Zoólogo alemán. Criado en una familia burguesa, llevó a cabo sus estudios de zoología en las universidades alemanas de Königsberg, Bonn, Jena y Berlín sin mucho entusiasmo. Tal circunstancia cambió hacia 1862, cuando recaló en Jena; allí Ernst Haeckel le introdujo en los estudios y teorías de Charles Darwin. Desde ese instante, Dohrn se convirtió en un ferviente admirador la teoría darwinista de la descendencia con modificación, la teoría de la evolución por la selección natural. Así fue como decidió dedicar su vida futura a recolectar ideas y hechos que soportasen las ideas del darwinismo.
Dohrn logró doctorarse en 1865, en Breslau, con un estudio sobre la anatomía de los hemípteros. Tan sólo tres años más tarde consiguió la habilitación para impartir docencia en la Universidad de Jena. Como embriólogo se ocupó principalmente de los insectos y crustáceos, y procuró poner en claro su desarrollo desde formas de vida inferiores, conforme a las ideas darwinistas.
En esa época, comparativamente, la embriología se estaba convirtiendo en la piedra angular de la morfología y la evolución, de acuerdo con la teoría de la recapitulación de Haeckel: la idea de que un organismo durante su desarrollo embrionario pasa por los principales estadios de evolución del pasado evolutivo de su especie. La morfología se convirtió en uno de los principales caminos en los que los zoólogos buscaban la expansión, y así se desarrolló la teoría darwinista en los últimos treinta años del siglo XIX. Dohrn se convirtió en un morfologista darwiniano que mezclaba el evolucionismo de Charles Darwin y el embriologismo de Karl Ernst von Baer
Dohrn trabajó en las instalaciones de la playa de Helgoland, con Ernst Haeckel, en 1865; en Hamburgo, en 1866; en Millport (Escocia) con David Robertson, en 1867 y 1868; y en Messina durante el invierno de 1868-1869, junto a su amigo ruso Nicolai Micloucho-Maclay. En Messina, estos dos científicos tuvieron la brillante idea de cubrir el planeta con una red de estaciones de investigación zoológica, parecida a las estaciones de tren, donde los científicos pudiesen parar, recolectar material, hacer observaciones y realizar experimentos, antes de moverse a la siguiente estación
En Messina, Dohrn alquiló un par de habitaciones para instalar en dicha ciudad la primera Estación Zoológica (febrero, 1869), pero pronto se dio cuenta de las dificultades que entrañaba el estudio del mundo marino sin una estructura permanente (dificultades en recolectar especies, falta de tanques de almacenaje con agua de mar, falta de biblioteca y falta de asistencia técnica de personal cualificado). Ante estos inconvenientes, Dohrn empezó a insistir en la necesidad de que los científicos pudieran trabajar cerca del mar con todo tipo de servicios listos para su disposición: material de laboratorio, instrumental, productos químicos, libros y grabaciones de dónde y cuándo podían encontrarse ciertas especies, así como información útil de las condiciones del lugar
Abandonó Messina, sus libros, sus equipos, diarios y aquarium portátil que había llevado desde Escocia y, en 1870, decidió que Nápoles podría ser el lugar idóneo para su estación. Esta decisión se debió a la gran riqueza biológica del golfo de Nápoles y también a la posibilidad de crear un instituto de investigación de relevancia internacional en una gran ciudad que tenía, ella misma, una fuerte vocación internacional. La fundación de la Estación Zoológica de Nápoles se produjo en marzo de 1872
Sus opiniones teóricas están condensadas en su trabajo de 1875 Ursprung der Wirbeltiere und das Prinzip des Funktionswechsels, en el cual hace descender a los vertebrados de los anélidos, y trató de explicar la supuesta aparición de nuevos órganos por la transformación de otros ya existentes. Las mismas opiniones se encuentran ampliadas y completadas en la obra Studien zur Urgeschichte des Wirbeltierkörpers (1882-1891). Escribió además una monografía sobre los pantópodos del golfo de Nápoles (1881)
(Caserta, 1869-Roma, 1930) Militar italiano. Fue uno de los primeros en concebir y preconizar el empleo de la aviación como arma estratégica, capaz de destruir, por su acción masiva y profunda, el potencial de guerra enemigo en su propio territorio. Su obra principal, El dominio del aire (1921), y sus Profecías de Casandra (1931) ejercieron cierta influencia en la marcha de la II Guerra Mundial