Rey de Dinamarca (1848-1863). Sucedió a su padre Cristián VIII. La revolución de 1848 le llevó a abolir el régimen absolutista y a otorgar una Constitución liberal (1849), común a Dinamarca y a los ducados de Schleswig-Holstein. Sin embargo, los separatistas de los ducados se rebelaron, lo que provocó un conflicto con Prusia y la Confederación Germánica. Por el Tratado de Londres, firmado en 1852, quedó garantizada la integridad de los territorios daneses
(Copenhague, 1843 - Hamburgo, 1912) Rey de Dinamarca. Fue el primogénito del rey Cristian IX y de la reina Luisa. Tras su formación militar comenzó estudios de derecho en Oxford, donde alcanzó el grado de doctor. En 1863 regresó a Dinamarca y entre 1864 y 1867, con la graduación de general, dirigió en numerosas ocasiones las maniobras de campo de su ejército en la guerra entre Dinamarca y Alemania, que se saldó con la desastrosa pérdida para Dinamarca de los ducados de Schleswig, Holstein y Lauenburg.
Formó parte del Consejo privado de su padre recién coronado, a quien asistió en asuntos de estado y sustituyó en las ausencias del monarca. En 1869 casó con Luisa, hija de Carlos XV de Suecia, con quien tuvo ocho hijos, dos de los cuales ocuparon sendos tronos europeos: su primogénito reinó en Dinamarca con el nombre de Cristian X, su segundo hijo fue coronado en Noruega con el nombre de Haakón VII
Aunque en los últimos años de la vida de Cristian IX asumió una creciente responsabilidad en el gobierno de Dinamarca, la coronación de Federico VIII no tuvo lugar hasta 1906, a la muerte de su padre, mientras que la acción más significativa de su corto reinado fue la formación de una comisión con el fin de diseñar un plan de gobierno parcial para Islandia, que no prosperó. Murió seis años después de haber ascendido al trono durante una estancia en Alemania, donde se sometía a un tratamiento curativo. Fue un hombre de considerable fortuna que basó su popularidad en su sinceridad política, sus maneras democráticas, su afabilidad y su estilo de vida sencillo