Mariscal de Francia. Hijo natural de Jacobo II de Inglaterra, fue educado en Francia. Después de la revolución de 1688 y el consiguiente destronamiento de su padre, regresó a Francia, desde donde preparó la campaña jacobita en Irlanda, que terminaría derrotada en la batalla del Boyne.
Al servicio de Luis XIV, que lo había nombrado lugarteniente general de sus ejércitos, combatió en España al frente de las tropas francesas que participaban en la guerra de Sucesión española a favor de los derechos a la Corona alegados por el Duque de Anjou (el futuro Felipe V), nieto de Luis XIV. En esta contienda obtuvo diversos éxitos que reforzaron su prestigio militar. Entre ellos destaca, en 1707, la victoria de Almansa frente a las fuerzas del archiduque Carlos de Austria, que permitió la posterior conquista de Valencia y Aragón.
Prosiguió su ofensiva sobre Cataluña, y en la primavera de 1714 inició el asedio a la ciudad de Barcelona, que no conquistaría hasta el mes de septiembre. Concluida la ocupación, se dedicó a imponer en Cataluña las nuevas leyes centralistas, de inspiración francesa (Decreto de Nueva Planta), con las que se suprimieron las instituciones tradicionales catalanas.
Su fidelidad a la Corona francesa quedó de manifiesto cuando declinó el ofrecimiento de Felipe V de permanecer a su servicio y regresó a Francia. Así, en 1719 no dudó en combatir contra Felipe V, desde la frontera navarra y catalana, para obligarle a aceptar los dictados de la Cuádruple Alianza. Con anterioridad, en 1715, había rechazado el mando de las fuerzas jacobitas, para seguir como un eficaz servidor de Francia. En 1734, durante el asedio de Philippsburg, en la guerra de Sucesión de Polonia, un proyectil de cañón lo dejó muerto en el campo
(Väfversunda, Suecia, 1779-Estocolmo, 1848) Químico sueco. Huérfano a temprana edad, fue criado por unos parientes que constataron ya en sus días escolares su interés por la ciencia, en especial por la medicina, disciplina en la que se licenció en 1802 por la Universidad de Uppsala. Su profesor de química, J. Afzelius, ejerció una notable influencia en él y despertó su interés por las lecturas y los experimentos químicos.
Berzelius
En 1806 entró a formar parte del cuerpo docente de la Academia de Guerra de Karlberg como profesor de química. En 1807 se hizo cargo de la cátedra de medicina y farmacología de Estocolmo, cuya partida presupuestaria se vio incrementada por la gran necesidad que el estado tenía de cirujanos militares con destino al frente en sus confrontaciones con Francia (1805-1809 y 1812-1814), lo que le proporcionó cierta libertad para elaborar sus investigaciones. En 1808 entró a formar parte de la Academia Sueca de Ciencias, de la que fue elegido secretario a perpetuidad en 1818
En 1815 fue nombrado catedrático de química del instituto médico quirúrgico Karolinska de Estocolmo. Desde el año 1832 vivió inmerso únicamente en sus investigaciones. En 1835 contrajo nupcias, a los cincuenta y seis años de edad, con una joven de veinticuatro. Durante la ceremonia Carlos XIV, rey de Suecia y Noruega, le concedió el título de barón
Berzelius fue una personalidad única en el campo de la química. Sus investigaciones e ideas condicionaron los trabajos en este campo durante casi todo el siglo XIX y su influencia llega hasta la actualidad. Sus publicaciones, traducidas a casi todas las lenguas del mundo occidental, le procuraron un verdadero ejército de discípulos que consiguieron hacer de la química la disciplina científica con más rápido desarrollo en el siglo XIX.
Su primer texto versó acerca de un análisis del agua: Nova analysis aquarum Medeviensium (1800). Poco después, y a consecuencia del descubrimiento de Volta, se ocupó de los efectos químicos de la corriente eléctrica, y, en Ensayo sobre el galvanismo (1802) demostró por vez primera la acción de los electrodos en los ácidos y las bases. Tales trabajos marcan el principio de la electroquímica.
Trabajador incansable, en un período de diez años estudió alrededor de dos mil compuestos químicos. Tomando el oxígeno como base de referencia (100) determinó el peso atómico de los demás elementos; los resultados fueron publicados en 1818 en una tabla de pesos atómicos de 42 elementos. Su gran actividad de analizador continuó sin interrupción: descubridor de los elementos cerio (1803), selenio (1817) y torio (1828), también consiguió aislar el silicio (1823), el circonio (1824), el titanio (1825) y hasta diez nuevos elementos
En la época de Berzelius, John Dalton y otros químicos habían empezado a emplear una serie de símbolos para representar los átomos de los elementos: el oxígeno, por ejemplo, estaba indicado por un pequeño círculo, que en el hidrógeno llevaba un punto en el centro, y en el nitrógeno una rayita vertical. Sin embargo, el descubrimiento de tantos nuevos elementos hubiera llevado, de persistirse en el uso del citado sistema, a una gran confusión. Berzelius resolvió el problema proponiendo que los elementos fueran representados con la inicial o bien las dos primeras letras de su nombre latino; a esta racional simbología debe la química gran parte de su amplio desarrollo.
La extensa labor del famoso científico tendió principalmente a determinar el peso atómico de los elementos y las proporciones exactas según las cuales éstos se combinan, o sea las fórmulas de los compuestos. Su capacidad de analizador, que le lleva a ser considerado como fundador del análisis químico, le permitió realizar grandes adelantos en este aspecto. Sin embargo, tal labor le resultaba ardua, por cuanto los criterios acerca de la combinación de los elementos eran necesariamente arbitrarios y con frecuencia erróneos; Dalton, por ejemplo, a pesar de haber obtenido casi exactamente las proporciones de peso de los componentes del agua, imaginaba la molécula de agua integrada por un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno. Berzelius llevó a cabo numerosos análisis, pero su intento no había de verse concretado en una realidad hasta mediado ya el siglo XIX, con la obra de Cannizzaro.
Los textos que jalonan el camino seguido por Berzelius en este aspecto son Ensayo sobre las proporciones determinadas con arreglo a las cuales se encuentran reunidos los elementos de la naturaleza inorgánica (1810) y Ensayo sobre la teoría de las proporciones químicas y la influencia química de la electricidad (1819). Sin embargo, la obra que resume la actividad de Berzelius, redactada paralelamente al desarrollo de ésta, es Tratado de química (1808-18), traducido a varias lenguas, y que más que un tratado es el texto que contiene la concepción del autor acerca de la ciencia química