Rey de Prusia (1786- 1797). Intentó mantener una línea continuista. Obligó a Francia a dejar de prestar ayuda a los sublevados neerlandeses. Auspició una paz entre Austria y Rusia con Turquía (1790-1792). Se anexionó Danzig y Thorn en Polonia (1793) y después Varsovia (1795). En política interior, combatió el racionalismo y restringió la libertad de pensamiento mediante el Edicto de Religión (julio 1788) y la acentuación de la censura. El fin de su reinado supuso para Prusia un momento de desconcierto, con un ejército poco potente y una economía extremadamente débil
(Potsdam, actual Alemania, 1770-Berlín, 1840) Rey de Prusia (1797-1840). Rechazado por su padre, el emperador Federico Guillermo II, accedió al trono a la muerte de éste, acaecida en 1797. Poco antes, en 1793, había contraído matrimonio con Luisa de Mecklemburgo-Strelitz, quien ejerció sobre él una gran influencia.
Tras su coronación, se afanó en modificar varias de las medidas adoptadas por su padre, entre ellas las referentes a la tolerancia religiosa, que restableció, y las relacionadas con la hacienda pública. No modificó, empero, las bases absolutistas sobre las que se asentaba el poder de la Corona, a la que siguió prestando su apoyo la aristocracia, si bien accedió, tal como le aconsejaron sus consejeros Stein y Hardenberg, a modificar el estatus de la alta burocracia y del funcionariado.
En política social, se mostró reacio a adoptar medidas liberalizadoras, temeroso de la expansión de corrientes progresistas que relacionaba con el jacobinismo, y en lo que respecta a la política interna se limitó a otorgar dietas provinciales.
El 26 de septiembre de 1806 entró en guerra con Napoleón, y sus ejércitos fueron derrotados con facilidad en Jena y Auerstedt. Tras el descalabro militar, se vio obligado a firmar el tratado de Tilsit (julio de 1807), por el que Prusia perdía todas sus provincias al oeste del río Elba, aproximadamente, la mitad de su territorio.
Aliado con el emperador ruso Alejandro I, asistió al Congreso de Viena de 1815 con la esperanza de recuperar varios territorios de Renania, los cuales le fueron retornados gracias a su buena relación con el canciller austriaco Klemens von Metternich. El compromiso final alcanzado en el congreso le otorgó, además, Westfalia y Sajonia, lo cual consiguió restablecer, en parte, el potencial económico y el crédito político de Prusia, seriamente dañados tras su fallido enfrentamiento con Francia. Ello no significó, empero, un crecimiento sustancial de la economía prusiana, aunque bajo su mandato se realizó el primer intento de unión aduanera (Zollverein), en 1834