Político francés. Dos veces ministro de Colonias y otras dos de Marina. Presidente de la República (1895-1899), gracias al apoyo de la derecha y de los moderados. Durante su presidencia fue reforzada la alianza francorrusa, se conquistó Madagascar y se produjo el caso Dreyfus
(Pamiers, Francia, 1845-París, id., 1924) Compositor, pedagogo y pianista francés. Por la elegancia de su escritura, la perfección de la forma, la constante búsqueda de la belleza y su intenso melodismo, Gabriel Fauré es uno de los músicos franceses por antonomasia. Es también una de las figuras clave de la evolución de la música francesa desde el Romanticismo hasta la modernidad del siglo XX, representada por Claude Debussy y Maurice Ravel.
Discípulo y más tarde amigo de Camille Saint-Saëns, Fauré se inició en la música como organista en diversas parroquias de París, antes de que le fuera concedido el cargo de maestro de coro de la Madeleine en 1877. Primer organista de esta iglesia desde 1896, ese mismo año entró en el Conservatorio de París como profesor. Excelente pedagogo, siempre abierto y respetuoso con las nuevas corrientes musicales, contó entre sus alumnos con algunos de los nombres más destacados de la música francesa de las primeras décadas del siglo XX, como Maurice Ravel, Charles Koechlin, Florent Schmitt, Nadia Boulanger o el rumano George Enesco.
En 1905 alcanzó la cúspide de su carrera profesoral al ser nombrado director de dicha institución. Dimitió de este cargo en 1920 a causa de la sordera, que en los últimos años de su vida fue total.
Como compositor, Fauré destacó sobre todo en la creación de música de cámara y para piano, y de melodías para voz y piano. Sus dos sonatas para violín y piano (1876 y 1917), sus dos cuartetos con piano (1879 y 1886), los Nocturnos para piano solo (1875-1921) o el ciclo de melodías sobre poemas de Verlaine La bonne chanson (1894), entre otras obras, representan lo mejor de su talento en este campo. Sin embargo, no se deben olvidar algunas de sus incursiones en la escena lírica, con títulos como Prométhée (1900) y Pénélope (1913), o la música incidental compuesta para el drama de Maurice Maeterlinck Pelléas et Mélisande (1898), uno de cuyos fragmentos, Siciliana, se ha convertido con el tiempo en una de las páginas más divulgadas del compositor francés