Compositor español. Desde su infancia y hasta los doce años, fue miembro de la banda de música de su localidad natal como flautista y oboísta. Posteriormente estudió con Beltrán Pagola en el Conservatorio de San Sebastián desde su fundación en 1928. Ese mismo año estrenó sus Cinco piezas para orquesta de cuerda. En 1931 se trasladó a Madrid para estudiar en el conservatorio de la capital con Conrado del Campo. Al año siguiente recibió una beca de estudios para Francia y Alemania, países donde ampliaría sus conocimientos de composición y dirección de orquesta con los maestros Le Flem, Dukas y Albert Wolff
Francisco Escudero
Antes de la Guerra Civil Española (1936-1939), la producción musical de Escudero ya era bastante amplia, con obras como una sinfonía, un poema sinfónico y un Cuarteto de cuerda grabado e interpretado en muchas ocasiones. Tras la contienda vinieron unos años de menor actividad para el compositor. De esa época destacan dos series de canciones populares. En 1944 compuso obras significativas como el ballet Sueño de un bailarín, donde mostraba un buen manejo de materiales abstractos, o el poema coral Ay de mi Alhama, de tintes musicales nacionalistas. En 1945 fue nombrado director de la Sociedad Coral Bilbaína. Fruto de esos años son el Himno de San Mamés y la Misa en Re.
El siguiente período de su obra se inició con el exitoso Concierto vasco para piano y orquesta, que fue premiado en el concurso homenaje a Manuel de Falla en 1947 y estrenado por la Orquesta Nacional bajo la batuta de Ataúlfo Argenta. En este concierto, que determinó su línea futura, Escudero utilizó materiales vascos y les dio un tratamiento similar a los de sus coterráneos Guridi o Usandizaga. En 1948 ocupó la cátedra de Armonía y Composición en el Conservatorio de San Sebastián
Las primeras obras de esta nueva fase, en la que compaginó pedagogía y composición, fueron su oratorio Illeta, de 1953, en el que consiguió grandes logros expresivos, y el poema sinfónico Aránzazu (1956), una inclinación romántica sobre materiales nacionalistas. Illeta recibió un premio de la Diputación de Guipúzcoa en el centenario de la muerte de Iparraguirre. Su labor como director fue intensiva en estos años, en los que se hizo cargo de la Banda Municipal de San Sebastian (1960-1969), la Orquesta de Cámara de Guipúzcoa y la Orquesta Sinfónica del Conservatorio
En 1963, y tras cinco años de esfuerzo, finalizó la ópera Zigor, que fue interpretada por la Orquesta Sinfónica de Viena en 1967. En ella intentó trabajar un material derivado del folclore vasco y mostró en varios fragmentos una gran independencia de escritura, que superaba en muchos casos los planteamientos musicales que había utilizado en sus anteriores obras de carácter nacionalista
En los años setenta del siglo XX, Escudero recibió encargos de diversas instituciones españolas; tal es el caso del Concierto para violonchelo y orquesta, escrito por encargo de la Orquesta Nacional en 1972, o la Sinfonía sacra, compuesta con motivo de la inauguración del órgano del Palau de la Música de Barcelona. En esta sinfonía, una de las obras más significativas de su carrera, Escudero desarrolló un discurso más formal y descriptivo, y logró una construcción muy cuidada y una estructura polifónica de gran solidez. Por su parte, en el Concierto para violonchelo y orquesta siguió un estilo ecléctico y progresista cercano al del compositor Xavier Montsalvatge, pero aportando siempre su impronta personal. En la siguiente década escribió también obras por encargo, como el oratorio San Juan Bautista, a petición del Ayuntamiento de Zarautz, y la ópera Gernika, estrenada en Bilbao para conmemorar el cincuenta aniversario del bombardeo de la localidad vizcaína de Guernica.
(Quito, 1903 - Bruselas, 1971) Poeta y diplomático ecuatoriano. Poeta postmodernista genial, de metáfora desconcertante y de imágenes impresionantes, fue un exquisito cultivador de la estética de la palabra, pero de difícil lectura.
Realizados sus primeros estudios en el pensionado de Pedro Pablo Borja y en el colegio Mejía, siguió la carrera de Jurisprudencia en la Universidad Central. Apenas tenía once años cuando fue publicado su primer poema "Viento de Verano" en el periódico El Republicano. A los 15, ganó el Concurso Nacional de Poesía para alumnos de segunda enseñanza, con Los poemas del Arte, y en 1922 ganó la Flor Natural en el concurso promovido para la celebración del centenario de la batalla de Pichincha, con su primer gran poema "Las parábolas Olímpicas", escrito a la edad de catorce años.
Por entonces colaboraba con varias revistas y fue redactor del diario El Día. De 1926 a 1931 fue profesor en el Mejía y en la Universidad Central, y ocupó los cargos de diputado, senador y Secretario de la Cámara. En 1931 comenzó su actividad diplomática que le llevó a Francia como Encargado de Negocios, a Panamá y Argentina. Fue también embajador de Perú (1956), Argentina (1961), Colombia (1963), Brasil (1965) y ante la UNESCO (1960), como representante independiente del embajador ante Francia.
En 1942 acompañó al doctor Tobar Donoso, en calidad de asesor, a la reunión de Río de Janeiro en la cual el canciller ecuatoriano firmó el tratado que recortaba buena parte de su territorio, a pesar de que votos como el del asesor Escudero eran radicalmente opuesto a tal proceder. Representó en diversas instancias a su país, como en la Conferencia Inaugural de las Naciones Unidas en San Francisco en 1945, en la VI y XIX Asamblea de dicha Organización (en 1949 y 1964 respectivamente). En 1964 fue designado Canciller de la República.
Aunque sus ocupaciones como diplomático frenaron en gran medida sus aficiones literarias, compaginó, con su trabajo, la publicación de algunas obras que le merecieron un importante puesto en la literatura ecuatoriana. Entre ellas están, además de las de la juventud ya mencionadas, las siguientes: Altanoche (1947), breve pero de un contenido estético revolucionario; Hélices del huracán y del sol (1933), que le mostró ya como poeta maduro y que mereció un elogioso juicio de Unamuno; Paralelogramo (1935), obra teatral, expresivo tema de símbolos y planteamientos surrealistas; Estatua de aire (1951), libro en el que muestra su mayor autenticidad; Materia de ángel (1953) de clara influencia gongorina; Autorretrato (1957); Introducción a la muerte (1960); Réquiem por la luz (1971), sesenta octavas reales sobre el amor, la mujer y la muerte, que encierran lo mejor de su producción y que pueden ser catalogadas, según algunos, entre las más perfectas obras de la poesía ecuatoriana.
Escribió también la obra Justicia para el Ecuador (1968), sobre la tesis ecuatoriana de la nulidad del tratado de Río de Janeiro. P óstumamente la Casa de la Cultura Ecuatoriana publicó ocho ensayos sobre temas culturales bajo el título de Variaciones (1972)