Príncipe de Orange-Nassau, y virrey de la República de los Países Bajos Unidos (1625-1647). Demostró ser un excelente estratega, sobre todo en la guerra de sitio, en su lucha contra los españoles y los Habsburgo
(Berlín, 1620-Potsdam, 1688) Elector de Brandeburgo (1640-1688). Al suceder a su padre, Jorge Guillermo, como elector en 1640, se encontró con un país devastado y ocupado por tropas extranjeras. Comprendió entonces que sólo un ejército bien organizado podría constituir un instrumento eficaz para conseguir la independencia. Practicó también una hábil política diplomática, cambiando continuamente de alianzas para establecer un equilibrio de poder. Por el Tratado de Westfalia consiguió los territorios de Kamien, Minden, Haberstadt y la Pomerania oriental. El Tratado de Wehlau (1657) le aseguró la soberanía sobre el ducado de Prusia, y en 1666 ocupó Magdeburgo. Enfrentado a Suecia por la soberanía en el área del Báltico, la derrotó en Fehrbellin (1675), aunque debió renunciar a las ventajas territoriales conseguidas en la Paz de Saint-Germain (1679), impuesta por Luis XIV. En sus últimos años estableció una sólida vinculación con los Países Bajos. La habilidad de Federico Guillermo para conseguir sus fines políticos hizo que todos sus territorios lo aceptasen como único gobernante. Implantó una administración común y unificó e hizo permanentes los impuestos y la contribución territorial. Puso así las bases de la poderosa burocracia prusiana