Ensayista y político francés, décimo presidente de la República. Su nacimiento en territorio belga se debió al período de destierro al que estuvo condenado su padre, el escritor y crítico francés Émile Deschanel. Desde muy joven se mostró vivamente interesado por las dos pasiones que habrían de gobernar las líneas maestras de su vida: la creación literaria y la actividad política. Recibió una espléndida formación humanística que pronto afloró en algunos ensayos tan reconocidos como los titulados Orateurs et hommes d´État (Oradores y hombres de Estado, 1888) y La question sociale (La cuestión social, 1898). Además, Paul Eugène Louis Deschanel fue autor de una biografía crítica sobre la figura del político francés León Gambetta (Gambetta, 1920). Fue nombrado miembro de número de la Academia Francesa
Respecto a su condición de líder político, cabe destacar su temprano acceso a la Jefatura del Partido Republicano Progresista, desde donde se mostró firmemente partidario de apartar por completo a la Iglesia de los organismos e instituciones del Estado. Durante dos períodos diferentes de su vida, Deschanel presidió la Cámara de Diputados (1898-1902 y 1912-1920), hasta que la gran relevancia adquirida en la vida pública francesa del primer tercio del siglo XX le aupó, a comienzos de 1920, hasta la misma Presidencia de la República. Sin embargo, la mala salud del escritor y político galo (que fallecería al cabo de dos años) le obligó a abandonar el cargo a los nueve meses de su nombramiento
(s. XIII) Cronista catalán. Escribió la más antigua de las cuatro grandes crónicas catalanas, de título Libre del rei en Pere d´Aragó e dels seus antecessors passats. Se conservan pocos datos documentales sobre él, aunque se ha tendido a identificarle con Bernat Escrivà, personaje que por aquel tiempo ocupó diversos cargos importantes en la curia real. La crónica está más bien dedicada al rey Pedro el Grande, del cual se narran las hazañas y majestad con tonos vivos y acento épico. Inspirado en fuentes juglarescas en su primera parte, la segunda remite a fuentes más directas, o documentos contemporáneos, lo cual no le priva, sin embargo, de cierto tono asimismo épico. Historiador realista a pesar de su pasión y parcialidad, Desclot utiliza un lenguaje preciso y dramático