Pintor suizo. Se formó en la Academia de Düsseldorf y viajó a Bruselas, Anberes, Suiza, París y Basilea. Hacia 1850 se instaló en Roma, donde descubrió el ideal clásico de la Antigüedad, que le inspiró varias de sus obras. Tras una estancia de dos años como profesor de la Academia de Weimar, regresó a Italia y visitó esta vez Nápoles y Pompeya, cuyas pinturas al fresco le influyeron decisivamente. De vuelta en Basilea, en 1866, pintó frescos de personajes mitológicos y hacia 1871 se trasladó a Munich, donde vivió unos años de intensa creatividad. Tras una estancia de cuatro años en Florencia, en 1895 se instaló en San Domenico di Fiesole, donde vivió sus últimos años. Aunque su obra entroncaba fuertemente con la corriente simbolista, su rigor en la composición era todavía heredero del realismo. La atmósfera misteriosa, sombría, y la inquietante inmovilidad de sus cuadros, que evocan realidades y sueños al mismo tiempo, guardan mucha relación con el Romanticismo alemán
(Cluj, 1557-Kassa, 1606) Príncipe de Transilvania. Lideró la sublevación húngara contra Rodolfo II, siendo proclamado príncipe de Hungría. En el Tratado de Viena (1606) el emperador acabó reconociéndolo y aceptando sus reivindicaciones