Escritor ecuatoriano. Cursaba todavía estudios de abogado cuando fue elegido diputado de la Convención Nacional (1883). Presidente del Congreso en 1888, desempeñó después diversos cargos diplomáticos en América y Europa. Conservador en política, de espíritu profundo e intensamente religioso, Remigio Crespo Toral supo ganar con su ponderación y talento la devoción y el respeto de amigos y adversarios: el gobierno liberal del general Plaza lo nombró abogado consultor de la Legación de su país en Perú y en España.
Propugnó siempre el sentido universal de la literatura y el arte hasta en los temas y producciones de carácter más local. Su personalidad y prestigio le valieron ser coronado como poeta nacional en 1917. Pero no sólo fue poeta situado en el tránsito de un romanticismo decadente a un modernismo balbuciente y tímido, sino también excelente prosista, de cuidado lenguaje (era miembro correspondiente de la Academia Española de la Lengua desde 1889), y agudo critico literario y de arte. Escribió sobre Bolívar, sobre la cuestión de límites con Perú, acerca de Dante; en 1901 prologó uno de los volúmenes del novelista Alfredo Baquerizo Moreno, a quien le encuentra antecedentes inmediatos en Juan Valera.
Su hondo lirismo, a medio camino entre el romanticismo y el modernismo y apegado al sentimiento cristiano, hace que muchas veces su poesía se convierta en plegaria. En sus escritos afrontó la crítica histórica y literaria, la política nacional e internacional, la sociología, la oratoria académica y parlamentaria, la prosa lírica, el cuento y la poesía. Entre sus principales obras se encuentran Mi poema (1898), Últimos pensamientos de Bolívar (1899), Amor y dolor de poesía (1917, su libro más elaborado), Apuntes Autobiográficos (1909), La leyenda de Hernán (1917) y Plegaria (1934). En 1936 la Academia Ecuatoriana de la Lengua publicó muchos de sus artículos periodísticos en la recopilación titulada Selección de ensayos
(Alcolea de Calatrava, 1926 - Barcelona, 1995) Poeta y crítico español cuya obra lírica se inscribió inicialmente en el postismo, corriente vanguardista de posguerra, para evolucionar después hacia formas de mayor compromiso social
Sus primeros poemas, incluidos en el libro Una lengua emerge (1950), así como en Docena florentina (1966), muestran una decidida voluntad de renovación que lo aproxima a la corriente postista. Más tarde orientó su producción hacia la llamada poesía de compromiso, aunque sin abandonar la búsqueda del sentido y de los recursos de la creación lírica. El título de la recopilación de sus poemas que hizo en 1971, En medio del camino, resulta muy significativo acerca de su actitud.
Como se observa en su producción posterior, en títulos como El bosque transparente (1973), Parnaso confidencial (1984), El ave en su aire (1985) u Ocupación del fuego (1990), su poética sigue dos vías de exploración, una circunstancial, determinada por la experiencia del poeta, y otra por la intención de trascendencia de la palabra poética temporal sobre la que construye un mundo lírico rico en matices y significaciones que deviene trasunto de la memoria. La naturalidad con que concilia estas vías y los medios proporcionados por la tradición y las vanguardias hace que su poesía logre transmitir una visión realista con un pálpito misterioso en el interior del verso.
A este dominio de la mecánica poética contribuyó decididamente su conocimiento de poetas como Dante, Petrarca y F. Pessoa, cuyas versiones le reportaron el Premio Nacional de Traducción, y sus trabajos de investigación y crítica poética. En este campo, algunas de sus obras más representativas son Poesía, invención y metafísica (1970), Juan Ramón Jiménez y la pintura (1974), Dante y su obra (1979), Estudios sobre Pessoa (1984) y El Duque de Rivas (1986)