Novelista y periodista hondureña, cuya obra pertenece al romanticismo tardío. Nacida en la familia Bueso Mejía, contrajo matrimonio con Porfirio Díaz Lozano y adoptó sus dos apellidos. Fundadora de varias obras culturales, representó a su país como funcionaria diplomática en Guatemala. Realizó estudios de educación media en los Estados Unidos y de periodismo en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Colaboró con los periódicos Diario de Centroamérica, El Imparcial, Prensa Libre y La Hora de ese país; en los dos últimos tuvo una columna llamada Jueves Literarios.
En 1943, con Peregrinaje, ganó el Concurso Latinoamericano de Novela, y fue traducida al inglés, como ocurrió con otras de sus obras posteriores. En 1968 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura y recibió luego el premio Cruzeiro Do Sud de Brasil y diversas condecoraciones. Ubicada en un inusual romanticismo tardío, sus novelas mantienen un nivel expresivo uniforme y un lenguaje fuertemente codificado.
En el género de cuento publicó Perlas de mi Rosario (1930) y Topacios (1940). Entre sus novelas cabe mencionar Luz en la senda (1935), Mayapán (1950), Y tenemos que vivir (1956), 49 días en la vida de una mujer (1956), Mansión en la bruma (1964), Fuego en la ciudad (1966), Aquel año rojo (1973), Caoba y orquídeas (1986). Publicó el ensayo Walt Whitman (1976), la biografía Aquí viene un hombre (1968), sobre la vida del periodista Clemente Marroquín Rojas y el libro de crónicas Sandalias sobre Europa (1964)
(La Paz, 1909 - 1981) Escritor e historiador boliviano. Intelectual polifacético, comprometido en la lucha contra las desigualdades sociales y de convicciones pacifistas, vivió con amargura los acontecimientos de la Guerra del Chaco (1932-1935). Ejerció como periodista desde su puesto como director y propietario del diario El País, editado en la ciudad boliviana de Cochabamba, desde 1937 hasta 1970.
En La Paz fue director de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Andrés. En reconocimiento a su labor como escritor, fue elegido miembro numerario de la Academia Boliviana de la Lengua, de la que sería secretario y director. Fue también presidente de la Academia Boliviana de Historia. Activo impulsor de la cultura de su país, fundó el Museo Nacional de Escritores de Bolivia, el Museo Franz Tamayo, el Archivo Epistolar Histórico y la Asociación de Periodistas de la ciudad de Cochabamba. Recibió el Premio Nacional de Cultura en 1976 y las condecoraciones del Cóndor de los Andes y de San Gregorio Magno
De su obra literaria destacan las novelas El estudiante enfermo (1938), El Vocero (1942), El rey chiquito (1962), Tupac Catari, la sierpe (1964), María del Valle y sus cruces (1966) y La bestia emocional (1955), ésta última con tintes autobiográficos. También cultivó el relato corto: Cuentos de dos climas (1936), Trópico (1944) y Quilco en la raya del horizonte, donde se narran los sueños de un niño indígena que imagina navegar por el Atlántico y visitar las más modernas ciudades, convertido en un hombre rico y respetado por todos; sin embargo, al final de su viaje imaginario, decide permanecer en su comunidad. En toda su producción prestó especial interés a la problemática de las comunidades indígenas bolivianas que, olvidadas por las instituciones, parecían condenadas a vivir en condiciones miserables
Díaz Machicao se declaró continuador de la obra de Alcides Arguedas; al igual que él, orientó su actividad a formar reflexivamente a la clase dirigente boliviana, para conseguir la regeneración del país y eliminar las profundas desigualdades sociales. En su producción histórica es perceptible la influencia de Arguedas y de obras como Raza de Bronce (1919). Entre 1954 y 1958, Díaz Machicao escribió y publicó, en cinco volúmenes, su Historia de Bolivia. Años antes había dedicado una de sus primeras obras, Los invencibles (1936), a homenajear a los caídos en la Guerra del Chaco. Escribió además biografías de importantes personajes de la historia boliviana, como Salamanca, Melgalejo y Nataniel Aguirre