Poeta y novelista boliviano cuya obra se ubica en la vertiente más vanguardista del posmodernismo hispanoamericano.
Fue diplomático y periodista, actividad esta última que le llevó a la dirección de las publicaciones El Diario y de Última Hora, ambas editadas en La Paz. Vivió prácticamente volcado en su vocación literaria. Fue miembro de la Academia Boliviana de la Lengua y realizó numerosas giras por América, Europa y Asia.
Óscar Cerruto se inició en el seno de la llamada "generación combativa" con la publicación de la novela Aluvión de fuego (1935), en la que narró los crueles y sangrientos episodios de su experiencia personal durante la guerra del Chaco (1932-1935), con una prosa de acusada perfección parnasiana, que impuso su imaginación y talento por encima del naturalismo.
Esta novela-denuncia conmovió a la crítica y a los lectores en general por el descarnado relato de aquellas experiencias de la guerra, vividas en plena juventud. De su producción narrativa destacan también los cuentos recogidos en Cerco de penumbras (1958), en los que reproduce las escenas de la vida cotidiana del país
Con la madurez desvió su creación hacia formas más puristas y alcanzó una indudable calidad lírica en su poesía, con obras de tan significativo valor como Cifra de Rosas (1957), Estrella segregada (1973), Reverso de la transparencia (1975) y Cántico traspasado (1978).
Su poesía inteligente y exacta se caracteriza, tal y como se la definió, "por el sentimiento que piensa y el pensamiento que siente". Con leves toques anecdóticos, de tipo familiar o patriótico, el poeta se concentra en el trabajo del lenguaje poético; el gusto por la imagen y la alegoría define a grandes rasgos su estilo, ligado a los movimientos de vanguardia. La libertad de las formas empleadas se aúnan con una expresión ceñida y depurada, sin alardes retóricos ni complacencias decorativas
(Constantinopla, c. 1000- id., 1059) Patriarca de Constantinopla (1043-1059). Entró en el estado eclesiástico como refugio tras el fracaso de una conjura contra Miguel IV en la que había participado. Confidente de Constantino IX, tenía mucha influencia sobre el pueblo. No aceptaba la primacía de Roma. Fue excomulgado por los legados de León X (16 de julio de 1054). Reunió un sínodo que anatematizó la bula pontificia: el cisma, que ya existía, se consumó (25 de julio de 1054). Tras conspirar contra Miguel VI y favorecer la entronización de Isaac Conmeno, al no gozar de la influencia que esperaba, se indignó contra el nuevo emperador, le provocó y fue detenido. Murió antes de comparecer ante sus jueces. El Concilio Vaticano II levantó esa excomunión