Prolífico novelista, cuentista y dramaturgo sueco, considerado uno de los grandes narradores de la literatura sueca. El carácter contradictorio de su padre marcó su infancia solitaria. Estudió en Upsala, viajó largamente por Italia y vivió en Roma entre 1901 y 1911. Su boda con Stina Lindberg (1908) le emparentó con una ilustre familia de artistas teatrales. Su temprana muerte fue consecuencia del abuso del alcohol y de las drogas.
La fabulación y el humor grotesco caracterizan su obra, gran parte de la cual está ambientada en su región natal. Allí conoció a los que servirían de modelo para muchos de sus personajes, y algunos de ellos se han convertido en auténticos prototipos. Su sátira es punzante, pero la descripción de los personajes (certera y por momentos caricaturesca) no está exenta de compasión. Sus novelas pueden ser leídas como crónicas de una sociedad de provincia, pero tienen también una dimensión existencial. Se dio a conocer como dramaturgo en 1905 con María madre de Jesús; luego compuso dramas y comedias de notable importancia: Juego de marionetas (1917), Parisina, El premio Nobel y La chusma (1928).
Sin embargo, en la novela y el cuento halló la expresión más adecuada a su arte de sutil y amargo analizador de la vida subconsciente según los principios de Dostoievski e incluso de la ideología de Freud (Savonarola, 1909, El testamento de Su Alteza, 1910); pasó de la graciosa descripción de las costumbres provincianas, en las que no falta la nota trágico-grotesca (Comedias de Bergslagen, 1914, Los Marcurell, La abuela y Nuestro Señor, 1921) a la tenebrosa representación de la voluntad y la razón humanas, desintegradas por el juego indirecto de las pasiones y los instintos: La directora señora Ingeborg (1924), Amor a través de una ventana y El clown Jac (1930)
(Uppsala, Suecia, 1918) Director cinematográfico sueco. Hijo de un estricto pastor protestante, Bergman cursó estudios en la Universidad de Estocolmo y obtuvo la licenciatura en literatura e historia del arte con una tesis sobre Strindberg. Hasta 1942 dirigió el teatro universitario y, posteriormente, fue ayudante de dirección del Gran Teatro Dramático de Estocolmo. En 1943, la productora Svensk Filmindustri (SF) lo contrató para el departamento de guiones.
Un año más tarde, la misma empresa produjo una película a partir de su novela corta Tortura, que dirigió Alf Sjöberg. Entre 1944 y 1955 fue responsable artístico del teatro municipal de Helsingborg, etapa en la que también dirigiría su primera película, Crisis (1946), producida por la SF, y realizó una serie de adaptaciones para el productor independiente Lorens Malmstedt, en las cuales aparecen ya sus preocupaciones existencialistas y que merecieron cierto reconocimiento entre el público y la crítica de su país.
Sin embargo, hasta la aparición de la comedia Sonrisas de una noche de verano el nombre de Bergman no empezó a ser internacionalmente conocido. El éxito que alcanzó esta película en el Festival de Cannes de 1956 lo convirtió en el autor de moda dentro del cine europeo, y ello propició que se recuperaran numerosos filmes anteriores suyos.
El cine de Bergman recoge la influencia formal del expresionismo y de la tradición sueca, en especial la de Victor Sjöström, y destaca por su gran sentido plástico, casi pictórico, y el aprovechamiento de las posibilidades del blanco y negro. Además, gira en torno de una serie de constantes temáticas, en especial la muerte y el amor, marcadas por las preocupaciones existencialistas y religiosas del autor, y abordadas con un tono metafísico y una densidad de diálogos motivada por sus inicios en el teatro.
En el amplio conjunto de su obra ha escrito, producido y dirigido películas que abarcan desde la comedia ligera al drama psicológico o filosófico más profundo. En sus comedias, el contenido sexual está en mayor o menor medida presente, si bien tratado con extremo lirismo. Película emblemática dentro de su filmografía por su gran repercusión entre el público y la crítica, El séptimo sello (1956) constituye una lúgubre alegoría que indaga en la relación del hombre con Dios y la muerte, para la cual empleó recursos narrativos basados en la iconografía cristiana, aunque incorporando audacias personales de gran eficacia. Su virtuosismo técnico se hace evidente en Fresas salvajes (1957), recreación de su propia infancia para la que utilizó una estructura de narraciones superpuestas.
La posición de Bergman como director se consolidó plenamente a lo largo de la década de 1960. La obra más representativa de esta etapa es quizá Persona (1966), donde destacan las simetrías compositivas, los primerísimos planos y el empleo evocador del sonido y la música. Bergman continúa explorando en esta película el alma humana, su incapacidad para la comunicación, para sentir y recibir amor. Los setenta son ya años de pleno reconocimiento internacional para el director, en que los éxitos y los premios se suceden: Cannes, Hollywood, Venecia, Berlín... Su dedicación al cine no le impidió, sin embargo, continuar trabajando para el teatro y la televisión.
En 1976 abandonó su país por problemas fiscales y se instaló en Munich, donde creó su propia productora. De estos años data su película más encantadora y vital, Fanny y Alexander (1982), de la que el mismo autor comentó: «Por fin quiero dar forma a la alegría que, a pesar de todo, llevo dentro de mí y a la que tan rara vez y tan vagamente doy vida en mi trabajo.» Luego, Bergman publicó sus memorias en dos volúmenes, Linterna mágica (1988) e Imágenes (1990), y escribió guiones cinegrafográficos para otros directores, entre otros su hijo Daniel