Rey de Rumania. Era el hijo primogénito del rey Fernando y la reina María de Rumanía. Su primer matrimonio, morganático, tuvo lugar con Zizi Lambrino, hija de un coronel del ejército rumano. En 1921 casó con la princesa Elena de Grecia, con quien tuvo su único hijo, el príncipe Miguel, nacido aquel mismo año. Abandonó a su esposa en 1925 por Magda Lupescu, casada, con quien se estableció en París. Carol fue entonces requerido por su padre para que volviera, a lo que Carol contestó enviando la renuncia a sus derechos dinásticos que, nunca se cansó de repetir, le fueron arrebatada por la fuerza.
El 20 de junio de 1927, muerto el rey Fernando, fue proclamado rey Miguel, hijo de Carol y Elena, y se nombró un consejo de regencia. Sin embargo, Carol contaba dentro de su país con el apoyo del pueblo, el ejército y los partidos políticos, a excepción de los liberales de Bratiano. El único obstáculo para su vuelta a Rumanía, la anulación del matrimonio con Elena en 1928, se solucionó con la reconciliación entre ambos, que tuvo lugar en un viaje a Viena.
Tras esto se establecieron negociaciones entre el príncipe y los principales políticos rumanos, a fin de restituir a Carol en el trono. Así, Carol volvió a Bucarest el 6 de junio de 1930 y fue proclamado rey por la Asamblea Nacional, otorgando a Elena el título de reina y a Miguel el de príncipe heredero
Emprendió una política tendente a eliminar las influencias de los partidos y acumular en sus manos los poderes del Estado, lo que fue corroborado políticamente en febrero de 1938. Los problemas más importantes de su reinado fueron la oposición del movimiento fascista de la Guardia de Hierro, que intentó asesinarle en dos ocasiones; el temor al ataque de la Unión Soviética, que deseaba recuperar la Besarabia; y las ambiciones que albergaba Alemania a propósito del petróleo rumano.
Carol no supo hacer frente a estas dificultades, y cuando los alemanes invadieron el país en 1940, fue obligado a abdicar y a exiliarse. Abandonó Rumanía para vivir en distintos países: México (1940-44), Brasil (1944-47) y Portugal (1947-53). El 5 de julio de 1947 se casó con Magda Lupescu en Río de Janeiro
Familia reinante entre mediados del siglo VIII y comienzos del siglo X en la práctica totalidad de Europa occidental (a excepción de la península Ibérica, el sur de Italia y las Islas Británicas). Recibe su nombre de los dos personajes más destacados de la dinastía, Carlos Martel y Carlomagno. Originariamente era una familia noble germánica instalada en Austrasia, en la zona entre los ríos Mosa y Rin; un primer intento de arrebatar el Trono a los Merovingios a mediados del siglo vii se saldó con un fracaso, sin que las represalias afectaran al patrimonio familiar. En lo sucesivo, la familia prefirió crecer al amparo de la monarquía merovingia, cuya descomposición dejaba el poder efectivo en manos de los mayordomos de los palacios de los distintos territorios
Pipino II de Herstal (679-714), mayordomo de Austrasia, consiguió hacerse con la gobernación del reino franco al derrotar al mayordomo de Neustria y Borgoña. Su hijo bastardo Carlos Martel (714-41) restableció la unidad del reino frente a las tendencias secesionistas de Neustria y Aquitania. Al morir repartió sus dominios entre sus hijos Carlomán (Austrasia, Suabia y Turingia) y Pipino (Neustria, Borgoña y Provenza); Aquitania y Baviera serían compartidas. En el 751 ambos destronaron al último rey Merovingio, Childerico III; Carlomán se retiró a un monasterio y Pipino, el Breve (751-68), asumió la soberanía, haciéndose reconocer por los nobles y coronar por el papa.
De nuevo dividió sus estados al morir entre sus hijos, Carlos y Carlomán; pero antes de que estallara el enfrentamiento entre ambos, murió Carlomán (771), quedando como soberano único Carlomagno (768-814), quien se haría coronar emperador en el año 800. Con él llegó la dinastía a su apogeo. Le sucedió su hijo Luis I, el Piadoso (Ludovico Pío) (814-40). Por la Ordinatio Imperii del 817 asoció al Trono a su primogénito Lotario I (840-55), que heredaría la dignidad imperial y el gobierno de la mayor parte del territorio. Pero creó un principio de división al otorgar a sus hijos menores el gobierno de Aquitania (Pipino) y de Baviera y la Marca Oriental (Luis, el Germánico); la división se acrecentó al desgajar después el reino de Alemania para el hijo que tuvo de su segunda mujer ( Carlos II, el Calvo).
Las luchas entre los hermanos se extendieron desde el 830 hasta el 843, cuando el Tratado de Verdún dividió el Imperio Carolingio en tres reinos de similar extensión para los tres hijos supervivientes de Luis I (Pipino había muerto antes que su padre): en esa división se halla el origen de las actuales Francia (el reino occidental, entregado a Carlos), Alemania (el reino oriental, entregado a Luis) y un reino central entregado a Lotario (la Lotaringia, de cuyo nombre proviene la denominación de la región de Lorena), constituido por una franja que unía los Países Bajos con el norte de Italia. Desde ese momento, la dinastía carolingia se divide en tres ramas, instaladas sobre otros tantos reinos
La Lotaringia no sobrevivió al reinado de Lotario I (843-55), que nominalmente había ostentado el título imperial. Al morir repartió sus estados entre sus hijos Luis II (Italia y el título imperial), Lotario II (los Países Bajos y Lorena) y Carlos (Borgoña y Provenza)
El reino oriental de Luis II el Germánico (843-75) también se dividió a su muerte entre sus hijos Carlomán (Baviera y marcas surorientales), Luis III (Baja Franconia, Turingia y Sajonia) y Carlos III, el Gordo (Alemania). Tras un periodo de luchas fratricidas, este último reunificó el reino al morir sus hermanos (881). No obstante, fue obligado a abdicar por la nobleza, que elevó a un hijo de Carlomán, Arnulfo de Carintia (887-99); le sucedió su hijo Luis, el Niño (900-911), último rey carolingio de Alemania; tras su muerte, los grandes eligieron un rey ajeno a la familia
En cuanto al reino occidental, Carlos I de Francia y II de Alemania, el Calvo (843-877), heredó Italia de Luis II y fue coronado emperador en el 875. Su heredero Luis II, el Tartamudo (877-79), repartió el reino entre sus dos hijos, Luis III (879-82) y Carlomán (879-84); la temprana muerte de estos tres monarcas dio paso a un periodo de disgregación, con la independencia de la Alta y de la Baja Borgoña.
El rey alemán Carlos III, el Gordo, fue elegido rey de Francia como Carlos II (884-87), lo que teóricamente apuntaba hacia una recomposición de la unidad del Imperio Carolingio; pero su pasividad ante los ataques normandos y ante la fragmentación feudal del poder, facilitó el acceso al Trono de varios soberanos de la Dinastía Capeto. Hubo aún varios reyes Carolingios más en Francia, antes de su definitiva sustitución por los Capeto; fueron: Carlos III, el Simple (893-922), Luis IV de Ultramar (936-54), Lotario (954-86) y Luis V (986-87)