Político y médico español. Militante del Partido Republicano, fue concejal (1892) y diputado (1893) por Madrid. Amigo y seguidor de Ruiz Zorrilla, cuando éste abandonó la política se hizo cargo de la dirección del Partido Republicano Progresista. Catedrático de patología general, se le debe, como médico, la introducción de la neuropsiquiatría en España y la fundación del manicomio de Carabanchel
(Leopoldo de Gregorio; Mesina, Italia, 1700-Venecia, 1785) Ministro de Carlos III en sus reinados en Nápoles y España (Mesina, Sicilia, 1741 - Venecia, 1785). Este hombre de origen humilde era asentador de víveres del ejército cuando el rey Carlos VII (el futuro Carlos III de España) le confió la administración de las aduanas de Nápoles (1748). Su eficacia en la gestión y su cercanía al reformismo ilustrado del monarca le hicieron ascender a puestos de mayor responsabilidad, siendo nombrado secretario de Hacienda, Guerra y Marina.
Cuando el rey dejó Nápoles para ocupar el Trono de España (1759), se llevó con él a un equipo de colaboradores con Esquilache a la cabeza. Inmediatamente fue nombrado secretario de Estado de Hacienda. Acumuló un gran poder, lo cual, unido a su condición de extranjero y a las reformas que realizó, le granjeó muchos enemigos; pronto llovieron sobre Esquilache las acusaciones de corrupción, que nunca pudieron probarse.
El motín de Esquilache (óleo de J. Martí)
Durante su estancia en el poder (1759-66) creó la lotería y el montepío de viudas y huérfanos de militares; dictó las ordenanzas para el reemplazo militar; reguló el despacho con Roma; reorganizó los propios y arbitrios de los pueblos; modernizó la capital con un sistema de alumbrado nocturno de las calles, además de edificar la Casa de Postas y la Aduana (sedes actuales de la Comunidad de Madrid y del Ministerio de Hacienda); limitó los privilegios del clero, exigiendo a la Iglesia el cumplimiento del Concordato y reduciendo su jurisdicción en beneficio del poder real.
Con el fin de acabar con la impunidad de los criminales nocturnos en las ciudades, dictó un bando en 1766 que prohibía los tradicionales sombreros redondos y capas largas que usaban los embozados; aquel «atentado» a las costumbres españolas por parte de un extranjero fue el detonante de una insurrección popular contra el ministro conocida como el motín de Esquilache, que estalló simultáneamente en las principales ciudades del reino; en Madrid fue saqueada la propia casa de Esquilache.
Parece que detrás del motín se hallaba la Compañía de Jesús, enemiga del regalismo monárquico y de las avanzadas reformas protagonizadas por el ministro, que organizó la conspiración sirviéndose del descontento popular ante la sucesión de malas cosechas, escasez y carestías desde 1762. De resultas del motín, el rey depuso a Esquilache de todos sus cargos y le envió a Italia, no sin antes compensarle con la concesión de rentas y honores; en 1767 la pugna entre el regalismo del monarca ilustrado y el tradicionalismo auspiciado por la Iglesia tendría un nuevo capítulo con la expulsión de los jesuitas de España. En 1772 Esquilache fue nombrado embajador de España en Venecia