Director y actor estadounidense. Hijo de un hombre de negocios de origen griego, se inició en el mundo de la interpretación como alumno del New York Academy of Dramatic Arts, donde estudió dirección escénica y declamación y se graduó en 1950. Actor de teatro en sus primeros años de actividad artística, participó por vez primera en una película en 1951. Se trataba de Fourteen Hours, en la que realizaba un pequeño papel como extra.
Sus primeros éxitos como actor le llegaron de la pequeña pantalla; participó en diversos dramas televisivos, en los que se especializó en la interpretación de jóvenes delincuentes. Esta experiencia televisiva la trasladó en 1955 al filme The Night Holds Terror, historia del secuestro de una familia por parte de un grupo de delincuentes de poca monta; y luego a Crime in the Streets y Donde la ciudad termina
A finales de la década de 1950 fue protagonista principal de la serie televisiva Johnny Staccato, que le reportó fama y el dinero suficiente para invertirlo en la producción de su primera realización cinematográfica, Shadows, con la que iniciaba una curiosa carrera como director independiente y experimental. Esta película se rodó en 16 mm, con un exiguo presupuesto y con los alumnos de un seminario de interpretación que el propio Cassavetes estaba impartiendo en Bariety Art Studio, el centro de enseñanza que había fundado.
Shadows -una obra que se va desarrollando sobre la marcha y que se financia con aportaciones minoritarias diversas junto con la participación del equipo técnico- refleja, con dureza y sensibilidad, los problemas racistas que sufre, en la ciudad de Nueva York, una familia de color compuesta por tres hermanos: un cantante de un club nocturno (Hugh Hurd), un delincuente (Ben Carruthers) y una adolescente (Lelia Goldoni).
Esta película, que obtuvo un gran éxito, supuso el inicio de la llamada Escuela de Nueva York y permitió a Cassavetes ser contratado por la Paramount. Sin embargo, en su paso por Hollywood rodó tan sólo dos películas, de las que acabó bastante insatisfecho: Too Late Blues, protagonizada por un músico de jazz en decadencia por su afición al alcohol, y Ángeles sin paraíso, que abordaba el problema de los niños deficientes mentales y contaba con la participación de Judy Garland, Burt Lancaster y Gena Rowlands (su esposa en la vida real, que iniciaba de esta manera una asidua colaboración artística con su marido).
Desavenencias con el productor de este filme, Stanley Kramer, le obligaron a abandonar la dirección, y durante varios años Cassavetes no volvió a ser tentado por la realización, dedicándose a su labor como intérprete. En su dilatada trayectoria artística intervino, entre otras, en Código del hampa, de Don Siegel, Doce del patíbulo, de Robert Aldrich -donde interpretaba a uno de los doce convictos enviados a una difícil misión tras las líneas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial- y La semilla del diablo, de Roman Polanski, donde encarnaba a un actor que vende a su mujer (Mia Farrow) para que el diablo pueda tener descendencia entre los hombres
Estos trabajos "alimenticios" le facilitaron la suficiente solidez económica para emprender, con Faces, otra nueva etapa como director independiente tras su mala experiencia bajo contrato con la Paramount. Faces, que en un principio duraba más de seis horas y tras arduas labores de montaje quedó reducida a 129 minutos, pretendía reflejar la vida estadounidense en los barrios residenciales de clase acomodada.
Sus principales personajes eran un matrimonio en crisis (Lynn Marlin y John Marley), una prostituta (de nuevo Gena Rowlands) y un gigoló (Seymour Cassel, otro actor habitual de Cassavetes), a través de los cuales el director, con un estilo muy personal -entre la ficción y el documental- y la calculada improvisación de los actores, hablaba de la soledad, los problemas de pareja, las frustraciones sexuales y la mediocridad de la clase burguesa.
Tras Maridos, dirigió Así habla el amor (1971), comedia dramática, muy sugerente e irónica, sobre la relación entre la empleada de un museo (Gena Rowlands) y el trabajador de unos aparcamientos. Desde un planteamiento muy escénico, se produce un encuentro entre Minni y Moskowitz -los personajes principales procedentes de niveles sociales y culturales diferentes-, en el que, junto con el deseo de llenar sus respectivas soledades, se produce un rechazo inexplicable -fruto de esas barreras que siempre existen entre las personas- que les lleva a vivir más lejos que cerca el uno del otro
En 1974, con Una mujer bajo la influencia, recuperaba el particularísimo estilo desarrollado en Faces para contar los problemas psicológicos de una madre de clase baja (otra vez Gena Rowlands, en esta ocasión en el papel de esposa de Peter Falk). En los siguientes años, Cassavetes alternó su participación como actor en películas como La furia, de Brian de Palma, y Objetivo: Patton, de John Hough, con la realización de sus filmes más maduros, donde prosigue su compromiso con el ser humano, mostrando los sentimientos y sufrimientos de personas cotidianas con problemas cotidianos. En The Killing of a Chinese Bookie se centra en el propietario de un club nocturno; en Opening Night, en una actriz al fin de su carrera, y en Gloria, su filme más conocido, en una mujer solitaria (Gena Rowlands) que se ve obligada a proteger la vida de un niño perseguido por la Mafia, a costa de coraje y valentía, rasgos que hasta entonces esta mujer desconocía poseer
Cierra su carrera como director con dos comedias de diferente interés, Corrientes de amor y Un hombre en apuros. Aunque en las dos continúa siendo fiel a su estilo más personal, es en la primera en la que se encuentra su desbordante expresividad. Corrientes de amor habla de la ausencia de amor en las personas y cómo éstas reaccionan ante esa situación. Para ello se centra en la vida de un escritor que traslada a su obra la “noche” de la ciudad. Las experiencias que narra son vividas por él mismo. Su aparente estabilidad está reforzada por su apatía ante una relación duradera. La visita de su hermana no viene a mejorar las cosas; es más, dada su compleja personalidad -busca el amor total y no sabe reaccionar cuando su marido y su hija le dicen que no la quieren-, no logra entenderse con su hermano. Este encuentro entre los dos es el que permite a Cassavetes profundizar en su interior, abandonando cualquier recurso accesorio que no revierta en la intensidad de la historia, muy creíble gracias a la calidad de sus intérpretes principales (Gena Rowlands y John Cassavetes)
En general. la obra de Cassavetes se mueve en torno al hombre, sus conflictos personales y las relaciones que establece con los demás y con su entorno. Son problemas de identificación, de comunicación tanto individual como colectiva. Son historias que se escapan de lo convencional, personajes que pisan el suelo, que viven sus crisis, que salen adelante de las mismas o acaban con su propia destrucción personal. En sus películas no hay nada gratuito; se proponen apuntes arriesgados sobre el hombre y la sociedad, más allá de la simpleza de los planteamientos de Hollywood, con una mirada crítica y no exenta de tristeza
La dificultad temática abordada por Cassavetes -todo un francotirador- hace que su obra resulte muy personal y diferente a la que realizaron cualquiera de sus coetáneos. Establecer cualquier paralelismo está de más, pues aunque vivieran la experiencia de un cine independiente neoyorkino, él coqueteó con la televisión y con los grandes Estudios, lo que rompía -en aquellas fechas- con ciertos principios de marginalidad. Sus películas sufrieron diversos recortes y problemas de cara a la distribución, pero también obtuvieron importantes reconocimientos en festivales internacionales como San Sebastián (Una mujer bajo la influencia), Venecia (Shadows, Faces, Gloria) y Berlín (Corrientes de amor)
(?, 1625-?, 1712) Físico francés. Profesor en Chartres, perfeccionó el telescopio de Newton mediante un espejo convexo que reducía notablemente la aberración esférica y permitía la construcción de aparatos de menor longitud