Papa (896). Murió a los quince días de haber sido elegido, en el mes de abril
(s. X) Papa (974 y 984-985). Considerado como ilegítimo o antipapa por las circunstancias de su elección, dictada por la facción romana de Crescencio, que -opuesta a la tutela del emperador germánico- promovió un motín para deponer a Benedicto VII y elevó en su lugar a Bonifacio, antes cardenal Francón. La reacción imperial le obligó a huir de Roma a Constantinopla con el tesoro papal. Excomulgado por Benedicto VII (975), regresó en 984 y, de nuevo con el apoyo de Crescencio, recuperó el solio pontificio frente a Juan XVI, al que condenó a morir de hambre en prisión