Pintor y escultor chileno. Destacado representante en su país del hiperrealismo, su obra bebe en las fuentes del arte del pasado y del presente y sus trabajos pueden ser interpretados como transformaciones de Leonardo, Caravaggio o Velázquez
Trasladado a Santiago desde niño, en 1945 inició su formación artística en el estudio de Miguel Venegas Cifuentes. Realizó su primera exposición individual a los diecisiete años en el Salón Trece de la capital chilena. Pasó una temporada en la compañía de ballet de Santiago, con la que llegó a bailar profesionalmente, y en el Teatro Nacional.
Alfombra roja (1980), de Claudio Bravo
En 1959 se trasladó a Concepción, donde conoció al poeta y filósofo Luis Oyarzún, que le influiría profundamente. Debido a su éxito como retratista, pronto contó con los recursos económicos suficientes para adquirir un avión y recorrer con él todo Chile. Ya en los sesenta viajó a España y, tras permanecer durante algún tiempo en Barcelona, se instaló en Madrid.
En la capital española desarrolló el arte del retrato y estudió con detenimiento las obras del Museo del Prado, especialmente la colección del Renacimiento italiano y las obras maestras del barroco español; Velázquez y Zurbarán fueron los autores que más influyeron en el desarrollo de su visión artística. En 1963 expuso por primera vez en Madrid, ciudad en que continuaría su obra exhibiendo a lo largo de los años setenta. En 1968 trabajó durante algunos meses en Filipinas, realizando retratos de importantes personalidades sociales y políticas.
Desde 1972 residió en Tánger, Marruecos; libre de las presiones sociales a las que se sentía sujeto en Madrid, su repertorio temático cambió drásticamente. A mediados de los años ochenta se trasladó a Manhattan, Nueva York, y en 1981 realizó su primera exposición en la Galería Marlborough, que se convirtió en su representante exclusivo, mientras el artista mantenía una vida itinerante entre el sur de Chile y Tánger. En el año 2000 recibió de manos de los reyes de España la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio
Cabecilla del movimiento de las comunidades de Castilla (Segovia, ? - Villalar, Valladolid, 1521). Pertenecía a una familia hidalga de la oligarquía urbana de Segovia. En 1519 fue nombrado regidor y jefe de las milicias de Segovia. Aquel mismo año encabezó la rebelión que estalló en la ciudad al saberse que el nuevo rey, Carlos I partía para Alemania; los amotinados ahorcaron al procurador en las Cortes de La Coruña e impidieron por la fuerza la entrada en la ciudad del alcalde Ronquillo. Aquellos hechos se producían en el marco del descontento creado por el advenimiento del flamenco Carlos I, rodeado de una corte extranjera y que, además de multiplicar las mercedes a extranjeros, postergaba los intereses castellanos preocupado por los asuntos del Imperio. Ese malestar estalló en 1520 en la rebelión llamada de los comuneros, movimiento de las ciudades castellanas que reclamaban un gobierno representativo frente al incipiente absolutismo monárquico. Bravo fue uno de los jefes comuneros que se entrevistaron con la reina madre, Juana I, la Loca, recluida en Tordesillas, para pedirle su apoyo. Luego dirigió, junto con Padilla y Maldonado, el ejército comunero derrotado en la batalla de Villalar (1521). Allí mismo fue juzgado y decapitado