de la Biblioteca Municipal de Orleans (1951 a 1962). Participó en actividades de los grupos surrealistas hasta su ruptura con A. Breton, en 1929, y dirigió las revistas Documents (1929-1930), Acéphale (1936-1937) y Critique (1946-1962)
Influido por su amigo Alfred Métraux, se interesó por la etnología, disciplina que lo inició en sus estudios sobre la religión y lo sagrado, bajo la inspiración antropológica de Marcel Mauss y la filosófica de Alexandre Kojéve. En 1937 fundó con M. Leiris y R. Caillois el Collège de Sociologie, con el objeto de analizar las manifestaciones de lo sagrado en la sociedad moderna
Autor de textos polémicos, fue considerado desde "un nuevo místico" (J.-P. Sartre) o "un obseso" (A. Breton) hasta "uno de los más grandes escritores del siglo" ( Michel Foucault). A través de la literatura y el ensayo, formuló una aguda crítica a la racionalidad de la palabra escrita y al concepto clásico de sujeto. Buscó despojar a sus textos de toda retórica para aproximarse a lo que él llamaba "la desnudez del ser", ya que entendía que el hombre debía dejar de "enunciar" para poder "consumar", y para ello no le quedaba otro camino que el de la "transgresión".
Desconfiaba del concepto occidental de conocimiento y saber, y pensaba que el individuo, para romper su realidad dividida, condicionada y limitada por los grandes sistemas racionales de la ética y la estética, debía recurrir al éxtasis para lograr una experiencia interior liberadora. Entre la filosofía trágica de Nietzsche y la dialéctica de Hegel, elaboró un misticismo materialista donde Dios es una ausencia que no excluye lo sagrado, y donde el exceso es un camino de revelación en el cual el erotismo y la muerte se vinculan íntimamente
Bataille estudió con talante crítico la filosofía de Hegel, que empezó a conocer gracias a los cursos de A. Kojève sobre la "fenomenología del espíritu" en L´École Pratique des Hautes Études. En la obra del filósofo alemán, Bataille vio la culminación de una tradición filosófica en la que la noción de "negativo" se evita gracias a su inclusión en la dialéctica del sistema y a su subordinación a una positividad histórica.
Aislando dicha noción de su uso "servil" en el progreso del saber absoluto hegeliano, basado en la lógica del trabajo, Bataille hizo de tal noción la base de una filosofía de la "soberanía" en la que los términos "exceso", "sacrificio", "muerte" y "entrega" indican situaciones en las que sale a la luz la existencia independiente de un negativo absoluto, sin utilización. De ahí que, frente a la "economía restringida" hegeliana, Bataille hable de una "economía general", en la que tiene cabida la noción de "depénse", ese margen de energía producida no utilizable en el producto mismo, que queda como "part maudite" en el trasfondo de todas nuestras experiencias existenciales.
Y sin embargo, existen ciertas experiencias transgresoras -el arte, la risa, el erotismo- que rompen los límites de la lógica del proyecto y que provocan la eclosión y la expulsión al exterior de esta parte absolutamente negativa de una vida excedente, perdida. La "risa" es, según Bataille, una rotura radical de la certeza y la estabilidad del conocimiento, no tiene cabida en el campo del saber y, no pudiéndose conocer ni captar en absoluto, se distingue con respecto al saber como un salto a lo imposible. El "arte", a su vez, está estrechamente ligado a lo negativo, y esto es evidente sobre todo en el caso de la poesía, entendida como la materialización de un "sacrificio" y de una "perversión" de las palabras, en clara contraposición con el uso positivo que de ellas hace el lenguaje discursivo y conceptual.
Estas tensiones hacia lo imposible, auténticas experiencias de desbordamiento del saber, nos permiten acercarnos a una zona de "no-saber" que es completamente ajena al campo de lo posible, del conocimiento, del concepto y de la racionalidad, y que tiene su origen precisamente en todo lo contrario, en una experiencia fundamental de ausencia de la verdad.
Escribió las novelas eróticas Historia del ojo (1928, con el seudónimo de Lord Auch), El azul del cielo (1935, publicado en 1957), Madame Edwarda (1937, con el seudónimo de Pierre Angélique), El cura C (1950) y Mi madre (1966); conjunto que supone una referencia esencial en los estudios sobre literatura y erotismo. Completa su obra literaria el conjunto de poesías reunidas en L´Archangelique (1944).
Su obra ensayística comprende estudios sobre Sade, C. Baudelaire, M. Proust, F. Kafka y J. Genet; textos políticos escritos durante la ocupación alemana; la Suma ateológica, trilogía compuesta por la La experiencia interior (1943), El culpable (1944), y Sobre Nietzsche (1945); La parte maldita (1947), Teoría de la religión (1948), Lascaux o el nacimiento del arte (1955), Manet (1955), La literatura y el mal (1957), El erotismo (1957) y Las lágrimas de Eros (1959)
(Nîmes, 1872 - Reuil, 1922) Escritor francés. En favor de la literatura abandonó el estudio y el ejercicio del arte pictórico, al que se dedicaba con cierto éxito: había dirigido un periódico artístico, y muchos de sus dibujos y finos grabados habían alcanzado alguna difusión. Su primera obra teatral, La belle au bois dormant, escrita en 1894 en colaboración con R. d´Humières, recuerda vagamente la poética del simbolismo.
Sin embargo, la literatura empezaba por entonces a reaccionar contra este gusto y su estilo artificioso, y así, Bataille acudió también a la inspiración que brota directamente de la vida. Tras la "leyenda trágica" de 1896 titulada La lépreuse, llevó a la escena los dramas y melodramas de la existencia moderna, siquiera reduciendo a veces grandes problemas a sus motivos externos y femeninos. Por ello su obra no ha sido duradera, aun cuando no deje de reflejar una sensibilidad delicada, un sentimiento sincero y un auténtico sufrimiento.
La sociedad que pintara con cierta indulgencia le pagó sobradamente con su reconocimiento pleno, y sus producciones lograron, en París y por doquier, la entusiasta aprobación del público. Ton sang (1897), L´enchantement (1900), Le masque y Résurrection -inspirada en la novela de Tolstoi- (1902), Maman Colibri (1904), La marcha nupcial -la más conocida de sus obras- (1905), La mujer desnuda (1908), La virgen loca (1910), La phaléne (1913) y La possession (1922) fueron sus comedias más afortunadas, y pronto hicieron olvidar los primeros y finos versos de La chambre blanche y Le beau voyage, cuyo eco, sin embargo, quedó en el clima algo enrarecido y decadente de su teatro, inclinado con frecuencia a análisis de tipo naturalista. Ajeno al áspero ambiente de la primera postguerra, a su muerte la fama alcanzada se hallaba ya en pleno declive