Escritora sueca. Publicó su primer poemario, Nubes, en 1922, al que siguieron los poemas místicos de Para el árbol (1935) y Los siete pecados capitales (1941). Es también autora de la novela Kallocain (1941) y de traducciones de T.S. Eliot
(Figeac, 1899 - Paradise Valley, 1978) Actor de cine estadounidense, de origen francés. Sin demasiado interés por el cine en un primer momento, la intención de Boyer era ser un buen actor de teatro; aconsejado por el famoso actor Raphaël Duflos, viajó a París, donde simultaneó estudios de Filosofía en La Sorbona con los de teatro en el Conservatorio de Arte Dramático, bajo los auspicios del propio Duflos y de Maurice Escande.
En 1920 debutó primero en teatro y luego en cine; en lo que respecta al escenario, fue visto por Firmin Gémier, un director de cierto prestigio en los círculos parisinos, en una pequeña representación del conservatorio, y lo eligió para sustituir al protagonista, enfermo, de una obra que estaba preparando. A partir de entonces, famosas personalidades de las tablas, como Sacha Guitry, no dejarán de contar con él.
En cine todo fue más lento; comenzó con L´homme du large (1920) de Marcel L´Herbier y, nueve años después, participó en Le capitain Fracasse (1929), de Alberto Cavalcanti, film en el da vida al duque de Vallombreuse y consigue prestigio definitivo en el mundo cinematográfico. El joven Boyer podía hacer gala de su voz en el teatro (no en el cine, mudo en aquellos tiempos), y hasta que no aparecieron las primeras películas habladas a principios de los treinta no marchó a Hollywood. Allí, viendo que su talento no era apreciado, decidió regresar a Europa.
En Alemania participará en las versiones francesas de algunas de aquellas películas que se rodaban en varias lenguas, tras lo cual regresó a su Francia natal para intervenir en uno de los filmes más extraños de la época, Liliom (1933), de Fritz Lang, célebre adaptación de una pieza del escritor húngaro Ferenc Molnar, que constituyó una película aparte en la carrera de su director y un gran éxito de crítica para un Charles Boyer en el papel de un joven delincuente tan seductor como condenado por su fatal destino.
Antes de asentarse definitivamente en Estados Unidos (circunstancia provocada por su matrimonio con la actriz inglesa Pat Paterson y por el extraordinario bombazo de público que significó Mundos Privados, 1935, de Gregory LaCava), dio vida al archiduque Rodolfo de Austria en Sueños de príncipe (1935), de Anatole Litvak, película en la que le dio réplica la deliciosa Danielle Darrieux
En Hollywood, su carrera estuvo marcada siempre por el cliché de "French Lover", y así alcanzará celebridad entre las mujeres norteamericanas por sus enternecedoras escenas de amor en pantalla, con actrices como la Garbo, en María Walewska (1937), de Clarence Brown, donde sería un efusivo Napoleón; con la Dietrich, en El jardín de Alá (1936), de Richard Boleslawsky; con Hedy Lammar, en Argel (1938), de John Cromwell, en la que sin hacer olvidar el Pépé le Moko de Jean Gabin da vida elegantemente al famoso ladrón parisino
En la magistral Luz que agoniza (1944), de Cukor, película que le valdría la tercera de sus cuatro nominaciones al Oscar (ganaría un premio honorífico especial, en 1942, por su logro cultural al establecer la French Research Foundation en Los Angeles), interpretó a un marido que intenta volver loca a su esposa. Poco antes, había hecho Si no amaneciera (1941), de Mitchel Leisen, con guión de Billy Wilder y Charles Brackett, filme en el que encarnaba a un seductor que utiliza sus mañas para casarse con Olivia De Havilland y así poder entrar en los Estados Unidos (curiosamente, él mismo se encontraba en aquellos momentos esperando la nacionalidad norteamericana).
Después de la guerra hizo dos interpretaciones memorables en dos obras maestras de muy diferente condición y procedencia, El pecado de Cluny Brown (1946), de Ernst Lubitsch, una comedia romántica con Jennifer Jones, en la que da vida a un refinado intelectual centroeuropeo que se enamora de la sobrina de un fontanero (del que ha heredado sus muchas habilidades) y que alcanza finalmente el éxito como escritor de best-sellers.
La otra obra maestra indiscutible será Madame de... (1953), de Max Ophüls, en la cual Boyer da vida al General André de..., junto a Danielle Darrieux y a Vittorio De Sica. En 1951 había fundado junto a los también actores Dick Powell y David Niven, la Four Star Television, para la que interpretará y realizará muchos programas en el entonces recién nacido medio televisivo
En los años siguientes, intervendrá en películas de prestigio con directores de mérito reconocido. Formará parte, a las órdenes de Vincente Minnelli, de los elencos de La tela de araña (1955) o Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1962), y será un secundario de lujo en películas como Cómo robar un millón y... (1966), de William Wyler; ¿Arde París? (1966), de René Clément; Descalzos por el parque (1967), de Gene Sacks, o Locos de abril (1969), de Stuart Rosenberg. Su última interpretación, aparte del filme de Minnelli titulado Nina (1976), fue la del decadente aristócrata Barón Raoul, en Stavisky (1974), dirigida por Alain Resnais, con guión de Jorge Semprún. Tras la muerte de su esposa en 1978 y después de haber permanecido juntos 44 años, Charles Boyer se quitaría la vida dos días más tarde (y dos días antes de su 81 cumpleaños) con una sobredosis de barbitúricos.