Político venezolano, fundador del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y dos veces presidente de la República. Cursó bachillerato con los jesuitas del colegio San Ignacio de Caracas y estudió Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela (UCV), de donde egresó doctorado en 1939. Fue militante de la Juventud de Acción Católica. En el gobierno de Eleazar López Contreras ocupó el cargo de subdirector de la Oficina Nacional del Trabajo y fue miembro de la comisión que redactó la Ley del Trabajo de 1936.
Ese mismo año fundó la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), agrupación política señalada en sus inicios por un ideario afín al falangismo español. Diputado al Congreso Nacional (1941-1944), alternó a partir de entonces sus actividades políticas con la docencia, que ejerció como profesor de Sociología y Derecho del Trabajo en la Universidad Central. En 1941 contrajo matrimonio con Alicia Pietri Montemayor. La Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, lo nombró procurador general de la nación (1945).
El 13 de enero de 1946 fundó el partido socialcristiano COPEI. Presentó su candidatura a las elecciones presidenciales de 1947, en las que resultó electo Rómulo Gallegos, por Acción Democrática (AD). Nuevamente candidato presidencial por COPEI en los comicios de 1952, mantuvo una moderada oposición al régimen del general Marcos Pérez Jiménez, que pagó con la cárcel y el exilio en 1957.
Regresó a Venezuela un año después y el 31 de octubre acogió en su residencia de Caracas, llamada "Punto Fijo", las reuniones con los dirigentes de los partidos Acción Democrática (Rómulo Betancourt) y Unión Republicana Democrática (Jóvito Villalba) que desembocaría en el llamado "Pacto de Punto Fijo" de gobernabilidad. Postulado por quinta vez en las elecciones de 1968, resultó electo presidente de la República (1969-1974).
Durante su gobierno se desmanteló definitivamente el movimiento de guerrillas, surgido a comienzos de la década de 1960, y se legalizaron el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Asimismo, impulsó el ingreso de Venezuela en el Pacto Andino. Tras fracasar en las elecciones de 1983, impulsó una nueva Ley del Trabajo, promulgada en 1990.
Rompió con su partido, el COPEI, en 1988 para encabezar una amplia plataforma política (Convergencia) que le permitió acceder por segunda vez a la máxima jefatura del Estado (1994-1999). Este segundo período estuvo marcado por una grave crisis financiera y bancaria, la suspensión parcial de las garantías constitucionales (1994-1995) y una tendencia al inmovilismo, derivada de su precario estado de salud. Fue un reconocido experto en Andrés Bello y autor de tratados de ciencias políticas
(Madrid, 1600-id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder. Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.
Calderón de la Barca
Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1561, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663, el rey lo designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.
Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática.
A. Valbuena ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras.
En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.
Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano.
Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien.
Con él adquirieron así mismo especial relevancia la escenografía –lo que él llamaba «maneras de apariencia»– y la música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción