Heroína de la Guerra de Independencia de Venezuela . Su padre, Domingo Cáceres, y su hermano Félix fueron asesinados por los realistas en la población de Ocumare en 1814, por lo que tuvo que emigrar con el resto de su familia a Isla Margarita, donde contrajo matrimonio con el general Juan Bautista Arismendi. Al año siguiente, fue detenida por las autoridades españolas con el propósito de presionar a su esposo Arismendi, quien desarrollaba una feroz campaña contra las fuerzas españolas. Sin embargo, el gobernador de Isla Margarita, el español Joaquín Urreiztieta, no consiguió nada ni de ella ni de su marido por lo que Luisa permaneció en la prisión de la fortaleza de Santa Rosa -donde tuvo a una niña que murió en el parto- hasta que fue trasladada a la fortaleza de Pampatar, de allí a La Guaira y finalmente a España (1816), donde también fue víctima de presiones para que renegara de sus ideas republicanas. Sin embargo, nunca abandonó sus ideales independentistas. Una vez en libertad, regresó a Venezuela en 1818 y continuó apoyando las ideas de libertad y soberanía del pueblo americano. Vivió en Caracas hasta su muerte. En reconocimiento a su lucha por la independencia de Venezuela, sus restos fueron sepultados en el Panteón Nacional en 1876
(Ayacucho, Perú, 1833-Lima, 1923) Militar y político peruano, héroe de la Campaña de La Breña durante la Guerra con Chile de 1879 y dos veces Presidente de la República peruana durante el Segundo Militarismo.
Andrés Avelino Cáceres estudiaba en un colegio de su tierra natal, cuando en mayo de 1854 lo visitó Ramón Castilla, caudillo que se había sublevado contra el gobierno de José Rufino Echenique, liderando a la facción liberal. El joven Cáceres se vio atraído por la figura del caudillo tarapaqueño y por los principios liberales, por lo que dejó de estudiar para convertirse en cadete del batallón Ayacucho, que estaba formando el general Fermín del Castillo.
Bajo sus órdenes, Cáceres libró en Lima la batalla de La Palma, en la fue derrotado. Por su participación fue ascendido a subteniente y muy pronto a teniente graduado y efectivo. Intervino nuevamente apoyando la causa de Castilla contra la revolución de Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa. Combatió en Yumina y Bellavista, y participó en el asalto de Arequipa, por lo cual lo ascendieron a capitán. En la toma de la ciudad recibió una herida bajo el ojo izquierdo que, felizmente, no le comprometió la vista
Cuando se dio el conflicto con el Ecuador entre 1859 y 1860, Cáceres, que estaba aún convaleciente por las heridas recibidas en su última campaña, acudió a la defensa de la frontera. Luego fue enviado por el presidente Castilla a Francia, como adjunto militar a la Legación peruana en París, para curarse viejas y nuevas heridas, volviendo al país en 1862. Se integró al batallón Pichincha en Huancayo.
Al producirse los acontecimientos que llevaron a la Guerra con España, Cáceres se opuso firmemente a la actitud, que consideraba pasiva, del gobierno de Juan Antonio Pezet frente a la ocupación de las Islas Chincha por la Expedición Científica Española. Por su dura crítica al gobierno fue apresado y desterrado con otros oficiales, que lograron huir a Mollendo. Los prófugos se unieron a la revolución restauradora del honor nacional liderada por Mariano Ignacio Prado contra Pezet y el claudicante Tratado Vivanco-Pareja, que aceptaba las condiciones de la Armada española. Entonces, Cáceres fue ascendido y apoyó el golpe de estado de Prado, participando en la ocupación de Lima. Intervino en el Combate del Callao o del 2 de mayo de 1866, donde fue vencida la Armada española, que se retiró a la Isla San Lorenzo, para luego abandonar el Perú.
Después de estos hechos, Andrés Avelino Cáceres solicitó su retiro y se dedicó a la agricultura en la tierra que lo vio nacer, entre 1868 y 1872, hasta que se opuso al intento de golpe de estado de los hermanos Gutiérrez, contra el que se convertiría en el primer presidente civil, Manuel Pardo Lavalle. El líder del Partido Civil le otorgó la jefatura del batallón Zepita, que Cáceres aceptó gustoso. Tuvo que apagar un conato de rebelión que surgió en sus filas y marchó a Tarma y Chanchamayo para completar la formación de sus hombres. Participó contra la rebelión de Nicolás de Piérola en Moquegua, batiéndolo en el Alto de los Ángeles, luego de lo cual fue promovido a coronel graduado. Fue elegido Prefecto del Cuzco en 1877, sin abandonar sus obligaciones militares al frente del Zepita.
Desempeñando ese cargo se inició la Guerra con Chile y tuvo que dirigirse al sur en la II División, peleando en la Campaña de Tarapacá, las batallas de San Francisco (19/11/1879) y Tarapacá (27/11/1789). En esta última fue donde Andrés Avelino Cáceres tuvo una destacada actuación cuando logró tomar los cerros, haciendo retroceder a las tropas chilenas, que se vieron obligadas a abandonar sus cañones Krup. Si bien Tarapacá fue defendida gracias a la destreza de Cáceres, fue una victoria provisional porque el ejército peruano debió retroceder dejando el territorio salitrero al enemigo.
Cáceres colaboró en la reorganización del Ejército del Sur para su concentración en Tacna junto con las tropas bolivianas al mando del nuevo presidente, Narciso Campero, quien había dado golpe de estado a Hilarión Daza. En el país también se había dado una crisis política debido a la partida del presidente Prado, quien fue derrocado por Nicolás de Piérola. En ese contexto se dio la Campaña de Tacna, en la que intervino Cáceres, demostrando gran valor en el Alto de la Alianza (26/5/1880). Luego, el caudillo se dirigió a la capital, a la que arribó en agosto de 1880. Fue nombrado Comandante General de la V División del Ejército del Centro y fue a Huaral para concluir el entrenamiento del ejército de reserva.
Como coronel efectivo participó en la Campaña de Lima, que fue organizada personalmente por el dictador Piérola, quien formó dos líneas defensivas demasiado extensas: la de San Juan, compuesta por trincheras y que iba desde el Morro Solar hasta Monterrico chico, y la de Miraflores, que era la línea de reductos, que iba desde Armendáriz hasta camino a Chosica.
Las tropas chilenas al mando de Baquedano desembarcaron en Pisco y Curayacu, tres millas al norte de Chilca, llegando a Lima por el Morro Solar, que estaba siendo defendido por Miguel Iglesias, quien había sido obligado a retroceder por las fuerzas chilenas. Cáceres participó en la fracasada batalla teniendo que retirarse a Chorrillos con lo que le restaba de sus hombres en orden, luego de haber sufrido fuertes pérdidas.
Después de la derrota de San Juan, el 13 de enero de 1881, las tropas chilenas incendiaron Chorrillos y Barranco. Aprovechando la borrachera, Cáceres quería algunos soldados para atacar por sorpresa a los chilenos, pero Piérola se negó. Dos días después, el ejército chileno vencía la línea de Miraflores, donde Cáceres luchó denodadamente sufriendo la perforación de su fémur derecho. Acudió a un puesto ambulatorio en San Carlos, y fue escondido por los jesuitas en la celda del padre superior del Convento de San Pedro. Estaba todavía en convalecencia, cuando huyó de Lima, el 15 de abril de 1881, temiendo ser hallado en las pesquisas que hacían las tropas chilenas. Fue a Jauja y lo nombraron Jefe político y militar de los departamentos del Centro.
Durante la Ocupación chilena (1881-1883), Cáceres organizó sus montoneras en el Valle del Mantaro, en la Sierra Central, y estableció su cuartel general en Matucana. Fue ascendido a general en agosto de 1881. Luego, reubicó su cuartel en Chosica, pero no por mucho tiempo. Le ofrecieron la presidencia en 1881, que no aceptó para no crear más divisiones. Las principales batallas de la Campaña de la Breña se dieron en Pucará el 2 de febrero de 1882; nuevamente Pucará, Marcavalle y Concepción el 9 de julio de 1882; y en Huamachuco el 10 de julio de 1882.
Esta última fue la única derrota considerable que sufrió el líder, pues los demás encuentros fueron victorias de Cáceres, que hasta hoy se recuerdan y rememoran a través del folklore popular de la región. Por sus destrezas en la lucha, ganó el apelativo del Brujo de los Andes. La exitosa Campaña de la Breña duró hasta que el caudillo del Norte, Miguel Iglesias, dio el Grito de Montán desde su hacienda en Cajamarca para poner fin a la guerra. Una Asamblea lo nombró Presidente Regenerador del Perú y lo facultó para firmar un tratado con Chile. Es así que se firmó el Tratado de Ancón de 1883, al que Cáceres se opuso
Como consecuencia de la guerra, se inició la época del Segundo Militarismo (1884-1895), donde tenían el dominio político los más importantes jefes militares de la Guerra con Chile. En ese momento, Cáceres se sublevó contra Iglesias, que tuvo que dejar el poder y convocar elecciones, saliendo elegido el héroe de la Breña. En su primer gobierno (1886-1890), el líder formó el Partido Constitucional. En ese contexto de crisis a todo nivel, Manuel González Prada dio un famoso Discurso en el Teatro Politeama en 1888, en el que expresó una crítica feroz al pasado republicano y sus líderes, entre ellos Cáceres, y reveló su profundo espíritu antichileno. Este discurso se dio en el marco de un evento realizado para recaudar fondos para la recuperación de Tacna y Arica, provincias que se hallaban en poder de Chile desde 1883. En este período se desarrollaba el indigenismo, que buscaba revalorar al indio y superar la discriminación de la que había sido objeto. Entre sus exponentes destacó Clorinda Matto de Turner. Fue una etapa importante a nivel cultural, que se vio enriquecida con una reflexión meditada
Con el objetivo de cancelar la deuda externa debido a la crisis fiscal y a la ruina del crédito exterior provocada por la guerra, firmó el discutido Contrato Grace en 1889. A través del contrato acordado entre el Estado peruano y Miguel Grace, representante de los tenedores de bonos de la deuda externa peruana, los bonistas ingleses cancelarían totalmente la deuda que ascendía a 51.000.000 de libras esterlinas. A cambio, el estado peruano entregaría los ferrocarriles por 66 años, 3 millones de toneladas de guano y se comprometía a pagar 33 anualidades de 80.000 libras cada una. Los tenedores de bonos constituyeron en Londres una compañía para la administración de los ferrocarriles: la Peruvian Corporation. Además, los bonistas debían concluir los tramos ferroviarios de Chicla-La Oroya (ferrocarril central) y Juliaca-Santa Rosa (ferrocarril del sur); y se comprometían a construir 70 kilómetros más de cualquier otro ferrocarril. Asimismo, se les concedió la libre navegación por el Lago Titicaca y el libre uso de algunos muelles del país.
En esta época se inició la explotación del caucho y la agroexportación. Surgió el Banco Italiano, que al inicio atendía a residentes italianos y en poco tiempo fue creciendo y empezando a atender al público nacional también. Después de su período presidencial fue nombrado Ministro Plenipotenciario del Perú en Inglaterra y Francia
Mientras tanto, a Cáceres le había sucedido en la presidencia el coronel Remigio Morales Bermúdez, quien murió sin haber concluido su período de gobierno. Su segundo vice-presidente, Justiniano Borgoño, completó su período apoyado por el ejército. Finalmente, se convocó elecciones y resultó victorioso Cáceres. Frente a la reelección del héroe de la Breña se levantó una fuerte oposición, liderada por Nicolás de Piérola, fundador del Partido Demócrata, que se había unido a la Unión Cívica de los civilistas, formando la Coalición Nacional. La guerra civil que estalló en 1895 se debió, entre otros factores, a la oposición de la permanencia de los militares en el poder y a la reelección de Cáceres. Esto se fundaba en duras críticas a su gestión, sobre todo en lo referente a la firma del Contrato Grace.
En las provincias surgieron las montoneras pierolistas y caceristas, que luchaban entre sí. Entonces, Piérola entró a Lima con su gente por la Portada de Cocharcas el 17 de marzo de 1895. Durante varios días se prolongó la lucha en la capital, a pesar de que los caceristas habían sido forzados a retroceder a Palacio de Gobierno. Se calcula que murieron alrededor de mil personas, cuyos cadáveres al no poderse enterrar, no sólo despedían un hedor insoportable, sino también amenazaban la ciudad con una epidemia. Frente a la situación, el cuerpo diplomático se reunió y logró una tregua de 24 horas entre los dos bandos para sepultar los cuerpos. La paz fue prorrogada y Cáceres tuvo que renunciar. Con la victoria de Piérola se ponía fin al período denominado por los historiadores como Segundo Militarismo.
Finalizada la guerra civil de 1895, se dirigió a Buenos Aires, donde permaneció hasta el año 1899. También vivió en París. Fue Ministro Plenipotenciario en Italia (1905-1911) y Alemania (1911-1914). Cuando volvió a su patria en 1915, favoreció la elección de José Pardo y Barreda. Como el presidente no correspondió, Cáceres apoyó el movimiento que en 1919 lo derrocó. Fue honrado con el título de Mariscal el 10 de noviembre de ese mismo año. Andrés Avelino Cáceres falleció en Lima el 10 de octubre de 1923