Filólogo español. Cursó sus primeros estudios en Tudela y posteriormente en Francia. En 1880 ingresó en la Compañía de Jesús. Realizó el noviciado en Loyola, donde estudió por espacio de cuatro años. Tras ejercer la docencia en diversas poblaciones, viajó por Oriente para profundizar en lenguas como el árabe, el copto, el siriaco y el hebreo.
Tras regresar a España, fue destinado a Ocaña, donde estudió Teología y tuvo sus primeros problemas con los elementos más ultramontanos de la Compañía. En 1900 abandonó la Compañía de Jesús y pasó al clero seglar, pues en sus años de jesuita se había ordenado de sacerdote. Se instaló a Madrid, donde enseñó griego y hebreo durante un año en la Facultad de Escritura del Seminario de Madrid. De 1902 a 1906 dirigió la clase de lingüística en la Escuela Superior del Ateneo. En 1906 ganó por oposición la cátedra de latín del Instituto de Palencia. Finalmente, en 1914 consiguió, también por oposición, la Cátedra de Lengua y Literatura Latina de la Universidad Central de Madrid.
La obra de Cejador es amplísima. En lingüística se dedicó preferentemente al estudio del origen y evolución de las lenguas y del lenguaje. Preparó gramáticas y métodos prácticos de aprendizaje de las lenguas clásicas, vocabularios históricos, manuales de historia de la literatura y ediciones de autores clásicos, como el Arcipreste de Hita, Fernando de Rojas, Mateo Alemán, Quevedo, Cervantes y el Lazarillo de Tormes.
Sus vocabularios históricos, como el dedicado a la lengua de Cervantes, son aún en nuestros días aprovechados por los diversos anotadores de las obras cervantinas. Cejador fue un pedagogo que intentó innovar los métodos de enseñanza de las lenguas clásicas, y por consiguiente, como todos los innovadores, fue criticado en su época. Sus críticas a la Academia y a la escuela de Menéndez Pidal perjudicaron la estimación su obra.
(Camilo José Cela Trulock; Iria Flavia, La Coruña, 1916 - Madrid, 2002) Escritor español. Residió en Mallorca, donde en 1956 fundó la revista Papeles de Son Armadans. Desde muy joven compuso poesía, con ecos e influjos de autores como Neruda y Alberti, y algunos pasaron al libro Pisando la dudosa luz del día (1945).
Pero su personalidad literaria se desarrolló como prosista, dentro de los géneros de la novela, el cuento y el libro de viajes. Alcanzó súbita notoriedad en 1942 con la novela La familia de Pascual Duarte, una de las pocas obras destacadas de la década. Son las supuestas memorias de un campesino extremeño, autor de múltiples crímenes, que acaba en el patíbulo. La narración, escrita en una prosa desgarrada y deliberadamente tosca, se complace no sin humor en un tremendismo que cabe emparentar con el de la picaresca el de ciertos relatos de Pío Baroja.
La siguiente novela Pabellón de reposo (1943), se centra en un grupo de tuberculosos internados en un sanatorio. Nuevas andanzas y desventuras del Lazarillo (1944) es un intento -frustrado, según reconocería el propio autor- de pastiche sobre una novela clásica. Suceden a estas obras los primeros y mejores libros de viajes, modalidad paisajística y testimonial: Viaje a la Alcarria (1948), muestra perfecta del género, y El gallego y su cuadrilla (1949).
En 1951 publicó su novela más famosa, La colmena, panorámica de la vida madrileña hacia 1942, en el ambiente depresivo de la posguerra. Ya el título evidencia el propósito de referirse al colectivo de una ciudad, sin argumento ni protagonista definidos. Con un complejo montaje para ubicar y seguir a más de trescientos personajes y con una técnica que con reservas cabe calificar de objetivista, el escritor traza un desgarrado testimonio de las zozobras y estrecheces de una sociedad.
Son posteriores Mrs. Cadwell habla con su hijo (1953), novela en forma epistolar que encierra una confesión en las fronteras del delirio, y La catira (1955), cuya acción se sitúa en Venezuela; las colecciones de cuentos El molino de viento (1956), Tobogán de hambrientos (1962), Garito de hospicianos (1963) y El ciudadano Iscariote Reclús (1965), entre otras, y libros de viaje como Del Miño a Bidasoa (1952), Judíos, moros y cristianos (1956) y Viaje al Pirineo de Lérida (1965).
En 1969 vuelve a la novela con una obra barroca de claro propósito experimental, Vísperas, festividad y octavas de San Camilo de 1936 en Madrid, de nuevo centrada en Madrid, esta vez al comienzo de la guerra civil, para explorar en el confuso ambiente político y moral la violencia fratricida que tal clima desencadenó. El autor recurre a una expresión novedosa y compleja, tanto en la sintaxis como en la puntuación e incorpora los recursos de la nueva narrativa (monólogo interior, narración en segunda persona, etc.).
En las novelas siguientes asistimos a una ruptura extrema de la forma narrativa: Oficio de tinieblas 5 (1973), fraccionada en una serie de aforismos y pensamientos yuxtapuestos, sin apenas elementos novelescos; Mazurca para dos muertos, de 1983, una crónica de ambientación gallega, incesantemente interrumpida y sujeta a continuas alteraciones de los puntos de vista; y Cristo versus Arizona (1988), situada en un nuevo escenario -en la frontera entre Estados Unidos y México-, donde a la violencia de la ley de los hombres se opone la primitiva y gozosa libertad de los cuerpos.
Por último, destaquemos su saber lingüístico, puesto en evidencia en su importante Diccionario secreto (1968), y su actividad en empresas menores de carácter misceláneo o periodístico, en títulos como El juego de los tres madroños (1983) y El asno de Buridán (1986). Cela fue miembro de la Real Academia Española (1957) y fue galardonado entre otros muchos premios, con el Príncipe de Asturias de las Letras (1987).
Durante la década de los años noventa publicó la miscelánea de textos narrativos El huevo del juicio (1993), Memorias, entendimientos y voluntades (1993), de carácter autobiográfico, El asesinato del perdedor (1994), historia de una persona empujada al suicidio por la sociedad, La cruz de San Andrés (1994), su Poesía completa (1996), un Diccionario geográfico popular de España (1997) y la novela Madera de boj (1999), con la que rindió homenaje a la Galicia marinera. En 1989 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura, y en 1995, el Premio Cervantes