Escritor español que gozó de gran popularidad en su época. Fue, además, cronista oficial de la Villa de Madrid. Como poeta compuso una lírica musical, muy en sintonía con los cánones del modernismo; de carácter decadente en algunos momentos, y cuyos temas de inspiración giran alrededor de figuras que pertenecieron tanto a la tradición como a la historia española.
Sin embargo, su veta principal canta la vida bohemia y la existencia en los bajos fondos madrileños, de los que poseía un conocimiento extraordinario. De esta producción poética sobresalen los títulos El caballero de la muerte (1909), Del amor, del dolor y del misterio (1915), Los ojos de los fantasmas (1920) y La canción de la calle y otros poemas (1931)
La narrativa de Emilio Carrere discurre, al igual que la mayor parte de su poesía, por los estratos más bajos de la sociedad madrileña, reflejando la vida nocturna y la prostitución. Sus páginas más memorables se encuentran en La cofradía de la pirueta (1912), La tristeza del burdel (1913) y Las sirenas de la lujuria (1923). Mención aparte merece su novela La torre de los siete jorobados (1924), considerada una de las primeras muestras del género policíaco en España
Marino español, dirigente del régimen de Franco (Santoña, Santander, 1903 - Madrid, 1973). Director de la Escuela Naval de Guerra de Madrid en el momento de estallar la Guerra Civil (1936), se unió en cuanto pudo a los militares sublevados contra la República. Tras acabar la guerra en 1939, Carrero se convirtió en un hombre de confianza de Franco, que le destinó a la subsecretaría de la Presidencia del Gobierno.
Desde entonces abandonó su dedicación a la Marina para servir lealmente al dictador en puestos políticos (consejero nacional del Movimiento desde 1940, vicepresidente de las Cortes desde 1943…). Desde 1951 su cargo adquirió rango de Ministerio, desempeñando la secretaría del Consejo de Ministros y, en la práctica, el encargo interino de los demás ministerios durante las ausencias de sus titulares.
Su promoción continuó con la elevación a la vicepresidencia del Gobierno en 1967, mientras el régimen no paraba de cubrirle de honores: aunque apartado de la milicia, fue ascendiendo en su carrera militar, hasta llegar a almirante en 1966; aficionado a escribir, el régimen no dudó en otorgarle el Premio Nacional de Literatura en 1947, pues si bien carecía de méritos intelectuales, su tradicionalismo católico y nacionalista era muy del gusto de Franco.
En 1973 el dictador le cedió la Presidencia del Gobierno (mientras él se reservaba la Jefatura del Estado), perfilándose Carrero como el heredero llamado a perpetuar la dictadura tras la desaparición de Franco. Un atentado con bomba, que acabó con su vida, impidió tal posibilidad