Escritor y erudito español. Estudió Filosofía y Letras en Madrid, donde se doctoró. En 1904 obtuvo por oposición la Cátedra de Lengua y Literatura Española de la Universidad de Santiago, en la que también fue catedrático de teoría de las artes. La llegada de Cotarelo a las aulas compostelanas renovó a fondo la mortecina vida universitaria de Santiago y supuso una importante revitalización de los estudios galleguistas.
En 1920 fue elegido miembro de la Real Academia Gallega y en 1923 fue nombrado primer presidente del Instituto de Estudios Gallegos; en 1929 fue elegido miembro numerario de la Real Academia Española en representación de las letras gallegas. En 1939 fue designado catedrático de Filología Galaico-Portuguesa en la Universidad Central de Madrid. Ingresó en la Real Academia de la Historia en 1942. Al fundarse el Instituto de España, fue nominado su Secretario General Perpetuo. En 1949 fue Procurador en Cortes por representación académica
La enciclopédica cultura de Armando Cotarelo más parecía propia de un hombre del Renacimiento que de uno de su época. Se dedicó a las más diversas actividades, y en todas dejó la impronta de su genio. Fue poeta, comediógrafo y novelista en gallego y en castellano, filólogo, erudito, historiador, crítico de arte, arqueólogo, astrónomo, director de escena, recopilador de folklore, conferenciante de gran brillantez y profundo conocedor del latín.
Cotarelo fue un importante propulsor del teatro gallego en los años veinte, especialmente en los ambientes universitarios: varias de sus obras fueron estrenadas por estudiantes de las aulas compostelanas; en ellas, el propio Cotarelo participó como director de escena y escenógrafo. El teatro de Cotarelo continúa la senda realista de la escena de su época, pero con muchos toques de drama poético. Incluso una obra inédita hasta 1992, “Erase una vez un rey…” (la única escrita enteramente en castellano) se inserta plenamente en el modernismo. En sus obras dramáticas se advierte una gran destreza técnica, quizás nacida de su dominio del teatro clásico español, indudablemente muy superior a la de sus contemporáneos de la escena gallega. También son muy destacados el cuidadoso retrato psicológico de los personajes y la enorme riqueza lingüística
Entre sus piezas teatrales se encuentran Trebón (1922), de ambiente labriego; Sinxebra (1923), en gallego y castellano, una comedia sentimental, cuya acción se desarrolla en un pazo; Lubicán (1924), en que se da cuenta de la persecución de la mujer de aldea por el hombre de ciudad; Hostia (1926), sobre el suplicio de Prisciliano; Beiramar (1931), drama de fuertes pasiones, de ambiente marinero; Mourenza (1931), de ambiente marinero. Ultreya, obra escrita en castellano y gallego, es un libreto de ópera, con música de Rodríguez Losada, estrenado en 1935, aunque todavía permanece inédito
Su narrativa incluye unas Memorias de un escolar de antaño que comprenden dos novelas, escritas ambas en castellano: Palladys Tyrones y La enseña radia. La acción tiene lugar en Galicia durante la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas. El Pazo (1923) es una obra bilingüe, castellana y gallega; Contos de Nadal, colleitos de pobo (1927) es una colección de relatos cortos escritos en gallego
Cotarelo tuvo un gran afán por cultivar saberes muy alejados de los suyos, como la astronomía, la arqueología y la heráldica, sobre las que escribió diversas obras. Como crítico de arte e historiador publicó su fundamental Historia crítica y documentada de la vida y acciones de Alfonso III el Magno, último rey de Asturias, premiada por la Real Academia de la Historia en 1916, pero no publicada hasta 1933. Otras obras historiográficas son Fray Diego de Deza, ensayo biográfico (1905), Matrimonios de Ramiro I de Asturias (1922), Semblanza de Marco Fabio Quintiliano (1942) y Un académico modelo: Don Martín Fernández de Navarrete en la Real Academia Española (1945)
En su obra filológica, Cotarelo se dedicó tanto a las letras gallegas como a las castellanas; destacó especialmente con sus estudios cervantistas. El Teatro de Cervantes, publicado en 1915, premio Berwick y Alba de la Real Academia Española, es una magna obra de 770 páginas que aún hoy es de consulta imprescindible para quienes estudian el teatro cervantino. También de gran mérito son Padrón literario de Miguel de Cervantes Saavedra (1948), Cervantes lector (interesante estudio sobre las lecturas cervantinas), La belleza femenina en las obras de Cervantes (1905) y Obras perdidas de Cervantes que no se han perdido (1947). En su estudio El teatro de Quevedo (1945), Cotarelo contribuyó a desterrar varias falsas atribuciones de entremeses a don Francisco. Su tesis doctoral se dedicó a las letras gallegas: Una cantiga célebre del Rey Sabio. Fuentes y desarrollo de la leyenda de Sor Beatriz, principalmente en la literatura española.
(París, 1975) Actriz francesa, ganadora en 2008 del Oscar de Hollywood por su interpretación de Edith Piaf en La vida en rosa. Considerada la “nueva novia francesa de América”, parece destinada a encarnar el mismo papel público que en otro tiempo representaron sus ilustres compatriotas Simone Signoret y Brigitte Bardot
Marion Cotillard
Su padre, Jean-Claude Cotillard, era actor y realizador, y su madre, Niseema Theillaud, era también actriz y profesora de arte dramático. Dos años después de Marion nacieron sus hermanos, los mellizos Guillaume y Quentin. No es de extrañar que la pasión por la interpretación le viniera desde su más tierna infancia, más aún teniendo en cuenta que todavía siendo una niña participó en diversas producciones en las que trabajaban sus padres. La actriz declararía, ya en su edad adulta, que Niseema fue su primera influencia artística
Con sólo diecinueve años y con la única experiencia de algunas teleseries, la joven actriz de ojos grises fue galardonada con el primer premio de arte dramático en el Conservatorio de Orléans. Ese mismo año rodó su primera película, L’histoire du garçon qui voulait qu’on l’embrasse. En aquella época no era extraño verla presentarse con una enorme voluntad a docenas de castings, convencida de que tenía que volcarse en cada uno de los pasos que habían de llevarla a ser una actriz de éxito. Audrey Dana, compañera de profesión y de estudios, la recuerda como una joven extremadamente ambiciosa y segura de sus posibilidades.
A ese filme le sucedieron en 1996 la comedia Comment je me suis disputé… (ma vie sexuelle) y Planeta libre. No fueron éxitos internacionales, pero le sirvieron para que Gérard Pirès se fijara en ella y la llamara para rodar Taxi (1998). Gracias a este filme fue nominada en 1999 al César a la mejor actriz revelación. Para hacerse una idea de la inflexión que Taxi supuso en la carrera de Cotillard, basta reparar en un dato: entre 1998 y 2001 participó en nada menos que 14 producciones distintas entre cine y televisión. El hecho de que el filme hubiera sido producido por Luc Besson, el realizador y productor francés más internacional del momento, ayudó sin duda a potenciar la carrera de Marion. De hecho, el filme tendría dos secuelas (Taxi 2, en el año 2000, y Taxi 3, en 2003), en las que la actriz también participaría.
La actriz en Taxi (1998)
En 2001 apareció en el filme Les jolies choses, un trabajo que le resultaría útil a largo plazo, ya que tuvo que recibir clases de canto aceleradas para aprender en poco más de un mes. En 2003 le llegó la primera oportunidad de trabajar en una producción estadounidense. Se trataba de Big Fish, filme de Tim Burton protagonizado por Albert Finney en el que daba vida a Josephine, una joven francesa. Aunque no llegó a recibir ningún premio por este rol, le sirvió para introducirse en una industria que, a priori, no le seducía demasiado (“Me interesan mucho más los directores que Hollywood”, declaró).
Aunque siguió trabajando regularmente para el cine, no abandonó las teleseries, una actividad que mantendría hasta 2005 y que alternó con filmes como Innocence (2004), Fair Play (2005) o Un buen año (2006). Pero sin duda el filme que le reportaría mayor popularidad sería La vida en rosa, un biopic de Edith Piaf dirigido en 2007 por Olivier Dahan, un realizador sin excesiva proyección internacional, conocido por la secuela de Los ríos de color púrpura. Dahan aseguró que durante el casting se decidió por la parisiense porque sus ojos le recordaban “totalmente” a los de la malograda cantante francesa
Curiosamente, aunque Cotillard afirmó haber conocido la mayoría de los acontecimientos de la vida de Piaf la primera vez que leyó el guión, lo cierto es que se mimetizó con el personaje de una forma absoluta. Inicialmente analizó las inflexiones de Edith Piaf en varias de las películas que ésta rodó y en gran parte de las entrevistas filmadas. Después, durante el rodaje, aseguró sentirse cada día sobre la cuerda floja, ya que una personalidad tan fuerte como la de Piaf tentaba a exagerar la interpretación. Sin embargo, el rol se apoderó completamente de la parisiense y el resultado fue un clamoroso éxito de público y crítica, inicialmente en festivales (Cannes, premio actriz revelación; Cabourg, mejor actriz; Palm Springs, mejor interpretación; Vancouver, mejor actriz) y luego en las salas comerciales. A ello hay que añadir un Satellite Award, un César, un EFA, el Globo de Oro de la crítica de Estados Unidos, un BAFTA, una ovación de 15 minutos en Berlín… y el Oscar a la mejor actriz principal
Marion Cotillard como Edith Piaf
en La vida en rosa (2007)
Con el reconocimiento de la Academia de Hollywood se convirtió en la primera actriz que lograba este premio por una película francesa. Para comprender la dimensión de este reconocimiento excepcional debe tenerse en cuenta que han sido escasísimos los actores que a lo largo de la historia han logrado un Oscar al mejor actor o actriz trabajando en una película de habla no inglesa: Sofia Loren en 1960, Roberto Benigni en 1999 y, apurando mucho, Robert De Niro en 1975 (su parte en El Padrino II era en italiano) fueron los únicos precedentes
A principios de marzo de 2008, Cotillard volvió a la primera plana de la actualidad por razones no artísticas, al hacerse público un vídeo en el que la actriz, en una entrevista para el programa Paris Première, se declaraba partidaria de la “teoría de la conspiración” para explicar los atentados del 11 de septiembre de 2001 atribuidos a Al-Qaeda. Sus dudas razonables acerca de la transparencia informativa de los medios estadounidenses (“Tampoco estoy segura de que el hombre haya puesto jamás el pie en la luna”) propiciaron que algunos comentaristas cinematográficos llegaran a plantearse el futuro profesional de Cotillard en Hollywood
Sin embargo, la opinión pública no parecía demasiado proclive a modificar su imagen de “sirenita francesa”. Marion se había convertido en uno de los rostros más populares de la década a pesar de lo que dentro del paradigma ideológico estadounidense podían parecer “veleidades izquierdistas”. De momento, su siguiente paso profesional fue el rodaje del filme de gángsteres Enemigos públicos (2009), dirigido por Michael Mann y con el concurso de Johnny Depp y Christian Bale. Y el futuro inmediato estaba también comprometido con otra producción “made in USA”: se trataba de Nine, un remake de la obra maestra de Fellini Ocho y medio, que comenzaría a rodarse en 2009 bajo las órdenes de Rob Marshall y con un reparto estelar para el que se barajaban los nombres de Sofia Loren, Penélope Cruz, Nicole Kidman y Catherine Zeta-Jones
Cotillard es miembro de la organización ecologista Greenpeace y una gran fan del cantante canadiense Hawksley Workman; ha aparecido en dos de los videoclips de este artista de pop influenciado por la música de cabaret. Empadronada aún en la capital francesa, su “aterrizaje” americano no le ha quitado el interés por la vida política de su país, que asegura seguir muy de cerca