Psiquiatra y ensayista español, conocido durante años como el "psiquiatra rojo" porque, durante la España franquista, se convirtió en adalid de un movimiento clínico e intelectual que luchó por la humanización del tratamiento del enfermo mental y la introducción de técnicas farmacológicas que aliviaran su sufrimiento. Este "marxista intelectual" publicó más de una veintena de libros que corrieron de mano en mano entre los universitarios de los años setenta
Estudió en el internado del Colegio Salesiano de Ronda hasta que el estallido de la Guerra Civil obligó a su familia a trasladarse a Gibraltar. Concluido el conflicto, en 1940 viajó a Madrid, donde cursó la carrera de Medicina con especialidad en Psiquiatría y se doctoró con la tesis titulada "Fisología y patología de la percepción óptica del movimiento". Sus primeros años de profesión estuvieron vinculados al departamento de Psiquiatría del Hospital General de Madrid, junto al doctor López Ibor, y al departamento de Neuropatología del Instituto Cajal
En 1949 ganó por oposición la plaza de director del Dispensario de Psiquiatría de Córdoba, institución andaluza en la que, a partir de entonces, desarrolló toda su actividad clínica. No obtuvo la cátedra de psiquiatría en 1960, circunstancia que representó una las mayores frustraciones profesionales de su vida, aunque finalmente desarrolló una reconocida labor docente en la Facultad de Medicina de la Universidad cordobesa, donde en 1983 le fue concedida la cátedra extraordinaria de Psiquiatría y Dinámica Social. Desde su jubilación en 1987, continuó con su labor investigadora en la Fundación Aula Castilla del Pino, creada en 1993 con el objetivo de promocionar la psiquiatría y asumir las funciones del Instituto de Investigación Psicopatológica
También fue profesor en la Escuela de Ciencias Sociales, junto con López Aranguren y Tierno Galván, y su aportación significó un estímulo para la renovación de la clínica psiquiátrica en España. Cuenta en su haber con más de 30 obras psiquiátricas y 186 monografías neuropsiquiátricas publicadas en revistas especializadas. Además es autor de más de un centenar de ensayos, dos novelas -Discurso de Onofre (1977) y La alacena tapiada (1991)- y un libro de memorias -Pretérito imperfecto (1997)-, donde recoge los retazos de una vida personal marcada por episodios dramáticos y curiosas anécdotas.
Testigo directo de los horrores de la guerra fraticida, fue un decidido opositor del régimen franquista y militó en el Partido Comunista hasta 1980, aunque siempre se definió políticamente como un simple demócrata. Dos años después de su jubilación puso fin a un largo matrimonio del que nacieron cinco hijos, tres de ellos trágicamente fallecidos, y estableció su residencia junto a su nueva pareja en la localidad cordobesa de Castro del Río
Orientado en un principio en la vía psicoanalítica abierta por Freud, Castilla del Pino asumió luego los puntos de vista críticos de la "nueva psiquiatría". Su consideración de que la conducta humana -tanto normal como patológica- se halla inmersa en un contexto social, le llevó a adoptar el método dialéctico marxista en la práctica psiquiátrica, avanzando hacia la elaboración de una "antropología dialéctica" que represente una síntesis psicológica, antropológica, filosófica y política. Su proyecto se centra en el desarrollo de lo que él mismo ha denominado como "psiquiatría etodinámica", caracterizada por el uso de diversos modelos teóricos (lingüístico, histórico, antropológico, fenomenológico) y metodologías (hermenéutica, marxismo) para establecer el significado de las conductas que estudia la psicología.
Sus obras dan fe de un espíritu abierto a las más diversas manifestaciones de la cultura. En Dialéctica de la persona, dialéctica de la situación (1968) busca desarrollar una antropología capaz de dar cuenta de las relaciones entre el sujeto y la realidad, de forma que la libertad del hombre, entendida como motor de la historia, se constituye en fundamento de la apropiación de lo real, en contra de las diversas interpretaciones idealistas o mecanicistas. También traza el marco de referencia teórica para una psicoterapia que tenga en cuenta la dialéctica del hombre con su realidad.
El campo de psicopatología y de la psiquiatría lo afronta en obras como Un estudio sobre la depresión (1966), La culpa (1968), Introducción al masoquismo (1973), Introducción a la psiquiatría (dos vols., 1979, 1980), Estudios de psicología sexual (1984), Teoría de la alucinación (1984), Cuarenta años de psiquiatría (1987). La ontología humana se ve reflejada en Teoría de la incomunicación (1970).
También se ocupó del análisis del discurso en Introducción a la hermenéutica del lenguaje (1972). En 2000 publicó Teoría de los sentimientos, una obra donde analiza las funciones que desarrolla el aparato emocional de los individuos. Para el autor, el ser humano es una máquina de desear, y cuando no se produce una función emocional necesaria se obtiene como resultado un sentimiento anormal
(Tarapacá, Perú, 1797 - Tivilichi, id., 1867) Militar y político peruano. Ramón Castilla empezó su carrera militar en las filas del ejército español, en lucha contra las fuerzas independentistas mandadas por el general argentino José de San Martín.
En 1817 fue hecho prisionero, pero consiguió escapar y regresó a Perú. En 1822, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Ramón Castilla decidió abandonar el ejército español y ofrecer sus servicios al general San Martín. Poco después, en 1824, ingresó en el ejército de Simón Bolívar, a cuyas órdenes participó en la batalla de Ayacucho, por la que Perú consiguió la independencia
Ramón Castilla
En 1825, Castilla fue nombrado gobernador de la provincia de Tarapacá, cargo desde el que impulsó una política de talante conservador, opuesta a los criterios más progresistas de Bolívar y en consonancia con los reclamos de la élite criolla.
Durante la segunda presidencia del general Agustín Gamarra (1839-1841) se le encomendó la cartera de Tesoro, ministerio desde el que Ramón Castilla organizó las primeras exportaciones de guano. Éstas se incrementaron notablemente a partir de 1845, fecha en que fue elegido presidente de la República. Durante su primer mandato, que se extendió hasta 1851, las exportaciones de guano se multiplicaron, gracias a sus convenios con la firma británica Anthony Gibbs, que se encargó de su comercialización en el Reino Unido, y la francesa Montané, que hizo lo propio en Francia. Asímismo, para facilitar su transporte desde los centros de producción, Castilla realizó destacadas obras públicas (primera línea de ferrocarril entre Lima y Callao en 1851), al tiempo que introducía importantes reformas económicas y financieras.
En 1851 traspasó la presidencia al general José Rufino Echenique, a quien el propio Castilla había elegido como sucesor, pero pronto se manifestaron las diferencias entre ambos y acabaron enfrentándose militarmente (1854-1855). Castilla, que se había aliado con los liberales, los cuales le obligaron a suprimir la esclavitud y el tributo indígena, acabó recuperando el poder en el año 1855.
Durante su segundo mandato, que se prolongó hasta 1862, declaró la guerra a Ecuador (1859), en la que Perú consiguió la victoria, y promulgó una nueva Constitución (1860)