Aventurera española. Nacida en un hogar de familia noble, que pretendió consagrarla a la vida religiosa, ingresó en un convento dominico siendo adolescente. Su afán aventurero, que la llevaría a ser conocida como la Monja Alférez, hizo que se escapara en 1607.
Disfrazada de hombre, se enroló como grumete en un barco que partía rumbo a América. Una vez allí, se distinguió por su arrojo en la lucha contra los araucanos en Chile, lo que le valió alcanzar el grado de alférez. Nadie descubrió que era una mujer hasta que, en 1624, ella misma lo confesó tras ser gravemente herida en un duelo. Enviada a España para su restablecimiento, Felipe IV recompensó sus valerosas acciones con una pensión y el papa Urbano VIII la recibió complacido.
Años más tarde regresó a América, adoptando de nuevo una identidad masculina, y desapareció al desembarcar en Veracruz. Se conoce una autobiografía titulada Historia de la Monja Alférez Doña Catalina de Erauso, escrita por ella misma, que algunos han considerado apócrifa
(Winnweiler, 1840 - Heidelberg, 1921) Médico alemán. Educado en las universidades de Heidelberg, Erlangen y Múnich, se convirtió en profesor de Patologías especiales y Terapia en las universidades de Leipzig (1880-1883) y Heidelberg, en la que también ocupó el cargo de director clínico. Se distinguió como especialista en las enfermedades neuropatológicas y en la aplicación de los tratamientos por medio de la electroterapia
Erb logró con sus investigaciones describir por vez primera varios conceptos nuevos en el campo de la medicina, entre ellos la enfermedad conocida como enfermedad de Erb, que consiste en una parálisis bulbar asténica o miastenia grave seudoparalítica, que se caracteriza por debilidad muscular progresiva y comienza a manifestarse por ptosis o caída de un órgano. La muerte sobreviene por la parálisis de los músculos respiratorios
Otra de sus aportaciones fue el descubrimiento de la llamada miopatía juvenil de Erb o atrofia muscular, que se suele presentar en los músculos escapulohumerales. Con sus investigaciones se dio cuenta de que el tratamiento es prácticamente inútil y sólo observó ligeras mejorías con la electroterapia. También a él se debe el descubrimiento del denominado signo de Erb, al describir el aumento de la excitabilidad de los nervios periféricos en el tétanos, debido a la electricidad galvánica y, en ocasiones, a la farádica. También se denomina así a la desaparición del reflejo pupilar a la luz, corriente en la ataxia locomotriz
Erb llevó a cabo a lo largo de su vida una importante labor editora dirigida especialmente a los estudiantes de medicina. Entre sus obras más importantes se encuentran Manual de las enfermedades de la médula (1876-78), Manual de las enfermedades nerviosas periféricas y Manual de electroterapia (1882-1883)