Político y escritor portugués, introductor del positivismo en Portugal y principal figura de la escuela de Coimbra. Como político participó en el movimiento republicano y presidió hasta agosto de 1911 el gobierno provisional instaurado por la revolución de octubre de 1910; fue presidente de la República Portuguesa en 1915 y 1919.
Se doctoró en derecho por la Universidad de Coímbra en 1868 y en 1872 obtuvo la cátedra de Literatura Moderna en la Universidad de Lisboa. Su notable erudición destacó en el ámbito de la literatura portuguesa y la historia del pensamiento portugués, con un hito indiscutible en su História da Literatura Portuguesa (1870-1873) y sólidas aportaciones al estudio del folklore como el Cancioneiro popular (1867), el Romanceiro geral (1867), su Floresta de vários romances (1868), Contos tradicionais do Povo Portugues (1883) o bien O Povo Portugues nos seus costumes, crenças e tradições (1885)
Escribió diversas obras eruditas de contenido filosófico, como Traços gerães de Philosophia Positiva (1877), y fundó la revista O Positivismo, publicada entre 1878 y 1882; también la Sociología le interesó, como vemos en As origens poeticas do Christianismo (1880) y As Lendas Christãs (1893).
Como creador literario, en fecha muy temprana publicó su poemario Folhas verdes (1859); le siguieron Visão dos tempos (1864), con clara influencia de Víctor Hugo; Tempestades sonoras (1864), Ondina do lago (1866), Torrentes (1869), Miragens seculares (1884), Os doze de Inglaterra (1902), Frei Gil de Santarem (1905) y otras obras. Entre otros honores, fue miembro de la Academia de Ciencias de Lisboa y de la Real Academia de la Historia de Madrid
Dinastía reinante en Portugal entre 1640 y 1910. Tiene su origen en Alfonso, hijo natural de Juan I de Portugal, nombrado por su padre duque de Braganza en 1442. Entre sus descendientes se encuentra Carolina, que fue pretendiente del Trono portugués al extinguirse la dinastía real de los Avís; pero hubo de desistir ante la invasión de Portugal por Felipe II de España, que hizo valer sus derechos por la fuerza (1580). Portugal quedó así incorporado a la Monarquía de los Austrias (rama española de la Casa de Habsburgo), hasta que el VIII duque de Braganza, Juan IV (1604-56), encabezó desde 1637 la conspiración de la nobleza portuguesa -apoyada por la Francia de Richelieu- que culminó en la insurrección contra Felipe IV de España en 1640. En 1641 reunió unas Cortes que le proclamaron rey de Portugal; y fortaleció su posición derrotando a los españoles en la batalla de Montijo (1644).
Le sucedió su hijo incapaz Alfonso VI (1643-83) bajo la regencia de su madre, María Luisa de Guzmán; ésta conspiró contra él destronándole en 1667 en beneficio de su hermano menor, Pedro II (1648-1706), quien, no obstante, se tituló regente, no atreviéndose a proclamarse rey hasta la muerte de su hermano. En la conspiración había participado también María de Saboya, esposa de Alfonso VI; Pedro hizo anular aquel matrimonio y se casó con su cuñada en 1668.
Fue él quien obtuvo el reconocimiento de la independencia portuguesa por España en aquel mismo año (Tratado de Lisboa). Le sucedió su hijo Juan V (1689-1750), en cuyo reinado se firmó el Tratado de Lord Methuen (1703), que consolidaba la alianza anglo-portuguesa (ya iniciada con el apoyo inglés a los independentistas portugueses desde 1661) como clave para toda la política exterior del Portugal posterior, inspirada en la necesidad de afirmar su especificidad frente a futuras veleidades de absorción por parte de España. En virtud de esa alianza, Portugal se vio involucrada en la Guerra de Sucesión española.
Le sucedió su hijo José I (1714-77). Durante su reinado ejerció el poder el Marqués de Pombal, que aplicó a Portugal el reformismo propio del «despotismo ilustrado». Sobrevivió a un atentado en 1768, tras el cual hizo ejecutar a los culpables y castigó severamente a toda su familia (los Tavora). Le sucedió su hija María I (1734-1816). Entre 1777 y 1786 compartió el Trono con su tío y esposo, Pedro III (1717-86).
Desde 1792 fue declarada loca y se encargó de la Regencia su hijo, Juan VI (1767-1826). Con la invasión francesa de 1807 abandonó el país y se refugió en la colonia portuguesa de Brasil, donde adoptó el título de emperador. Al terminar la guerra (1815) permaneció en Brasil, dejando que gobernara Portugal el embajador inglés, general Beresford; aunque al morir su madre aceptó nominalmente volver a ser rey de Portugal (1816), no regresó hasta 1821. Juró la Constitución liberal de 1822, pero hubo de hacer frente a la sublevación absolutista alentada por su hermano Miguel.
Le sucedió su hijo Pedro IV (1798-1834), a quien había nombrado en 1822 emperador del Brasil (como Pedro I), independizándolo de Portugal. Al morir su padre (1826) otorgó una Carta Constitucional más moderada que la Constitución de 1822; pero prefirió conservar sólo la Corona brasileña, dejando el reino de Portugal para su hija María II (Maria da Gloria) (1819-53). Dada su corta edad, la Regencia quedó encomendada a su tío don Miguel (1802-66), quien en 1828 usurpó el Trono (como Miguel I) e instauró un régimen absolutista, provocando la guerra civil con los liberales; Pedro IV regresó entonces para luchar en favor de María. Derrotado don Miguel por las fuerzas liberales, Maria da Gloria prosiguió desde 1834 un reinado marcado por las dos dictaduras sucesivas de Passos (1836) y Costa-Cabral (1842), además de una nueva rebelión miguelista (1846-47).
Del matrimonio de Maria da Gloria con el príncipe alemán Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha (regente de 1853 a 1855) proceden los cuatro reyes siguientes, que puede decirse que forman una rama distinta de la misma Casa, los Coburgo-Braganza: sus dos hijos, Pedro V (1837-61) y Luis I (1838-89). Bajo su reinado, Portugal sustentó la candidatura de su padre Fernando de Coburgo para ocupar el Trono español vacante (1869). Por otro lado, Portugal conoció entonces una nueva expansión colonial, participando en el «reparto de África» y extendiendo sus posesiones en Angola y Mozambique.
Con su hijo Carlos I (1863-1908) comienza la descomposición de la Monarquía, crecientemente impopular; el ultimátum inglés de 1890, que obligó a Portugal a renunciar a sus aspiraciones coloniales en África, hizo descubrir a la opinión pública la debilidad del país, desprestigiando a la clase política y a la Casa reinante. En 1906 se impuso como dictador Juan Franco, hasta que el rey fue asesinado junto con el príncipe heredero. Su hijo menor Manuel II (1889-1932) acabó con la dictadura y convocó elecciones generales, que mostraron el peso que había adquirido la opinión republicana. Finalmente, el rey fue destronado por la Revolución de 1910, que convirtió a Portugal en una República, y se exilió en Inglaterra