Ensayista y pensador mexicano, una de las figuras centrales de la llamada "generación de 1910". Iniciador de los cursos de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma, de la que fue rector (1944), representó a su país en Perú y en Uruguay, obtuvo el título de "doctor honoris causa" por la Universidad de Río de Janeiro y el de miembro correspondiente de la Academia Española de la Lengua.
Animador esencial del movimiento filosófico mexicano moderno frente al ya tradicional positivismo, no da marcha atrás, sino que busca el apoyo de Bergson y de Husserl, entre otros, para exponer un pensamiento filosófico propio que no llegó a adquirir forma sistemática, en pugna con los conceptos y soluciones del materialismo histórico (La filosofía de la cultura y el materialismo histórico, 1936).
La exaltación del impulso desinteresado y del poder de la intuición, así como la concepción de la filosofía como síntesis de los resultados de la ciencia, la moral y el arte, en un mundo ideado como caridad, son ideas básicas de su pensamiento filosófico, expuestas en sus conferencias de 1909 y a través de una serie de interesantes trabajos: La filosofía de la intuición (1914), Problemas filosóficos (1915), Filósofos y doctrinas morales (1915), La filosofía francesa contemporánea (1917), El concepto de la historia universal (1918), La existencia como economía, como desinterés y como caridad (1919), Discursos a la nación mexicana (1922), Ensayos críticos y polémicos (1922), Doctrinas e ideas (1924), Sociología genética y sistemática (1927), El concepto de la historia y la filosofía de los valores (1933), La filosofía de Husserl (1934), El acto ideatorio (1934), Meyerson y la Física moderna (1940), La persona humana y el Estado totalitario (1941), Positivismo, neopositivismo y fenomenología (1941), El peligro del hombre (1942), Filósofos y moralistas franceses (1943), México: apuntamientos de cultura patria (1943) y Ensayos polémicos sobre la escuela filosófica de Marburgo (1945).
Publicó también un Comento breve de la "Oda a la música" de fray Luis de León (1921), dos volúmenes de poesías (Crisopeya, 1931, y El políptico de los días del mar, 1935), unos Principios de Estética (1925) y una Historia y antología del pensamiento filosófico (1926). En el México de la primera mitad del siglo XX, los vértices de su gran triángulo ideológico están ocupados por José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Antonio Caso, a quien se debe El problema de México y la ideología nacional (1924)
(Alejandro Rodríguez Álvarez; Besullo, 1903 - Madrid, 1965) Comediógrafo español, autor de un teatro de ingenio y humor que mezcló sabiamente fantasía y realidad. En este sentido, la suya está considerada una obra de carácter neosimbolista que procura la evasión, aunque observando siempre un tono experimental. Su producción, poéticamente rica, no empleó sin embargo en absoluto la construcción en verso.
Cursó estudios en la universidades de Oviedo y Murcia, y en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid. Se inició en el mundo teatral dirigiendo una compañía de aficionados, el Teatro de las misiones pedagógicas, formada por los alumnos del instituto del Valle de Arán, del que era profesor. La enseñanza constituyó, ciertamente, una faceta importante en la primera etapa de su vida, ya que fue nombrado inspector de Enseñanza Primaria durante la República, y publicó una primera obra de teatro infantil, El pájaro pinto.
Después de una breve incursión en el campo de la poesía -La flauta del sapo (1930)- en 1932 publicó Flor de leyendas, colección de leyendas clásicas y medievales, que le valió el Premio Nacional de Literatura y, en 1934 -año en que decidió dedicarse por completo a la dramaturgia-, La Sirena varada, por la cual recibió el Premio Lope de Vega.
Su teatro rompió los moldes estilísticos establecidos en el teatro predominante naturalista de la época, e introdujo materiales nuevos para conformar sus personajes, tales como la investigación psicológica y la fantasía. La gran preocupación del autor fue dotar en todo momento de una gran dimensión poética a su teatro. Antes de la guerra civil publicó aún dos obras: Otra vez el diablo, de 1935, y Nuestra Natacha, de 1936, obra dominada en su temática por inquietudes políticas de reforma social.
Al inicio de la confrontación fratricida, Alejandro Casona se trasladó a México en primer lugar, donde publicó Prohibido suicidarse en primavera (1937), en la que introdujo su tema favorito de "la casa de los sueños" como lugar en el que las ilusiones y la realidad se confrontan. Posteriormente, se estableció de forma definitiva en Buenos Aires, desde donde cosechó un gran éxito internacional. En el exilio maduró su expresión y dominó perfectamente los recursos teatrales propios de la línea por él emprendida.
Allí vieron sucesivamente la luz Las tres perfectas casadas (1941) y La dama del alba (1944), tal vez su obra más representativa, en la que el tema de la muerte está tratado con hondura delicada y notable gravedad. Le siguieron La barca sin pescador (1945), La molinera de Arcos (1947), Los árboles mueren de pie (1949), La llave en el desván (1951), Siete gritos en el mar (1952), La tercera palabra (1953), Corona de amor y muerte (1955), La casa de los siete balcones (1957) y Retablo jovial (1962) -recopilación de cinco farsas en una acto compuestas durante sus años de institutor: Sancho Panza en la Ínsula, Entremés del mozo que casó con mujer brava, Farsa del cornudo apaleado, Fablilla del secreto bien guardado y Farsa y justicia del Corregidor.
Su tardía vuelta a España, en 1963, aún le dio tiempo a estrenar una última obra, El caballero de las espuelas de oro (1964), sobre la figura de Quevedo. Carente en ocasiones de auténtica fuerza dramática, sus valores teatrales y literarios, así como poéticos y humanos, lo destacan no obstante como uno de los grandes autores de la escena española e iberoamericana del siglo XX