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Biografía de William Kingdon Clifford

Exeter, 1845-Madeira, 1879

Matemático británico. Profesor en el Colegio Universitario de Londres y miembro de la Royal Society y de la Sociedad Matemática de dicha ciudad. Realizó estudios sobre geometría, en especial no euclidiana. Destacan sus obras Sobre la división y forma canónica de una superficie de Riemann, Percepción y pensamiento y El sentido común de las ciencias exactas

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(Omaha, 1920 - Nueva York, 1966) Actor de cine estadounidense. Pasó parte de su infancia viajando por Europa junto a su familia, en Francia y Alemania. Con ocho años tuvo que superar una operación que le dejó una cicatriz en el cuello. Empezó a actuar a los catorce años; su primer papel fue en el teatro Berkshire de Stockbridge (Massachussets), en la obra Fly Away Home. De allí pasó a Broadway, en donde estaría un año con Jubilee, un musical de Cole Porter en el que hacía de príncipe. Después llegarían varias obras más como Obedient Husband o Eye on the Sparrow, hasta que su papel en Dame Nature fue muy elogiado por la crítica.

Tras conocer al compositor Lehman Engel, durante un viaje por México contrajo la disentería, lo que supuso un paréntesis en su carrera. Continuó luego su carrera en el teatro interpretando obras de Thornton Wilder, Lillian Hellman, Tennessee Williams y Anton Chejov entre otros, hasta que a finales de los años cuarenta comienza a intervenir en sus primeras películas

En 1948 rodó Ángeles perdidos, con Fred Zinnemann, y Río Rojo, filme dirigido por Howard Hawks y con un enorme John Wayne como protagonista. Había dudas de que aquel muchacho pudiera aguantar la demoledora personalidad de Wayne, pero el propio John acabó reconociendo la calidad de Clift y confirmando las esperanzas que en él había depositado Hawks. A continuación interpretó importantes películas como Un lugar en el sol (1951), de George Stevens, Yo confieso (1953), de Alfred Hitchcock, y Estación Término (1953), de Vittorio De Sica

En 1957 sufrió un grave accidente de tráfico que le dejó profundas huellas en la cara, circunstancia que hará que su carácter se vuelva aún más introvertido y que se retire del cine durante varios años. Cuando volvió era un hombre transformado: la calidad de sus interpretaciones y, sobre todo, de la selección de títulos se había resentido bastante. Cabe citar su colaboración con Elia Kazan en Río salvaje (1960); o su papel en ¿Vencedores o vencidos? (1961), de Stanley Kramer. El mismo año rodó la enfática y crepuscular Vidas rebeldes, con John Huston. Su última intervención fue en una discreta película, El desertor (1966), de Raoul J. Levy, después de haber estado otros cuatro años inactivo por motivos de salud

Inteligente y sensible, en las pocas películas en que apareció fue admirado por sus interpretaciones de personas introvertidas y problemáticas, papeles a los que dotaba de una singular dimensión psicológica. Tras el accidente de automóvil de 1957, se rumoreó que bebía demasiado, consumía drogas y se comportaba de forma extraña en los platós y fuera de ellos. El accidente dejó cicatrices en su rostro y perjudicó su buen aspecto, pero dotó a su presencia cinematográfica de un patetismo adicional. Hoy día tiende a recordársele como uno de los grandes actores intelectuales de Hollywood.

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