Cirujano español. Cursó sus primeros estudios en el Colegio Valldemia de Mataró y estudió la carrera de medicina en la Universidad de Barcelona, donde destacó ya desde los primeros años, pues ganó por oposición la plaza de preparador anatómico, que le permitió aprender con profundidad una de las bases de lo que iba a ser su especialidad: la cirugía.
Durante sus años de estudiante, seguramente descontento con la enseñanza que recibía, fundó, junto con otros alumnos de la misma facultad, El Laboratorio, institución dedicada a la práctica de la medicina experimental, que se convertiría, en 1878, en la Academia y Laboratorio de Ciencias Médicas de Cataluña. En 1872, acabada ya la carrera, se dedicó de lleno a la cirugía.
Trascendental para él fue el viaje que, en 1875, realizó a París a fin de conocer los servicios de cirugía de la capital francesa. Conoció allí, entre otros, a Pierre Paul Braca, Athanase Leon Gosselin, Jules Emile Pean y Louis Dominique Richet, quienes le enseñaron las bases de la cirugía antiséptica de Joseph Lister. Cardenal, consciente de la utilidad que tenía el conocer la cirugía europea, realizó durante su vida diversos viajes al extranjero, que le permitieron aprender y luego incorporar a su práctica los principales avances doctrinales y técnicos que se producían en dicho campo.
En 1877 ganó por oposición la plaza de médico numerario de la Casa de Caridad de Barcelona. Al año siguiente fue designado médico director del Hospital del Sagrado Corazón, donde realizó casi toda su obra quirúrgica. Diversos nombramientos muestran la valía de Cardenal: fue miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona, presidente de la Academia y Laboratorio de Ciencias Médicas de Cataluña, miembro honorario del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra y catedrático honorario de la Facultad de Barcelona.
La principal contribución de Salvador Cardenal a la medicina española fue la introducción de las técnicas antisépticas y asépticas. La Guía práctica para la cura de heridas y aplicaciones del método antiséptico (1880) constituyó un notable éxito. El libro, que se agotó rápidamente, necesitó una nueva edición en el mismo año, que llevó el título Manual práctico de cirugía antiséptica.
Las sucesivas ediciones de este manual -1886, 1895, 1906- permiten seguir perfectamente el paso del concepto de antisepsia al más moderno, de asepsia. No es necesario señalar las nuevas posibilidades que abría la asepsia en cirugía. Se pudo, a partir de entonces, practicarse lo que ha venido a denominarse cirugía interna. Cardenal realizó diversas laparotomías que evolucionaron sin ninguna complicación y pudo atreverse con operaciones como la colecisto-gastrotomía, colecistoileostomía, esplecnotomía, nefrectomía, etc., que hasta aquella fecha resultaban impensables por las complicaciones infecciosas que sucedían a la intervención.
Aparte de esta radical novedad, que Cardenal supo incorporar al ambiente quirúrgico español, su buena formación como cirujano le permitió introducir algunas modificaciones muy acertadas a técnicas clásicas de intervenciones, como la gastroenterostomía retrocólica posterior valvular, modificación del método de Emil Theodor Kocher
(Lázaro Cárdenas y del Río) Presidente de México (Jiquilpán, 1891 - Ciudad de México, 1970). Procedente de una familia indígena muy modesta, apenas recibió una educación elemental.
En 1914 se unió a la Revolución mexicana (que había estallado cuatro años antes), dando comienzo a una carrera militar en la que ascendería con rapidez (diez años más tarde era general de brigada).
Lázaro Cárdenas saltó a la política bajo la protección de otro militar revolucionario, el presidente Calles: fue gobernador de Michoacán (1928), ministro del Interior (1930-32) y ministro de la Guerra (1932-34). En 1934 ganó las elecciones presidenciales, siempre bajo la protección de Calles, que seguía ejerciendo gran influencia en la vida política mexicana; pero, una vez en el poder, se emancipó de su tutela y adoptó una línea política propia, más inclinada hacia la izquierda. Incluso expulsó del país a su antiguo protector, que hubo de exiliarse en Estados Unidos (1936).
Cárdenas ejerció la presidencia entre 1934 y 1940. Creó el Partido Revolucionario Mexicano (que es el antecedente del actual PRI), en el cual se integraron un amplio espectro de reformistas y progresistas: comunistas y socialistas, liberales radicales, la Confederación de Trabajadores Mexicanos y la Confederación Nacional de Campesinos.
Bajo el lema «México para los mexicanos», Cárdenas llevó adelante una política de nacionalizaciones, especialmente trascendente por lo que respecta al petróleo; ello le enfrentó con Estados Unidos y le obligó a buscar compradores en Alemania. También se ocupó de proteger a la población indígena, impulsó la reforma agraria, combatió el latifundismo, nacionalizó los ferrocarriles y estableció una enseñanza pública laica, gratuita y obligatoria.
En definitiva, todo un giro socializante del México posrevolucionario, que hay que situar en el contexto de la depresión económica mundial de los años treinta y el New Deal de Franklin Roosevelt en Estados Unidos; en la lucha contra el fascismo ascendente de aquella época, fue significativa su acogida a los refugiados republicanos españoles que, perdida la Guerra Civil en 1939, huían del régimen de Franco.
El sexenio de Cárdenas, en resumen, fue un periodo de estabilidad política que legó a la posteridad avances significativos en materia de educación y obras públicas. Cárdenas dejó la presidencia en 1940, pero no la vida política: promovió la candidatura de Manuel Ávila Camacho para sucederle, y él mismo aceptó ejercer como ministro de la Guerra en 1942-45. También colaboró con el presidente Adolfo López Mateos (1961)