Astronauta norteamericano conocido sobre todo por ser el tercer humano en pisar la Luna. Conrad tuvo una dilatada trayectoria como astronauta. Antes de participar en el programa Apolo, voló en dos naves del proyecto Gemini. En 1965, a bordo de la Gemini 5, estableció junto a su compañero Gordon Cooper un récord de permanencia en el espacio. Al año siguiente, a bordo de la Gemini 11 junto a Richard F. Gordon, estableció un récord mundial de altitud en vuelo orbital
El 14 de noviembre de 1969 tuvo lugar el lanzamiento hacia la Luna de la nave espacial Apolo 12, tripulada por él, Richard F. Gordon y Alan Bean. Cinco días después alcanzaron su destino. Conrad y Bean se convirtieron, respectivamente, en el tercer y el cuarto ser humano en pisar la Luna, a la que descendieron con el módulo lunar. Gordon se quedó en órbita lunar para realizar su parte de la misión, fundamental para permitir el regreso de sus dos compañeros al vehículo espacial que habría de llevarlos a la Tierra el día 24. La Apolo 12 efectuó su descenso en nuestro planeta, culminando así el segundo vuelo tripulado a la Luna.
Hubo muchos momentos de máximo interés durante la citada expedición lunar. Por ejemplo, su visita a una sonda automática. Anecdóticamente, después de salvar la distancia de casi 400.000 kilómetros que separa la Tierra de la Luna, Conrad y Bean completaron a pie el trayecto que les separaba de la Surveyor-3, una nave no tripulada que se había posado sobre la superficie lunar tiempo atrás. Evidentemente, este tramo final del viaje fue de bastante menos de 400.000 kilómetros
Después del programa Apolo, también formó parte de una de las tripulaciones que residieron en la primera estación orbital estadounidense, la Skylab. El 25 de mayo de 1973, a bordo de una nave Apolo, él y sus colegas Paul J. Weitz y Joseph P. Kerwin despegaron de la Tierra con destino a la Skylab. Una vez a bordo de ella, realizaron diversas labores de comprobación y puesta a punto de los sistemas de la estación, y cerca de cincuenta experimentos científicos. El 22 de junio regresaron a la Tierra
(Teodor Józef Konrad Nalecz Korzeniowski, Berdiczew, 1857 - Bishopsbourne, 1924) Novelista británico de origen polaco considerado uno de los más grandes escritores modernos. Hijo de un noble polaco, quedó huérfano a los once años y estuvo bajo la tutela de su abuela y su tío paternos. A los dieciséis abandonó Polonia rumbo a Marsella, donde inició su andadura como marino mercante, que lo llevaría en una primera etapa a comerciar con armas para las tropas carlistas españolas y a un intento de suicidio.
Ante la imposibilidad de llegar a oficial en la marina francesa y huyendo del peligro de ser reclutado por el ejército zarista (era súbdito ruso de la Polonia ocupada), se trasladó a Londres en 1878, sin saber inglés. Dos años después aprobó el examen que lo convirtió en segundo oficial de la marina mercante, y seis años más tarde el que le proporcionaría el grado de capitán, casi al tiempo que pasó a ser súbdito británico. Navegó durante toda la década siguiente, particularmente por los mares del sur, el archipiélago malayo, África y el río Congo, experiencias que se reflejarían en su obra posterior.
Conrad no comenzó a escribir hasta 1889, en que dio inicio a La locura de Almayer (1895), que no terminaría hasta cinco años más tarde, durante los cuales aún continuó navegando, actividad que abandonó definitivamente en 1894. El éxito, no obstante, tardó en llegarle; fue con Chance (1912), de la que se vendieron más de 13.000 ejemplares en dos años, pese a que desde el principio sus libros fueron bien recibidos por la crítica.
Aunque la mayor parte de sus narraciones tienen como telón de fondo la vida en el mar y los viajes a puertos extranjeros, la suya no es una literatura de viajes en sentido estricto. Éstos constituyen, para Conrad, el ámbito en el que se desarrolla la lucha de los individuos entre el bien y el mal, el escenario en el que se proyectan sus obsesiones y, en particular, su soledad, su escisión, el desarraigo (su condición de polaco oprimido primero y luego exiliado debió dejar fuerte impronta en su carácter).
Escribió en total trece novelas, dos libros de memorias y una buena cantidad de relatos. Entre las primeras destacan Lord Jim (1900), indagación en torno al problema del honor de un marino que sufre por su cobardía juvenil en un naufragio; Nostromo (1904), a menudo considerada su mejor creación; El agente secreto (1907), a propósito del mundo anarquista inglés; Bajo la mirada de Occidente (1911), situada en la Rusia zarista; Victoria (1915), ésta con los mares del sur como escenario y La línea de sombra (1917), narración abiertamente autobiográfica acerca de su primera singladura como capitán a bordo del Otago.
Entre sus relatos largos o novelas breves es preciso mencionar El corazón de las tinieblas, publicado en forma de libro en 1902, que constituye, a partir de su recorrido por el río Congo, una verdadera bajada a los oscuros infiernos de la mente humana y su corruptibilidad. Aunque sostuvo cordiales relaciones con algunos ilustres escritores de su tiempo como H. James o H. G. Wells, y aunque con F. M. Ford escribió varias novelas conjuntamente, se mantuvo casi siempre al margen de la vida literaria. Con posterioridad su obra se ha ido valorando cada vez más y ha ejercido un fuerte influjo en la literatura, tanto inglesa como internacional