Escritora española. Hija de un hispanista alemán, pasó su infancia en la provincia de Cádiz, y en 1805 se trasladó a Hamburgo. Tras enviudar de su primer marido, con quien había marchado a Puerto Rico en 1816, volvió a España y contrajo nuevas nupcias con el marqués de Arco-Hermoso. Entre 1820 y 1835 redactó dos novelas en alemán: La familia de Albareda y Sola, publicada en Hamburgo en 1840.
Fallecido su segundo esposo contrajo matrimonio con Antonio Arrom, con quien viajó a Manila y después a Australia, al ser nombrado éste cónsul de España. En 1849 aparecieron varias novelas suyas: La gaviota, Una en otra y Elia y, un año después, Lágrimas, Callar en vida y perdonar en muerte y No transige la conciencia. Durante la década de 1850 publicó más obras (Cuentos populares andaluces, 1852; Clemencia, 1852; Más largo es el tiempo que la fortuna, 1853; Simón Verde, 1853; Un verano en Bornos, 1855; Un servilón y un liberalito, 1859), hasta que en 1865 logró un gran éxito con La farisea.
Tras haber obtenido el favor de Isabel II y trabado amistad con los duques de Montpensier, vivió varios años en el Alcázar de Sevilla, que hubo de abandonar en 1868. La virtud más destacable de sus novelas es la movilidad de los personajes y cuadros de costumbres y la creación de una atmósfera narrativa, que hace muy amena la lectura, por sus tramas ligeras e intencionadamente ingenuas
(Lima, 1921 - Madrid, 2007) Escritor, actor y director de cine español. Hijo de la actriz Carola Fernán-Gómez, nació durante una gira de sus padres en Lima, si bien fue inscrito en el consulado de Buenos Aires. Llegó a España cuando contaba tres años. Tras abandonar los estudios de Filosofía y Letras, se vinculó intensamente al mundo del teatro, animado por el escritor Enrique Jardiel Poncela, quien ponderó las cualidades interpretativas del actor novel. De hecho, el debut profesional de Fernán-Gómez fue una pieza teatral de Jardiel Poncela, Los ladrones somos gente honrada
Apasionado lector y muy proclive a la escritura, el actor alternó su oficio con una pasión literaria que años después daría sus frutos. Paralelamente a su experiencia teatral, fue contratado por la productora Cifesa para intervenir en el rodaje de Cristina Guzmán, profesora de idiomas (1943), una película de Gonzalo Delgrás inspirada en la novela homónima de Carmen de Icaza. Por las mismas fechas rodó un filme de tema sobrenatural, El destino se disculpa (1944), de José Luis Sáenz de Heredia, y un policíaco castizo, Domingo de carnaval (1945), de Edgar Neville
Casado con la actriz María Dolores Pradera, participó con ella en producciones como Vida en sombras (1947). Paulatinamente, su figura un tanto desgarbada y su voz grave, de tono declamatorio, se popularizó en películas rodadas a su medida, caso de La mies es mucha (1948), de Sáenz de Heredia, y Balarrasa (1950), de José Antonio Nieves Conde, muestras representativas del cine religioso, sacerdotal y misionero. Su pareja cinematográfica más afortunada fue Analía Gadé, compañera de reparto en Viaje de novios (1956), Las muchachas de azul (1957), Ana dice sí (1958) y Luna de verano (1958). En esta faceta de actor no se limitó a las comedias, más o menos sofisticadas, sino que también intervino en producciones de hondo dramatismo.
Con Víctor Erice rodó El espíritu de la colmena (1973) y Pedro Olea lo dirigió en Pim, pam, pum... ¡fuego! (1975), dos de los títulos más prestigiosos de la década. Asimismo, colaboró junto al cineasta Carlos Saura en Ana y los lobos (1972), Mamá cumple cien años (1979) y Los zancos (1984). Reconociendo a nivel internacional esta meritoria labor, le fue concedido el premio de interpretación en el Festival de Berlín por El anacoreta (1976)
Valorado como uno de los actores más importantes del cine español, Fernán-Gómez ha desempeñado asimismo una notoria labor como director. La oscura versión que rodó en 1961 a partir de la pieza teatral La venganza de don Mendo, de Pedro Muñoz Seca, coincide en su tono de humor negro con El extraño viaje (1964). No obstante, su filme más alabado es El viaje a ninguna parte (1987), adaptación cinematográfica de un serial radiofónico escrito por el propio actor. En esta producción resumía los avatares de una familia de cómicos itinerantes, enfrentados a las penurias de la profesión durante la primera mitad del siglo XX
En su faceta de escritor, es notoria y reconocida su amplia labor creativa en los géneros de la novela y el teatro, que le ha reportado numerosas distinciones y galardones. Entre las narraciones extensas conviene recordar títulos como El viaje a ninguna parte (1985), que dio lugar a la versión cinematográfica; El vendedor de naranjas (1986); El mal amor (1987), un ameno divertimento metaliterario, finalista del Premio Planeta, que parte de la figura histórica del Arcipreste de Hita para abordar jugosas anécdotas y reflexiones acerca del amor y el sexo; El mar y el tiempo (1988); El ascensor de los borrachos (1993): La Puerta del Sol (1996), galardonada con Premio Fastenrath; ¡Stop! Novela de amor (1997); y El tiempo de los trenes (2004), donde evoca el mundo de las compañías teatrales desde los años veinte hasta comienzos de la posguerra. También incursionó en la novela negra con referencias históricas para crear una trama alrededor del Conde de Villamediana, azaroso personaje de la corte de Felipe IV, en Capa y espada (2001)
Como dramaturgo, su mayor éxito de crítica y público fue, sin lugar a dudas, Las bicicletas son para el verano (1977), obra galardonada en 1978 con el Premio Lope de Vega de Teatro, y convertida también en cinta cinematográfica por el director madrileño Jaime Chávarri. Además, Fernán Gómez es autor de otras piezas teatrales tan notables como La coartada y Los domingos bacanal (1985); Del rey Ordás y su infamia (1983); y Ojos del bosque (1986). En 2002 estrenó el monólogo Defensa de Sancho Panza, una pieza teatral que el autor bautizó también con el nombre de Neoplagio en dos partes sobre Don Quijote de La Mancha
Mención aparte merece su dedicación al género ensayístico y memorialista, al que ha aportado algunos textos imprescindibles para el estudio del cine y el teatro español del siglo XX, como El actor y los demás (1987) y Desde la última fila (1995). Entre sus libros de recuerdos y anotaciones biográficas cabe citar también los titulados Impresiones y depresiones (1987) y, sobre todo, El tiempo amarillo (1990), un magnífico relato autobiográfico publicado en dos volúmenes.