Pintor estadounidense. Exponente de la pintura de género del s. XIX, su obra constituye una auténtica crónica de la vida cotidiana de Missouri
(Honolulú, 1875 - Washington, 1956) Arqueólogo estadounidense que descubrió las ruinas de las ciudades incas de Vitcos y de Machu-Picchu. Bingham tuvo una privilegiada educación. Acudió durante diez años a la Escuela Punahou del colegio Oahu, de donde pasó a la Academia Phillips y, finalmente, ingresó en la Universidad de Yale, donde obtuvo su título en 1898. Después estuvo trabajando en diversos oficios hasta que decidió volver a la universidad, primero a la de California y más tarde a Harvard para conseguir un título de posgrado en historia y ciencias políticas. Tras conseguir el título, en 1905 trabajó un año en Princeton
Fue en 1906 cuando realizó su primer viaje a Sudamérica. La misión consistía en seguir la ruta que realizó Simón Bolívar en 1819 a lo largo de la geografía de los países conquistados por España para así conocer mejor la historia hispanoamericana y poder enseñarla a sus alumnos con conocimiento de causa. Dos años después siguió la ruta comercial organizada por los españoles en los países americanos
En 1908 se convirtió en el Delegado del Primer Congreso Científico Panamericano en Santiago de Chile. Un año más tarde, fue nombrado miembro de la Facultad de Historia de la Universidad de Yale y, dos años después, se organizó una expedición arqueológica cuyo objetivo era encontrar Vilcabamba, la “ciudad perdida de los incas”, una fortaleza secreta utilizada por los incas contra la invasión de los españoles en el siglo XVI
Los indicios de las crónicas incas de la época le llevaron a la conclusión de que los yacimientos se encontraban cerca de Cuzco (Perú), donde el acceso era muy complicado. Sin embargo, para Bingham no fue un problema debido a que su padre le aficionó al montañismo, deporte que le fue muy útil en todas sus expediciones y en concreto a la hora de escalar el monte Coropuna (6595 m); fue el primero en conseguir llegar hasta la cima.
Tras un difícil camino, el 24 de julio Bingham se dirigió a las ruinas de Machu-Picchu, donde encontró una piedra que recordaba a las estructuras del Templo del Sol en Cuzco. Se iniciaron las excavaciones, que Bingham tuvo que abandonar en 1912. Tres años después volvió a ellas, convencido de que las ruinas de Machu-Picchu correspondían a la “ciudad perdida de los incas”. Sus investigaciones fueron puestas en duda durante mucho tiempo. Tuvo que esperar hasta mediados del siglo XX para que sus suposiciones fueran tomadas en serio
Paralelamente a las excavaciones, Bingham tuvo otras actividades totalmente ajenas a la arqueología. A partir de 1916 comenzó a ascender en la jerarquía militar, ocupando diversos puestos en los ejércitos. En 1922 ocupó el cargo de teniente gobernador de Connecticut, ciudad de la que dos años más tarde fue elegido gobernador, y abandonó la enseñanza de historia de la Facultad de Yale. No estuvo demasiado tiempo como gobernador, pues a los pocos días quedó una vacante en el Senado que fue ocupada por él. Se mantuvo en este puesto durante ocho años. Posteriormente se dedicó a los negocios hasta que, en 1951, el presidente Truman le designó para formar parte del Civil Service Loyalty Review Board, para investigar casos de subversión dentro del Departamento de Estado.
Bingham fue miembro de numerosas asociaciones, entre las que cabe destacar la National Geographical Society y la Royal Geographical Society. También escribió libros sobre cada uno de sus viajes: Diario de una expedición a través de Venezuela y Colombia; Tierra Inca (1922); Machu-Picchu, la ciudadela de los incas (1930) y La Ciudad perdida de los incas (1948)