Rey de Inglaterra (1307-1327). Sucedió a su padre, Eduardo I. Similarmente a como sucedió durante el reinado de su padre, durante su mandato se dieron los conflictos con Escocia y con el rey de Francia, feudatario suyo por el ducado de Aquitania. Tampoco fueron buenas las relaciones con los barones. Derrotado por los escoceses en Bannockburn (1314), en 1322 el Parlamento decidió que para gobernar el país era necesario el consentimiento de los barones, de los Comunes y del clero. Eduardo fue destronado y asesinado en una sublevación de la nobleza (1327)
(Windsor, actual Reino Unido, 1312-Sheen, id., 1377) Rey de Inglaterra (1327-1377). Primogénito de Eduardo II e Isabel de Francia, creció en un ambiente enrarecido por las disputas territoriales de sus progenitores. En 1325, su madre abandonó Inglaterra y se trasladó a Francia, desde donde, con la ayuda de su amante Roger Mortimer, planeó invadir Inglaterra y deponer a su marido.
En 1327, tras invadir Inglaterra y forzar la huida de Eduardo II, la reina y los nobles lo auparon al trono con el nombre de Eduardo III. Al contar sólo quince años de edad, su madre ejerció la regencia. Al año siguiente, en 1328, contrajo matrimonio con Phillippa de Hainault. Poco después, obligó a su madre a abandonar el poder y ejecutó a Mortimer, lo cual le permitió reinar en solitario.
Combatió contra los escoceses, cuyo rey David II se vio obligado a buscar refugio en Francia, y a partir de 1337 reclamó su derecho al trono francés, lo cual motivó el inicio de la guerra de los Cien Años. Durante los primeros años de dicha confrontación, destruyó la flota francesa en Sluys (1340) y venció en la batalla de Crécy (1346)