Tenista español. Albert Costa Casals nació en Lleida el 25 de junio de 1975 en el seno de una familia de clase media, que regentaba una tienda de ropa. Como era bastante travieso, su padre, Jordi Costa, un apasionado del tenis, lo inscribió junto a su hijo primogénito, llamado también Jordi, en el Club de Tenis Urgell, con el propósito de que los niños estuvieran ocupados los sábados.
Tenía sólo cinco años y Albert empezó a aficionarse a la raqueta. Poco a poco esa actividad ya no se redujo a los fines de semana y se fue ampliando a otros días, hasta que el director del club, Josep Tutusaus, que había descubierto también a Conchita Martínez, comentó a los padres que tenían un hijo con madera de campeón y que debían mandarlo a Barcelona para potenciar su progresión. Lo mismo pensaba la Federación Española en 1988, pero se encontró con la oposición inicial de la madre, Rosa Casals, que frenó la marcha del benjamín.
Albert Costa
Finalmente, la madre cedió, y con catorce años Albert ingresó como interno en la residencia Blume de la Ciudad Condal, donde se mima a los futuros campeones de diversas disciplinas deportivas. Aquel mismo año de 1989 el joven tenista dio la razón a quienes apostaban por él y se proclamó campeón infantil de España en Zaragoza.
En aquella época la Federación montó un grupo alrededor de Jordi Bardou que acabó integrándose en el llamado Grupo Bimbo, dirigido por Manuel Orantes y Javier Duarte. En aquella hornada destacaban, entre otros, además de Costa, Alberto Berasategui y Àlex Corretja, quien se convirtió en su mejor amigo.
Dedicación total al tenis
(Joaquín Costa y Martínez; Monzón, Huesca, 1846 - Graus, Huesca, 1911) Jurista, historiador y erudito español representativo del movimiento regeneracionista. Procedente de una familia campesina modesta, consiguió estudiar en la Universidad de Madrid, doctorándose en Derecho (1872) y Filosofía y Letras (1873). Su dedicación a la docencia se vio truncada por la estrecha política universitaria del momento, que le decantó hacia otras actividades como la de notario, letrado de Hacienda y profesor de la Institución Libre de Enseñanza.
Pronto comenzó a distinguirse por sus conferencias, artículos y ensayos sobre múltiples aspectos de la realidad española, que le señalaban como un intelectual populista, crítico y sagaz, ligado al krausismo (la corriente filosófica de los seguidores de Krause). La crisis agrícola de finales del siglo XIX y, sobre todo, la conmoción que sufrió la conciencia nacional española con la derrota en la guerra frente a Estados Unidos y la consiguiente pérdida de las posesiones coloniales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas (1898), le estimularon en sus ataques al orden establecido y la búsqueda de propuestas de cambio.
Postuló la recuperación de la economía y de la sociedad agrarias a partir de las tradiciones españolas (Colectivismo agrario en España, 1898) y de una política de fomento (Política hidráulica, 1911), como base para la reconstrucción del país y su inserción entre las potencias europeas (Reconstrucción y europeización de España, 1900)
A pesar de sus convicciones republicanas, hasta los años noventa no había participado en la política activa; en 1896 fracasó en su primer intento por hacerse elegir diputado, acentuando desde entonces la crítica al dominio de los caciques en el medio rural, que corrompía las elecciones y tergiversaba el sentido del sistema parlamentario (Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno de España, 1901-02). Consciente de que los vicios caciquiles eran comunes a todos los partidos del régimen de la Restauración, canalizó su actividad política a través de organizaciones de nuevo cuño, como la Liga de Contribuyentes de Ribagorza o la Cámara Agrícola del Alto Aragón.
En 1899 estas instituciones se unificaron con otras similares, dando lugar a la Liga Nacional de Productores; y en 1900 confluyeron con la Asamblea de Cámaras de Comercio de Basilio Paraíso, formando la Unión Nacional. Aquel grupo de presión regeneracionista resultó poco eficaz, por lo que Costa decidió abandonarlo en 1903, presentándose a las elecciones en las listas de la Unión Republicana. Su delicado estado de salud no le permitió ocupar el escaño, retirándose en aquel mismo año a Graus.
Sus críticas al régimen oligárquico de la Restauración, al que culpaba del atraso nacional, expresaban la frustración de las clases medias españolas ante la pobreza del país y su incapacidad para dotarse de un sistema político moderno; pero, en la medida en que confiaba para solucionarlo en la actuación personal de un «cirujano de hierro» con fuerza para desmontar el caciquismo, anticipaba la solución autoritaria que llegaría con la dictadura de Primo de Rivera, por lo que se ha relacionado a Costa con los orígenes del pensamiento fascista